Suplemento Economía

¿Esta vez sí?

El deterioro de la actividad económica parece más cerca de tocar

su piso mientras la duda es si la magnitud del crecimiento

vaticinado para 2017 alcanzará para empezar a revertir un

escenario social muy complejo, que mantiene a un tercio de la

población en la pobreza e inunda las calles de piquetes. 

¿Será que esta vez sí la Argentina empieza a revertir la

recesión, como viene prometiendo el gobierno desde hace meses?

Habrá que esperar el verano para tener indicios oficiales sobre si

se confirma un cambio de tendencia.

En lo inmediato, el comportamiento de las ventas para las

Fiestas, que podría mostrar un repunte más o menos firme, podría

encender alguna luz al final del largo túnel que atraviesa la

economía.

El gobierno cree que la reforma de Ganancias, que alivia a

futuro el escenario de ingresos, sumado a otros incentivos a

jubilados y beneficiarios de planes sociales, puede contribuir a

mejorar el clima socioeconómico.

"Lo que queríamos hacer en un año, lo tendremos que hacer en

dos", se sinceró un colaborador de la esfera de Economía.

Isela Costantini, la renunciante presidenta de Aerolíneas

Argentinas, podría ser un indicio de que el gobierno buscará

imprimirle mayor celeridad a la solución de enormes desajustes en

distintas actividades.

La administración de Mauricio Macri pronosticó primero que en

el segundo semestre llegaría la salida de la recesión, pero esa

estimación quedó trunca, en especial tras conocerse que uno de

cada tres argentinos está en la pobreza.

Ese dato, transparentado por el INDEC luego de varios años de

oscurantismo estadístico, sumado a los más de 120 mil despidos

entre el sector público y privado, fueron un golpe anímico para

las expectativas de los consumidores.


Una buena porción de la población, en especial los sectores

sociales de menores recursos, que destinan casi todos sus ingresos

al consumo, retrajeron sus compras.

Las clases medias, con cierta capacidad de ahorro, optaron por

desensillar hasta que aclare y pusieron la plata a plazo fijo (el

Banco Central llevó las tasas a las nubes), compraron divisas y

algunos hasta se animaron a las Lebacs.

Así, interpretan distintas consultoras, más del 90 por ciento

de los consumidores optaron por comprar lo indispensable, lo cual

tuvo un fuerte impacto sobre el mercado interno, que se tradujo en

una parálisis de alto calibre en el comercio y los servicios.

A esto se sumó el impacto que la caída de la economía brasileña

continuó teniendo sobre el sector automotriz y de manufacturas,

que emplean mano de obra intensiva.


Lo mismo ocurrió con la construcción, fuertemente afectada en

la primera mitad del año por la parálisis de la obra pública.

La frutilla del postre la puso el aumento de tarifas y el alza

de los combustibles, que terminaron de provocar sequía en los

bolsillos.

Proyecciones privadas señalan que, después del sector estatal,

la actividad de la construcción fue la que más empleos perdió en

el primer semestre.


Ese cuadro de situación explicó buena parte de la caída de la

actividad económica en la primera mitad del año, y entorpeció la

promesa de recuperación en el segundo.

Lo que el gobierno no calculó fue que se produciría un fuerte

arrastre hacia la segunda mitad del año que terminó provocando el

retroceso más fuerte del 2016: 3,8% en el tercer trimestre.

Hilando fino en esa estadística el gobierno cree ver una

perspectiva positiva, porque la actividad económica del tercer

trimestre sólo descendió 0,2% con relación al segundo.


La consultora de Orlando Ferreres sumó cierto optimismo: prevé

que "si bien el año terminará siendo recesivo, las perspectivas

para el último mes del 2016 son positivas gracias a la mejora

esperada en la producción de trigo y un mayor ingreso disponible

por parte de los hogares".


Igual, los datos conocidos hasta ahora proyectan una caída

cercana al 2,5% para cuando concluya el 2016.

En el gobierno son optimistas, o al menos buscan transmitir

cierta confianza.

Destacan que Mauricio Macri superó la mayoría de los obstáculos

lanzados por sectores de la oposición, especialmente el último,

cuando casi termina en una crisis por la reforma del impuesto a

las Ganancias.


La foto del presidente brindando con los caciques gremiales,

pocas semanas después de que los sindicatos le hicieran una

protesta de alto calibre frente al Congreso por la Emergencia

Social, tal vez refleje el clima de los tiempos de negociación que

prometen profundizarse en los próximos meses.


Es que se viene un año electoral en el que Cambiemos deberá

remar con fuerza ante el viento en contra para los países

emergentes que llegaría del Estados Unidos de Donald Trump.


Autor: José Calero

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