Automotores

FIA: cambio de reglamento

Al comienzo de la temporada 2014 de la Fórmula 1 levantó mucha polvareda. Los organizadores del Gran Premio de Australia; Bernie Ecclestone, director general de la FOM, empresa que maneja la categoría, y buena parte del público quedaron desencantados con el sonido y las prestaciones de los nuevos motores V6 Turbo, con los recaudos de los pilotos para no quedarse sin combustible (limitado a 100 kg durante la carrera) y el escaso atractivo deportivo en la pista.

Hasta fines de 2013, la Fórmula 1 (máxima categoría del automovilismo mundial) utilizaba motores nafteros atmosféricos V8 de 2.4 litros, que entregaban unos 750 HP de potencia máxima. Ahora deben portar propulsores V6 1.6 con turbocompresor, que les permite conseguir una potencia de 600 CV.

¿Por qué la FIA cambió el reglamento?, se preguntó La Nación, y la respuesta tuvo que ver con que la premisa básica fue dar un ejemplo de cuidado del medio ambiente, sumándose a la tendencia, que según la FIA sigue la industria automotriz, hacia el downsizing (reducción de la cilindrada de los motores) y la consiguiente disminución en el consumo y las emisiones de CO2 y otros gases nocivos.

¿Pero esto es así? Sólo en parte. Sin ir más lejos, entre los participantes de la F1 están Ferrari y Mercedes-Benz, en cuyos catálogos cuentan con modelos de calle superdeportivos, equipados con motores de alta cilindrada y potencia (aunque eso sí, cada vez consumen menos), que siguen siendo valorados y adquiridos en todo el mundo.

Además, desde hace años, en todos los salones del automóvil la mayoría de los fabricantes exhiben modelos eléctricos e híbridos. Pero al lado hay stands con tremendos superdeportivos con motores de 8, 12 y hasta 16 cilindros que superan largamente los 330 km/h. Entonces, ¿hacia adónde va realmente la tecnología automotriz?

Autor: REDACCION

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