Uno de los indicadores más utilizados para percibir el grado de bancarización de una economía es el stock de préstamos al sector privado en relación al PBI de una economía. Para el caso de nuestro país, este ratio alcanzó para el año 2012 un valor equivalente a 18,4% y, si bien registró un crecimiento de ocho puntos porcentuales respecto al guarismo de 2003, es muy exiguo si se lo compara con los demás países de la región, según sostiene el Instituto de Investigaciones Económicas (IIE) de la Fundación Libertad en su columna El Dato de la Semana.

En forma concreta, de acuerdo a datos del Banco Mundial, la relación entre el crédito al sector privado y el PBI alcanzó el año pasado un promedio de 39,4% para la región -más del doble del que ostenta nuestro país-, observándose el número más alto en Chile con el 73%, seguido por Brasil con el 68%.

Por otra parte, al tomar los datos de la serie histórica para Argentina desde el año 1960, el valor medio es precisamente del 18%, lográndose el valor más alto en 1989 (39%) y el más bajo en 1964 con el 10,1%. Además, con excepción de dos años (1981 y 1989), el ratio de Argentina siempre estuvo por debajo del promedio para América Latina en las cinco décadas analizadas, puntualizó el IEE.

"Muchos factores son los que inciden para que Argentina exhiba tan pobre performance en este indicador. La inestabilidad macroeconómica y los períodos inflacionarios con tasas de interés reales negativas que han signado nuestra economía durante décadas –y lo siguen haciendo- tienen sus implicancias en los créditos dirigidos a la esfera privada", subraya a la hora de bucear en las explicaciones. 

Asimismo, considera que "la incertidumbre y la desconfianza de los agentes económicos en el sistema financiero luego de confiscaciones y “pesificaciones”, siguen vigentes" y merman cualquier clima de confianza que se pretenda construir. "También, el alto grado de informalidad que padece nuestro mercado laboral (35%) influye en un menor acceso al crédito", agrega.

Por otro lado, afirma que "la expansión crediticia observada en los últimos años estuvo más bien ligada al consumo y no tanto a la inversión y a los préstamos de largo plazo, estos últimos constituyen una herramienta fundamental para el desarrollo sustentable, política hoy ausente en nuestro país".