Por Víctor Hugo Fux

La mañana rafaelina no quiso ser menos que la inflación y al momento de ordenarse la partida del Gran Premio de Baquets, con Patricio Di Palma agitando la bandera argentina frente al palacio municipal, la temperatura se contabilizaba en una cifra.

A la hora señalada, ni un minuto antes ni un minuto después, más de una veintena de máquinas, encabezadas por la cupé Chevrolet 1938 compartida por la experimentada dupla Belinde - Gagliesi, inició un recorrido de más de 150 kilómetros, en su gran mayoría por caminos rurales, con un frío intenso marcando presencia, como habría de ocurrir durante buena parte de la jornada sabatina.

Los 6 grados no se constituyeron en un obstáculo, en definitiva, para quienes tomaron la partida en este Gran Premio Automóvil Midgets Club Sunchales, que en la primera fila también vio largar al intendente Leonardo Viotti y a la secretaria Patricia Imoberdorf, sobre uno de los veinte autos descubiertos.

Los más fanáticos desafiaron a la baja temperatura, acercándose a la Plaza 25 de Mayo, para asistir al lanzamiento de una prueba recreativa que luego de iniciar el trayecto previsto hacia el norte por el bulevar Lehmann, pasó frente al autódromo “Ciudad de Rafaela” para internarse en la tierra, con destino a Fronterita, la primera referencia de una larga travesía.

Después fue el momento de transitar por la localidad de Lehmann y más adelante se concretó la primera neutralización con el ingreso a la granja La Serena, en jurisdicción de Ataliva. Fue una parada breve, para estirar las piernas y recuperar energías para afrontar el siguiente tramo,. Humberto 1° estaba aguardando a pilotos, navegantes y quienes ocupaban los vehículos de rescate.. La bienvenida estuvo a cargo del intendente Mauro Gialabert, que compartió un agasajo en las instalaciones de la Sociedad Italiana Nueva Roma.

Tras esa pausa, el siguiente paso se registró por la localidad de Colonia Raquel, para seguir avanzando hacia Sunchales, donde hubo dos paradas. La primera en el Automóvil Midgets Club Sunchales, donde ofició de anfitrión Osiris Trossero. Y la segunda en la empresa Collino Machines, radicada en el Parque Industrial, con Leo Collino acompañando al grupo en una recorrida previa a un asado campestre que todos degustamos en un lugar parquizado y que ofreció a todos los visitantes muy buenas comodidades para disfrutar de un momento agradable y distendido.

Otra vez, los caminos de tierra plantearían una nueva exigencia para hombres y máquinas, con nubes de polvo suspendidas que obligaban a circular con lógica precaución y constante atención por las dificultades generadas por ese panorama.

Un rodeo a la plaza de Egusquiza marcó la siguiente anotación en la hoja de ruta, que tenía apuntado como siguiente pausa a Capilla Fassi, donde el agasajo tuvo como ámbito de su realización a la Escuela de esa población, con un reparador café, bien caliente, para atenuar el frío que nuevamente apretaba por la caída del sol que se vislumbraba bastante cercana. Tortas artesanales y pastelitos, completaron un tentador menú en la última parada efectiva.

Más adelante, Presidente Roca, fue el prólogo de la última parada frente al monolito que recuerda el lugar donde se largó la primera edición de las siempre añoradas “500 Millas Argentinas”, en el viejo circuito que se ubicaba en la prolongación del bulevar Presidente Roca.

El tramo final, nos condujo hacia la circunvalación, donde abordamos la colectora que nos depositaría, tras recorrer el camino que pasa detrás del curvón norte del autódromo, hasta el bulevar Lehmann. La travesía había culminado exactamente a las 17:00, para reanudarse la marcha hacia el destino esperado: el bulevar Santa Fe, con las baquets y los Torino -que habían tenido su Encuentro Nacional en el Templo de la Velocidad- rumbo a la muestra estática, que se desarrolló con un notable marco de público en el corazón de Rafaela, una ciudad que volvió a vivir con intensidad otra fiesta del deporte motor.