Editorial

Falta infraestructura

Prácticamente toda Latinoamérica, con sólo algunas pocas excepciones, tuvo una última década realmente importante en materia de crecimiento económico, haciéndolo a razón de una tasa anual promedio que estuvo en los 5 puntos, lo cual proporcionó una posibilidad realmente interesante, como lo es incrementar la inversión en infraestructura. Lo cual, sin embargo, no fue aprovechado en la forma debida, pues en los últimos tres años se ha observado un claro estancamiento en ese sentido, e incluso algunos países determinados, como el caso de la Argentina, desaprovecharon la ocasión, pudiéndose mencionar en nuestro caso concretamente, que de estar autoabastecido en materia energética se pasó a una cada vez mayor dependencia.

Prácticamente todos los organismos que llevan estadísticas en base a relevamientos sobre la región latinoamericana, coinciden en que se está necesitando un brusco cambio en cuanto a la inversión destinada para obras de infraestructura, concretamente para puertos, energía eléctrica, gas, transporte, agua y telecomunicaciones.

Desde 2010 que la inversión en infraestructura se mantiene estacionada, levemente por debajo del 3% del PBI, habiéndose conocido uno de los documentos más directos sobre la inversión que requiere la región, a mediados de octubre pasado cuando la realización de la cumbre de jefes de Estado iberoamericanos y el Caribe en Panamá, el cual estuvo a cargo de la Corporación Andina de Fomento titulado "La infraestructura en el desarrollo integral de América Latina", aconsejándose a los países a duplicar la inversión en infraestructura.

En ese documento se señala, de acuerdo lo dice una nota firmada por Carlos Boyadjián publicada en el suplemento Eco del diario Clarín "que la inversión anual en infraestructura en América Latina es del orden de los 145.000 millones de dólares", una cifra cercana a 3 puntos del PBI, aunque dejándose en claro que lo recomendable es alcanzar los 5 puntos del producto regional, para de esa manera los países poder apuntalar lo más convenientemente su crecimiento económico y sostener a la vez su producción de bienes y servicios, con lo cual se lograría el objetivo de poder abastecer a la creciente demanda interna y simultáneamente de los mercados internacionales.

Si bien ese es el objetivo por todos conocidos, pocas veces se cumple, incluso en períodos de crecimiento como nunca antes tuvo América Latina de manera tan sostenida y afianzada, ya que lo habitual es "correr desde atrás". Es que aun cuando en la región hay muy importantes inversiones en infraestructura, sean del sector público como también del privado, la mayor parte proviene siempre del área estatal, habiéndose conocido de acuerdo con algunos cálculos, que lo destinado a infraestructura está en el orden del 10% y 30% del gasto público.

Un aspecto que trata de alentarse, según lo desarrolló el documento de la Corporación Andina de Crecimiento, es la mejoría de la productividad, es decir, poder hacer más con menos, lo cual significaría como primer objetivo que con igual inversión a la efectuada en estos últimos años, se podría haber conseguido muchas más y mejores obras. Es que "cada punto porcentual de mejora en la productividad implica un ahorro de 1.500 millones de dólares", siendo muy sencillo de advertir lo que podría alcanzarse con una inversión de esa naturaleza, ya que con 12.500 millones de dólares anuales de inversión de aquí a 2030 estaría asegurado el servicio de agua potable para toda Latinoamérica.

Se destaca a través de este informe que salvo en telecomunicaciones -sector en el cual la telefonía celular tiene una alta explicación- , en las demás áreas en Latinoamérica se advierten muchas dificultades por la escasa inversión. Tenemos por ejemplo, según reportes de organismos internacionales, que en la región hay un notorio déficit en cuanto a transportes, especialmente por las altos costos operativos, siendo entre 16 y 25 por ciento más elevados que en los países con alto nivel de desarrollo.

Un dato muy elocuente que expone con claridad la situación, es que durante 2012 las pérdidas registradas en América Latina debido a cortes eléctricos ascendieron a 68.000 millones de dólares, mientras que el deterioro de mercadería al ser transportada ascendió a 70.000 millones de dólares.

Autor: REDACCION

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