Editorial

Evitar otras inundaciones

Frente a las recientes precipitaciones en la zona de influencia no son pocos los que están pensando que de seguir pudiera repetirse el escenario de inundaciones que hubo en los primeros meses del año pasado.

Las poblaciones más anegadas en aquella oportunidad fueron Bauer y Sigel, Josefina, Aurelia, Santa Clara de Saguier, entre otras, en el departamento Castellanos, especialmente en los campos, donde tuvieron que evacuar los animales y con pérdidas millonarias en la producción de la soja.

Uno de los productores afectados había sido Claudio Aragno, de Bauer y Sigel, quien tuvo inundado su campo y perdió las cosechas de soja en las campañas de diciembre de 2012 y febrero-marzo de 2014. A pesar de haberse declarado la emergencia agropecuaria en los departamentos Castellanos y Las Colonias, "lamentablemente, no recibimos ninguna ayuda gubernamental. Por este motivo, tuvimos que vender un tractor y endeudarnos", se quejó Aragno ayer ante la consulta de LA OPINION.

Tiempo atrás en la provincia de Córdoba hicieron obras hidráulicas que cuando llueve desde San Francisco viene el agua para el este, pero faltaban las obras de canalización, especialmente para que funcione correctamente el canal Vila-Cululú.

"Iniciaron las obras de canales para encauzar el agua que viene de Córdoba, pero se encuentran entre un 30 y 40%, pero si vinieran precipitaciones abundantes se complicaría nuevamente la soja sembrada", agregó.

Esta falta de previsibilidad de los gobernantes no solamente se da en la provincia de Santa Fe. En la provincia de Buenos Aires ocurre una situación similar. De abril a septiembre de 2014, buena parte de la provincia bonaerense estuvo bajo el agua. Diecinueve distritos fueron declarados en emergencia y/o desastre por parte de la Comisión de Emergencia y Desastre Agropecuario de la provincia de Buenos Aires.

Si se tomaran las últimas inundaciones que sufrió la provincia de Buenos Aires, es evidente que aumentaron tanto la frecuencia como el riesgo de sufrir pérdidas en la producción. Un hecho incontrastable es que las napas en buena parte de la provincia se encuentran muy altas, a poca profundidad del suelo, por lo que se necesitan muchos menos milímetros de lluvia como para que estos sufran inundaciones. 

Este incremento en la recurrencia de los anegamientos se debe a una multiplicidad de factores. En algunos de ellos el hombre puede intervenir como para evitar o morigerar los efectos, mientras que en otros, como el cambio climático o los ciclos húmedos, sólo se pueden tomar como un dato de la ecuación productiva.

Pero la política agropecuaria que implementa el Gobierno no es neutra, sino que es uno de los factores que aumentan el riesgo de tener excesos de agua en los campos. Las restricciones y falta de estímulo al cultivo del trigo provocaron en los últimos años una caída en la cantidad de hectáreas destinadas a cultivos invernales que afectó el balance hídrico de los suelos. 

La falta de infraestructura es la gran asignatura pendiente del gobierno de Buenos Aires. Hasta el momento no pareciera haber tomado nota de esta situación y se pone en evidencia la falta de una solución integral y definitiva para el manejo del agua. ¿Cuál es la solución que plantean las autoridades provinciales? La solución se basa en el Plan Maestro Integral para la Cuenca del Río Salado, que fue el resultado de un estudio que a fines de los 90 la provincia de Buenos Aires encomendó a la consultora inglesa Sir William Halcrow & Partners con el financiamiento del Banco Mundial y para elaborar un plan de recursos hídricos con el objetivo de terminar con el problema de las inundaciones. "Se estima que se ha ejecutado tan solo el 40% del total de las obras del Plan Maestro Integral para la Cuenca del Río Salado", dijo el diputado Carlos Brown, un total de 700 millones de dólares de los 1800 millones del presupuesto inicial. Su ejecución comenzó en 2002, cuando se constituyó el Fondo Hídrico y se obtuvieron los fondos para su iniciación. Se estableció un plazo de 11 años para la concreción de las obras para unas 17 millones de ha.

Con los actuales cambios climáticos producidos mayoritariamente por la intervención negativa de algunos actores sociales a través de la capa de ozono, la deforestación, el recalentamiento global, el excesivo uso de plaguicidas, entre otros, es muy común que se produzcan casi permanentes tormentas tropicales que en muchos casos originan inundaciones.

¿Tan insensible son los gobernantes actuales y anteriores de Santa Fe y Buenos Aires que miran para el costado desde hace años, demorando las obras correspondientes para un buen drenaje de agua, lo que generan inundaciones y pérdidas en la producción?

Autor: REDACCION

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