Fomentar el deporte inclusivo*
por Silvina Forrester de Gorrissen - creadora de Las Lionas hockey inclusivo (Buenos Aires)
El deporte en mi vida
El deporte siempre fue muy importante en mi vida, a los dos años y medio ya tenía un palo de hockey en la mano, empecé a integrar equipos en el Club Belgrano a los cinco años.
El deporte en la familia
Todos mis hijos son deportistas, mi marido es muy deportista, practicamos todos los deportes, pero los que más nos gusta son en equipo porque pensamos que el deporte en equipo es una forma diferente de vivir, te enseña valores, te enseña a ser compañero, a ser perseverante, a tener paciencia, a compartir, a amoldarte, a aceptar. Mis mejores amigas las conocí a través del deporte. Creo que pertenecer a un equipo te hace crecer distinto, no? Después deportes individuales como el golf, siempre digo que es una disciplina de vida, porque tenés que acatar ciertas reglas y valores que si no las tenés, si no las vivís, no podés hacer ese deporte. Y en la familia mis hermanos, mi padre, mi marido, su familia, todos nuestros hijos, sus maridos novios, todos estamos rodeados por el deporte y nos hace muy bien a todos.
Ser padres, esa escuela propia
Creo que la casa y la familia es la primera escuela. Siempre consideré que lo más importante de la vida es lo que adquirís en tu casa de la familia, los valores, la forma de amar, la forma de relacionarte con el otro, así que para mí la familia es la escuela número uno, así como es la iglesia, mi familia es mi sagrada familia, y si querés, siendo educadora te vas dando cuenta un poco de cómo son las familias, por cómo se comportan, sin juzgar a nadie. Creo que para la humanidad la familia debería ser la primera educadora y la escuela acompañar esa educación que viene de la familia.
La llegada de Clara
La llegada de Clara fue muy, muy fuerte, ya teníamos tres hijos, Luli tenía cinco años, cuando Luli tenía tres perdí un embarazo, cuando Luli tenía cuatro perdí otro embarazo, y como me dijo mi obstetra otro hubiera tirado la toalla pero era muy fuerte. Yo tenía la necesidad, como que mi maternidad no estaba completa. Entonces la llegada de Clara que estuvo veinte días luchando realmente por su vida tenía problemas cardíacos, nació a las treinta y tres semanas por parto normal, yo sabía que iba a tener síndrome de Down. Iba a tener una cesárea pero vino solita, pidiendo vivir y luchando, es muy tesonera. Irrumpió así en nuestra familia, teníamos hijos de doce, diez y cinco, así que luchar codo a codo con tu hijita bebita durante esos días es como que todo el resto pasa a ser secundario, no? Siempre digo que si me hubieran dado a Clara, bueno, tomá ésta es tu hija, tiene síndrome de Down, llevátela a tu casa, no sé, hubiera estado más difícil, ahora, el haber luchado para que Clari viva y estar ahí, diez o doce horas por día, acompañando, en terapia, con respirador, y sí… igualmente siempre me gustaron los chicos con síndrome de Down. Dios sabe lo que hace. Pero bueno, la verdad que una vez que llegó a casa, fue fundamental empezar a convivir con ella, darte cuenta que era un bebito como cualquiera, no? Todos estos mitos que tenemos con la discapacidad y el síndrome de Down, por supuesto aprenden más lento, todo les cuesta más, pero también hace que valores más todo, que todo valga la pena. Yo maestra jardinera, otros tres hijos, y aprendí a jugar con Clara, me parece, en la parte de la estimulación. Y sus hermanos la alzaban como cualquiera, la llevábamos a todos lados. Clari siempre fue una más en nuestras vidas, con todo lo extra que le tenés que dar, todas las estimulaciones y las cosas que necesitan, pero bueno, siempre fue una fuente de amor en casa, la verdad es que lo elegiría cada día de mi vida.
Pensar en que los hijos practiquen y el propio entorno en un proyecto solidario
Siendo tan deportistas y viendo el bien que le hacía el hockey a Clara. Cuando esperaba su nacimiento siempre dije que se iba a destacar en algún deporte, no sé si destacarse desde ser la mejor o no, sino como que su vida iba a estar muy apoyada en un deporte. Después de pensarlo y de hablarlo con mi esposo muchas veces, un día estaba viendo a Los Pumpas, el seleccionado de rugby de chicos con capacidades diferentes, y le dije ¿Por qué no nos largamos? Entonces llamé al club, pedí una cancha que me dieron, hablé con las chicas de la primera división, llamamos a doce amigas de Clarita. Y ahí empezamos, la reacción de los padres fue espectacular, entrenábamos una vez por mes, ese fin de año, después de tres meses en dos mil diecisiete, terminamos con veinte jugadoras. Largamos en dos mil dieciocho con veinticinco, a mitad de año ya eran como treinta y cinco, ahí ya entrenamos dos veces por mes, y en dos mil diecinueve, la escuelita que tenía chicas desde quince años empezó a recibir chiquitas que era lo fundamental, porque cuanto antes empezás con esto, mejor. Ni hablar que las familias de las chiquitas encuentren este espacio que es increíble. Las Lionas, empezando por Clara y nosotros, le está cambiando la vida a mucha gente. No solo a los que participan como padres y jugadoras sino los que vienen a ayudar, los que vienen a mirar, los que nos ven por la televisión, por los diarios, en el mundo, en todos lados. Es una cosa impresionante. Estuve en los Panamericanos dando una charla en Perú para los países de Panamérica que tienen hockey sobre el parahockey, el hockey inclusivo, y fue una repercusión enorme, lo mismo acá en Argentina, empezaron en Mendoza, en San Juan, en Tucumán, en Córdoba, en Tandil. Es algo espectacular y la idea es llegar a un paralímpico en no mucho tiempo. Tenemos un viaje al exterior pendiente y para eso las chicas tienen que trabajar para juntar el dinero y tener una conciencia de que para que las cosas se puedan hacer tenemos que trabajar en equipo. Seguimos con lo del equipo. Así que socialmente les cambió la vida. Las chicas tienen fiestas, se juntan con Los Pumpas, las reconocen por la calle. Hemos ido a ver a Las Leonas, fotos con Las Leonas. Clari está de novia con un chico que conoció en Los Pumpas y ahora está en un proyecto similar que hizo su papá. Las mamás de las chicas que no tienen síndrome de Down, porque esto no es solo para las que tienen síndrome de Down me dicen “encontré un lugar de pertenencia porque no los tenía”. Clari de tres o cuatro amigas pasó a tener veinticinco. Las más grandes entrenan a las chiquititas, las ayudan, colaboran. Llega a la cancha la chiquita de ocho años corriendo a abrazar a una de Las Lionas grande. Es como algo que todos tenemos en la vida y lo damos por sentado, a estas chicas nadie les había dado la oportunidad, por ser diferentes, y en verdad, somos todos diferentes, todos. Por eso nunca te voy a decir discapacidad, porque no creo que las haya sino que todos somos capaces en distintas cosas, no?
La historia de Clara
Como conté, Clara nació porque Dios quiso, vivió porque Dios quiso, porque la verdad es que estaba muy, muy mal. Fue a jardín de infantes inclusivo, hasta primer grado no tuvo integradora, después hizo la primaria en un colegio que no tenía secundaria, fue a un colegio religioso en secundaria con integradora, toda la primaria fue a inglés donde aprendió alrededor de doscientas cincuenta palabras. Hoy todavía le puedo hablar en inglés. En quinto año por su promedio con currícula adaptada fue abanderada papal, la reconoció el rector. Y eso es algo que muestra la inclusión con todo. Con el cuarto promedio fue abanderada papal. Y en verdad ella era escolta de la bandera argentina por tener el tercer promedio pero por un tema religioso se dio de esa forma. Cuando se fueron de viaje de egresados ella no quiso ir porque iban a Bariloche y estando ellos allá, Clara fue la abanderada nacional. Eso demuestra que la medida de la perfección la tiene Dios, no los humanos. Y que el esfuerzo es recompensado. Así que es muy fuerte. Jugó al hockey desde los seis años, nadó desde los tres años, hizo matronatación, nada los cuatro estilos, la llevé a esquiar dos veces, juega al tenis, sabe jugar al golf, no te puedo explicar lo que baila, fue a comedia musical, es impresionante. Y hoy en día trabaja en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en la policía, en Parque Patricios, viaja en subte, en colectivo, tres veces por semana hasta allá y vuelve, y después lunes y miércoles va a la Facultad Di Tella que hace Cascos Verdes y los sábados va a la academia de modelos de Anamá Ferreira también en colectivo y subte. Tiene millón de amigas, está de novia, se ha ido a Villa Gesell en ómnibus a la casa de la familia del novio, veranea con amigas con los padres, vienen amigas a casa. Todo de corazón y se dio después de Las Lionas. Por más que ella siempre estuvo integrada y tuvo una vida muy activa, es como que encontró su lugar en Las Lionas. Y por toda su trayectoria de hockey es muy hábil Clara y sus amigas la votaron capitana. Todas las chicas encuentran un lugar, cada una en su nivel. La que no podía ni mirarte a la cara, hoy te mira, sonríe, te choca las manos, chicas que no entraban a la cancha viajaron con nosotros a San Juan en avión, a Mendoza, a Tandil en ómnibus, es algo impresionante y por eso lo quisimos abrir a la sociedad, porque era un egoísmo guardar esto para nosotros. Yo lo disfruto, para mí es un bálsamo para el alma, para mi marido también que es coach y entrena rugby en Belgrano.
*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raúl Vigini a Silvina Forrester de Gorrissen
De yapa: Una reflexión de Clarita
Me llamo Clara Gorrissen, tengo 21 años, me dicen Clari, tengo mi familia, tengo novio que se llama Manu. Hago hockey que me encanta y soy la capitana de Las Lionas. Las Lionas me cambió la vida y es como otra familia. Tomo mate que me encanta. Hago de todo. Me gusta pintar mandalas, bailo, hago gimnasia. Me gusta salir a la noche, bailar, tengo muchas amigas, ir al boliche. Estoy haciendo otras cosas importantes. Voy a la facultad y trabajo. Voy a la escuela de modelos de Anamá Ferreira. Viajo sola en subte y en colectivo. Me siento plena, me dan mucho cariño. Estoy muy agradecida a mis padres y a toda mi familia. Les mando un beso y un saludo a ustedes. Los quiero mucho.