Editorial

Fuga de capitales

La fuga de capitales tiene sus vaivenes, y aun cuando las estadísticas sean irrefutables, van mostrando instancias muy diversas, que pueden adquirir el perfil con el cual se encare el desarrollo de la noticia, o en este caso del comentario. Es que por un lado tenemos, siempre según información oficial del propio Banco Central, que el año 2011 terminó con una ida de capitales del país hacia el exterior de 21.504 millones de dólares, prácticamente el doble de 2010 cuando fue de 11.400 millones de la divisa estadounidense. Dicho de esta manera, que es absolutamente real, se trata de una situación realmente caótica como igualmente preocupante, pero si en cambio se analiza solamente el último trimestre del año tenemos que durante el mismo "fugaron" 3.260 millones, que comparado con lo ocurrido en el anterior cuando emigraron 8.433 millones, la tendencia a la disminución fue muy significativa.

Además, consecuencia de las drásticas medidas impuestas por el Gobierno para controlar todos los movimientos relacionados con el dólar, tanto las restricciones internas como las que rigen para su envío hacia otros países, la baja será mucho más pronunciada aún en el primer trimestre de 2012. De todas maneras, aún cuando se alcance ese objetivo, lo aconsejable es que estas condiciones no se mantengan indefinidamente, pues resultan atentatorias con el arribo de inversiones, ya que muy pocos arriesgarán sus capitales en un sitio del cual después no puedan retirar sus ganancias. Si bien, debe dejarse en claro, que en más o en menos, a raíz de las circunstancias de crisis por las que están afectadas las economías, la mayoría de los países -por no decir todos- han adoptado disposiciones proteccionistas.

Así planteada la situación, y retrocediendo en el tiempo, tenemos -siempre con respaldo en cifras oficiales del BCRA- que desde 2003 en que comenzó la administración kirchnerista, la fuga de capitales ascendió a 87.380 millones de dólares, habiendo sido desde entonces uno de los grandes problemas por resolver.

Durante 2011, el último capítulo analizado por la entidad monetaria, se fugaron capitales en el primer trimestre por 3.676 millones de dólares, mientras que en el segundo se elevó esa suma a 6.125 millones, en tanto que el techo se produjo en el tercer trimestre -con las elecciones primarias del 14 de agosto en el medio del mismo- con 8.443 millones, para finalmente bajar drásticamente en el cuarto con los ya referidos 3.260 millones, nada menos que un 60% menos que su antecesor. Es que los controles dispuestos a partir de octubre, cuando comenzaron a minarse las reservas, llevados adelante por el BCRA y la AFIP, dieron resultados que pueden apreciarse claramente con esas cifras.

Aunque claro, y también debe tenerse en consideración, si bien por un lado se logró frenar la fuga de capitales en gran medida, también se originó el funcionamiento de un doble mercado para la divisa estadounidense: el oficial y el paralelo. El primero es sostenido por el Gobierno en nivel de aplastamiento, con muy escasas variaciones, mientras que en cambio el mercado negro, aunque sin llegar a exageradas diferencias, siempre se encuentra adelante 30 o 40 centavos, llegando incluso a desprenderse más cuando se produce alguna situación que trasluce preocupación por las condiciones financieras.

Digamos además, que la fuga de divisas del circuito financiero no es una exclusividad de este Gobierno, ya que existió desde siempre, con diferentes picos y variantes. Durante la gestión de Néstor Kirchner entre 2003-2007 el escape de divisas ascendió a un total de 17.245 millones de dólares, mientras que en los cuatro años de Cristina Fernández entre 2007-2011 ascendió a 70.135 millones.

De los 21.504 millones que desaparecieron del circuito financiero en 2011, 4.495 millones correspondieron a los giros de utilidades al exterior de parte de las empresas, significando una suba de 6 puntos en el mismo rubro respecto a 2010, aunque en el total la diferencia haya sido del 60%, lo cual permite concluir bastante claramente que el mayor volumen corresponde a los dólares que los ahorristas tienen capturados en cuentas locales y en el exterior, o bien en el "colchón", que estarían sumando 160.000 millones.

Autor: Redacción

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