Editorial

Fantasma del default

El presidente Barack Obama no puede enderezar la economía de los Estados Unidos, aún habiendo realizado toda clase de intentos, aunque, para muchos analistas en forma equivocada. Es que el enorme flujo de dinero no debió haberse direccionado para salvar a las grandes corporaciones, sino inyectarlo en pequeñas sumas con formas de créditos y préstamos destinados a la población, que es la que moviliza el consumo, y por lo tanto promueve la actividad y generación de empleos. Las grandes compañías en cambio, en primer lugar se salvaron ellas mismas, y después, si les sobró algo, lo destinaron para la promoción de la actividad económica. Palabra más, palabra menos, este es el concepto que prevalece entre los economistas estadounidenses de la oposición, a quienes lo hechos parecen estar dándoles la razón.

Cuando quedan pocos meses para las elecciones, y por lo tanto urgen las medidas que puedan comenzar a revertir una situación realmente difícil -al extremo de haber comenzado a sobrevolar el fantasma del default sobre la mayor potencia económica mundial-, desde la Casa Blanca se admitió comenzar a recortar los gastos sociales, que era justo lo último que Obama tenía en su mente y que nunca hubiese querido hacer, pero no teniendo otro camino por delante, aceptó afrontar, con lo cual es un hecho que las condiciones de los estadounidenses que tienen los problemas más serios, en lugar de encontrar alivio, se agraven de ahora en adelante.

El límite fijado para los Estados Unidos es el mes de agosto, ya que según el Tesoro de ese país, al comenzar ese mes ya muy cercano, se podría entrar en cesación de pagos si el Congreso no autoriza un nuevo límite para la deuda pública. Es que en este momento los compromisos con acreedores locales y externos ascienden a 14,3 billones de dólares, una suma que es casi igual que el tamaño de toda la economía estadounidense.

Es muy probable que finalmente el default no se concrete, especialmente por la admisión de parte de Obama de aceptar ajustes, con lo cual la oposición republicana  podría aceptar subir el límite de la deuda en tres cuotas durante 2012, otorgando un nuevo período de maniobra para intentar una recuperación mucho más efectiva y precisa que hasta ahora, en que los resultados fueron deficientes.

De todos modos, cualquiera sea la salida, las responsabilidades políticas de todo lo que viene sucediendo son casi exclusivamente de Obama, ya que nunca se responsabiliza a la oposición, aunque ponga trabas, por lo que ocurre en la economía. La cual, si bien fue recibida maltrecha por Obama, ya tuvo el tiempo más que suficiente como para haber comenzado a enderezarla, pero en cambio, sigue la baja del empleo que impacta en la actividad, a lo cual ahora habrá que agregarle los recortes sociales, que empeorarán mucho más todavía la situación que quienes quedaron más afectados por la crisis de la burbuja inmobiliaria.

Es cierto que Obama recibió un "agujero fiscal" gigantesco de parte de su predecesor George Bush, por lo cual es evidente la responsabilidad que también les cabe a los republicanos, quien cabe también decirlo, cuando accedió a la presidencia había recibido una situación en superávit de las finanzas públicas por parte del demócrata Bill Clinton. Sin embargo, durante su mandato Bush realizó erogaciones récord por sus intentos bélicos, especialmente en Afganistán e Irak, en tanto que simultáneamente  redujo impuestos a las clases más ricas como así también a las empresas, lo cual repercutió como no podía ser de otra manera con una menor recaudación. 

De esa manera Estados Unidos quedó en una perspectiva de déficit crónico, haciéndose cargo Obama, quien ya tuvo el tiempo necesario para dar señales de alguna mejor forma de recuperación, sin poder concretarlo, especialmente por haber equivocado el direccionamiento de las grandes sumas de ayuda que destinó el gobierno, que siempre privilegió a las grandes corporaciones por sobre la ayuda directa a la gente, que en definitiva es la que moviliza el consumo, al cual se apunta como único capaz de sacar a la producción de su estancamiento

Aunque el debate viene siendo muy fuerte entre demócratas y republicanos en el Congreso, es factible que finalmente se autoricen 2,5 billones más para ampliar el techo del endeudamiento, que llegaría de esa forma al 120% de su propio PBI. ¿Correrá Estados Unidos igual suerte que algunos de los países europeos más afectados?

Autor: Redacción

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