Rafaela, 16, (AICA).-El presbítero rafaelino Antonio Mario Grande tuvo, este domingo 15 de diciembre, una doble y emotiva celebración en la parroquia Virgen de Guadalupe, en la lciudad santafesina de Frontera: por sus 45 años de vida sacerdotal (fue ordenado el 14 de diciembre de 1979 por el entonces obispo de la diócesis, monseñor Jorge Casaretto, en la catedral San Rafael) y por sus 70 años de vida, que cumplió hoy ,lunes 16 de diciembre.
La misa fue presidida por el arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari -amigo del sacerdote y compañero suyo en el Seminario paranaense en la década de 1970- y concelebrada por el actual obispo de Rafaela, monseñor Pedro Torres, y el presbítero Mario Gervasoni (secretario de monseñor Puiggari).
Participaron además de la celebración tres religiosas indias de la congregación Misioneras de la Caridad (fundada por la madre Teresa de Calcuta), laicos fronterenses, y familiares directos (hermanos y sobrinos) y amigos del sacerdote rafaelino de la época en que fue párroco de Nuestra Señora de Fátima, en Rafaela.
Durante la homilía, el padre Grande agradeció su vocación, recibida cuando era un joven estudiante en el Colegio San José, de Rafaela, destacando la necesidad de tener una actitud de escucha respecto del llamado de Dios, para mantenerse fiel y consecuente a lo largo de tantos años.
"Es importante prepararnos para celebrar la Navidad, renovando la esperanza con la llegada de Jesús, como así también el inicio del Jubileo de la esperanza 2025. A Dios no lo podemos sujetar, tenemos que hacer siempre su voluntad, caminando como peregrinos con una memoria agradecida, y con la presencia de María en la comunidad, escuchando con el corazón a la gente", testimonió el septuagenario sacerdote.
Al final de la ceremonia, monseñor Puiggari destacó la amistad que lo une con el padre Grande desde hace tantos años, especialmente marcada por la fidelidad al amor de Dios luego del llamado al sacerdocio, hace 45 años, el cual se fue renovando con el paso del tiempo en distintos lugares de la diócesis de Rafaela.
"Con Antonio, fuimos compañeros del seminario y seguimos vinculados estrechamente a lo largo de estos años. Me parece que es bueno compartir la alegría con los que se alegran; y, ya que hoy es un día importante para él, acompañarlo y realizar una acción de gracias a Dios por todo lo que sirvió a la Iglesia", expresó.
Finalmente, por su parte, monseñor Torres dijo: "Para cuidar la alegría, hay que ser agradecidos; la palabra Eucaristía significa acción de gracias".
"Quería dar gracias, por el don de la vida, a sus padres; y, en nombre de la diócesis, por su sí, su entrega, por su inquietud permanente para investigar y escribir libros, que es fruto de la búsqueda y de una mirada de la Iglesia universal, dando gracias por todo lo sembrado y por la fidelidad. Estoy profundamente agradecido por este sí: la Iglesia en la Argentina y en la región es la que celebra tus 45 años de ministerio", destacó.
Luego, al mediodía, fue el almuerzo a la canasta en el salón parroquial, al que asistieron más de 30 personas, entre las que había sacerdotes de las diócesis de Rafaela y de San Francisco.
Al atardecer del domingo, fue celebrada también una misa en la capilla Nuestra Señora del Rosario, del barrio Acapulco de la localidad de Josefina, donde el padre Grande también es párroco.
Luego, se hizo un pesebre viviente en el salón comunitario Mama Antula. A su término, la presidenta comunal Jorgelina Sicardi le entregó una plaqueta recordativa de agradecimiento al homenajeado.+