CIUDAD DEL VATICANO, 13 (AFP-NA). - La primera jornada
del cónclave histórico para elegir al sucesor del papa Benedicto
XVI terminó con un espeso humo negro en la chimenea de la Capilla
Sixtina, anunciando al mundo la falta de resultado en la primera
votación de los cardenales.
Los miles de fieles, turistas y curiosos que, armados de
paraguas, se congregaron en la plaza a última hora de la tarde de
este martes bajo una persistente lluvia para asistir a este
momento excepcional, recibieron con exclamaciones de decepción la
fumata, cuyo color no dio pie esta vez a ninguna duda.
"Estoy decepcionada pero aún así fue una sensación increíble
tener una señal de lo que pasa en el secreto del cónclave", dijo
la hermana Barbara, una monja de Nueva York.
Los 115 cardenales electores de 51 países de los cinco
continentes volverán a votar hoy, dos veces por la mañana
y otras dos por la tarde, a menos que alcancen un resultado antes.
Los purpurados "están en óptima forma", dijo el portavoz del
Vaticano, Federico Lombardi, que presenció su ingreso en el
escenario principal del primer cónclave con un papa vivo.
"El ambiente era muy serio y religioso", comentó.
El propio Lombardi había advertido el lunes que el resultado de
la primera votación iba a ser probablemente negativo.
En ausencia de un favorito claro, se barajan una decena de
nombres de cardenales, todos ellos conservadores, como el italiano
Angelo Scola o el brasileño Odilo Scherer, considerado el
candidato de la curia y que podría convertirse en el primer Papa
de América.
La secular ceremonia del cónclave comenzó a las 16H31 GMT,
cuando se cerraron las puertas de la Capilla Sixtina y los
purpurados quedaron completamente aislados del mundo exterior bajo
los magníficos frescos renacentistas de Miguel Angel.
Vestidos con sus paramentos rojos y el birrete cardenalicio,
los "príncipes de la Iglesia" juraron guardar, so pena de
excomunión, silencio sobre todo lo que ocurra en su
interior.
La duración del cónclave es incierta, aunque si la historia del
último siglo sirve de referencia, no debería prolongarse más de
cinco días.
La única indicación que se tendrá fuera de lo que ocurre dentro
del cónclave será el humo que desprenda la chimenea de cobre
situada a la derecha de la basílica de San Pedro, donde suelen
congregarse tradicionalmente numerosos fieles.
Cuando un candidato alcance los 77 votos necesarios para ser
elegido y acepte asumir la responsabilidad, el humo será blanco y
estará acompañado por el repique de las campanas de San Pedro.
El nuevo pontífice elegirá entonces el nombre con el cual
quiere gobernar y vestirá por primera vez la sotana blanca, para
ser presentado a Roma y al mundo y pronunciar su primer mensaje
"urbi et orbi" desde el balcón del Palacio Apostólico.
El ritual se había iniciado por la mañana en la basílica de San
Pedro con la misa "Pro eligendo Pontífice" en la que el decano del
colegio cardenalicio, Angelo Sodano, hizo un llamamiento a la
"unidad" de los católicos en un momento crucial para la Iglesia.
En su homilía, Sodano exhortó a los cardenales a "cooperar con
el sucesor de Pedro", en presencia de miles de fieles y autoridades.
"Los exhorto a comportarse de manera digna, con toda humildad,
mansedumbre y paciencia, tolerándose recíprocamente con amor,
tratando de conservar la unidad del espíritu a través del vínculo
de la paz", agregó Sodano, citando la Carta a los Efesios del
apóstol Pablo.
El influyente cardenal, que no participa en el cónclave por
haber superado la edad límite de 80 años, desencadenó una
atronadora ovación entre los presentes al rendir homenaje al
"luminoso pontificado" del ahora emérito Benedicto XVI, que el 28
de febrero renunció a su pontificado, tras anunciar pocos días
antes su inesperada decisión.
Sea quien fuera su sucesor, el nuevo Papa deberá hacer frente a
importantes retos, empezando por la situación inédita de vivir a
escasos metros del ahora papa emérito Benedicto XVI, que alegó
"falta de fuerzas" para seguir cumpliendo con su misión.
También tendrá que llevar a cabo reformas después de los
escándalos que estallaron durante el último pontificado, como el
de los abusos sexuales a menores o "VatiLeaks", la filtración de
documentos confidenciales del pontífice que reveló una trama de
abuso de poder en la Curia Romana, el gobierno central del Vaticano.
A estos problemas, se suma una pérdida de influencia de la
Iglesia debido a la disminución de fieles y a las críticas de una
parte de los católicos por hacer oídos sordos a los pedidos de
cambios del mundo moderno en temas como el papel de la mujer en la
Iglesia y la sexualidad.
Todos los cardenales, incluso los más ancianos, dedicaron la
última semana a examinar la situación de la Iglesia y esbozar el
perfil del próximo líder de los 1.200 millones de católicos
bautizados del mundo.