Editorial

Femicidios, ausencias del Estado

Cada Día Internacional de la Mujer nos interpela con una fuerza brutal, nos coloca como sociedad frente a un espejo con la obligación de romper los niveles de hipocresía y nos propone un autoexamen con una sinceridad plena que tal vez puede ser cruel. En cierta forma es una oportunidad para trazar una balance sobre avances y asignaturas pendientes en los asuntos de género, aplaudir los logros compartidos y determinar cuánto falta para alcanzar una sociedad mejor. 

La multitudinaria manifestación en el Congreso nacional contra la violencia machista, y también en reclamo de una ley que legalice el aborto, pintó la aldea argentina de estos días, aunque claro que el debate perdió cierto impulso a raíz de otras problemáticas que en la actualidad se hace lugar a los empujones en la agenda pública, como el coronavirus que hoy impacta en todos los ámbitos, desde la economía hasta los eventos masivos, desde el fútbol hasta el automovilismo o los congresos donde se presentan las novedades en tecnología de comunicaciones o del sector automotriz. Con las cuarentenas que paralizan ciudades, y ahora países como el caso de Italia, esta epidemia lo cambia todo en las zonas más afectadas, desde ir de compras al supermercado hasta el acceso a las escuelas o al trabajo. 

En este contexto de mundo alterado o revuelto, se renovaron las consignas para alcanzar la igualdad de género y un sistema de protección de la mujer de la violencia machista. Y este debate suele tener como punto de partida la problemática de los femicidios: en 2019 se cometieron en total 299 en todo el país, según el informe anual realizado por el observatorio "Adriana Marisel Zambrano" de la asociación civil La Casa del Encuentro, que confirmó que es el 

número más alto desde 2008, año en el que se comenzaron a elaborar los reportes.

El informe anual, del que es imposible abstraerse sin sentir dolor, angustia y hasta vergüenza, detalla que desde el 1 de enero al 31 de diciembre del año pasado ocurrieron en el país 299 femicidios y femicidios vinculados de mujeres y niñas; 20 femicidios vinculados de hombres y niños; mientras que 341 hijas e hijos quedaron sin madre, de los cuales el 60 por ciento es menor de edad. 

La lectura de las conclusiones de este documento también pueden causar bronca e indignación al considerar que 33 mujeres habían denunciado a los agresores y 25 femicidas tenían prohibido acercarse a la víctima o tenían exclusión del hogar. Estas situaciones reflejan que más allá de los avances en materia de legislación, asignaciones presupuestarias y creación de organismos específicos para ocuparse de la problemática de la violencia de género que trabajen en conjunto con organizaciones de la sociedad civil, todavía falta un largo trecho. La sensación es que se trata de muertes que podrían haberse evitado de existir una mejor respuesta del entramado institucional, principalmente de aquellas áreas específicas de cualquier nivel del Estado. 

Un caso emblemático de la fallida acción estatal (o la inacción) es el de Fátima Acevedo, la joven desaparecida el 1 de marzo al salir de la Casa de la Mujer de Paraná y hallada el domingo último asesinada dentro de un pozo en la capital entrerriana. La víctima había denunciado por violencia de género en seis oportunidades a su ex novio -actualmente detenido por el femicidio- desde 2017 y hasta días antes de ser vista con vida por última vez. A su vez, se conocieron una serie de mensajes de audio de WhatsApp enviados por la propia víctima a sus amigas en los que cuestionó a la Policía y la Justicia por no hacer nada respecto a esas denuncias.

En una actitud indignante, el Ministerio Público Fiscal de Entre Ríos aclaró el lunes, tras el hallazgo del cadáver, que la víctima contaba desde el 17 de febrero con un botón antipánico en su celular, el cual nunca se activó. Es algo así como responsabilidad a Acevedo de su propio destino y quitarse la responsabilidad de encima...

El informe de La Casa del Encuentro, también explica sobre las estadísticas del 2019 que 21 femicidas pertenecían a una fuerza de seguridad o estaban retirados, y 63 son los que se suicidaron tras cometer el crimen. En tanto, en el reporte, se detalla que once víctimas estaban embarazadas y 32 tenían indicio de haber sido abusadas sexualmente. Además, entre los casos registrados se cuentan siete transfemicidios/travesticidios, cinco víctimas de trata, y tres eran de pueblos originarios y 12 migrantes. Respecto a la distribución geográfica, el informe precisa que en la provincia de Buenos Aires se registraron 107 femicidios; 29 en Santa Fe; 22 en Córdoba; 16 en Salta; 13 en Tucumán; 12 en Misiones y en Chaco; 10 en la Ciudad de Buenos Aires y 9 en Mendoza, entre otras. 

Más allá de las conquistas, el balance sobre violencia sexista es muy negativo en tanto y en cuanto continúen los femicidios. El caso de Fátima debe movilizar a todos los argentinos para mejorar la respuesta institucional ante las denuncias.   




Autor: REDACCION

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web