FILADELFIA, 28 (AFP-NA). - El papa
Francisco pidió el domingo en Filadelfia dejar de lado las
"divisiones estériles" y "proteger" al mundo, en una gigantesca
misa con la que cerró su exitosa gira por Estados Unidos tras
reunirse con víctimas de pedofilia.
"Nuestra casa común no tolera más divisiones estériles. El
desafío urgente de proteger nuestra casa incluye la preocupación
de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo
sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar",
dijo el papa.
En su despedida tras seis días de gira por Washington, Nueva
York y Filadelfia, el sumo pontífice argentino hizo un llamado a
la unidad, al diálogo y la tolerancia ante más de un millón de
personas, según El Vaticano, llegadas de todo el planeta para el
VIII Encuentro Mundial de la Familia.
Francisco, de 78 años, recorrió las calles de la ciudad del
este del país a bordo del papamóvil en medio de una ovación hasta
llegar al escenario gigante instalado en la avenida Benjamin
Franklin Parkway, constató la AFP. Al final de la misa se anunció que el próximo festival de
familias católicas tendrá lugar en Dublín, Irlanda, en 2018.
El papa partió de regreso al Vaticano por la noche luego de ser
despedido por el vicepresidente estadounidense Joe Biden en el
aeropuerto internacional de Filadelfia.
"DIOS LLORA"
Por la mañana, Francisco protagonizó una muy esperada reunión
con víctimas de actos pedófilos cometidos por sacerdotes, dijo que
"Dios llora" por esos abusos y les prometió que los responsables
"rendirán cuenta".
"Dios llora. Los crímenes contra menores no pueden ser
mantenidos en secreto por más tiempo", afirmó a los obispos
estadounidenses al informarles del encuentro poco después en el
Seminario San Carlos Borromeo.
"Me comprometo a la celosa vigilancia de la Iglesia para
proteger a los menores y prometo que todos los responsables
rendirán cuenta", agregó el primer papa del continente americano.
Francisco recibió durante una media hora a tres mujeres y dos
hombres "víctimas de abusos sexuales perpetrados por miembros del
clero, educadores y miembros de sus familias", según el Vaticano.
Filadelfia, ciudad de la costa este a medio camino entre
Washington y Nueva York, fue una de las más afectadas en Estados
Unidos por este escándalo en los años 1980.
El papa había hablado de lo ocurrido durante este viaje, pero
siempre de manera discreta. Su antecesor Benedicto XVI se había
reunido con víctimas en Boston en 2008.
Desde el ala más dura de los afectados, la red de
sobrevivientes de aquellos abusados por sacerdotes (Snap, por sus
siglas en inglés), la reunión fue "una simple operación de
relaciones públicas", según un comunicado.
VISITA A PRISION
En otro día con una agenda cargada, el papa cumplió con una
actividad que a menudo forma parte de sus viajes pastorales,
dirigiéndose a la prisión de Curran-Fromhold en las afueras de
Filadelfia.
"He venido como pastor pero sobre todo como hermano a compartir
su situación y hacerla también mía", dijo en un discurso antes de
estrechar la mano uno por uno a los presos sentados en filas en un
amplio hall.
En su mensaje en español, criticó que "es penoso constatar
sistemas penitenciarios que no buscan curar las llagas, sanar las
heridas, generar nuevas oportunidades", en un país que aplica la
pena de muerte.
Este décimo viaje del primer papa del continente americano
comenzó en Cuba, donde instó al país a continuar la senda de la
reconciliación.
Desde su llegada a Estados Unidos, Francisco
despertó una explosión de alegría, con multitudes que lo han
seguido a cada lugar en que estuvo.
Tratado como una estrella de rock, el papa se mantuvo firme en
sus principios de humildad y cercanía con los sectores más
vulnerables, desplazándose en un pequeño Fiat 500 o almorzando con
los sin techo en Washington.