Editorial

Es posible revertir el cambio climático

Quienes piensan que no hay soluciones efectivas para revertir el cambio climático son tan nocivos para el medio ambiente como aquellos que niegan su existencia.

No es fácil encontrar la salida al que se puede calificar como el problema más grave que enfrenta hoy la humanidad, pero con acciones concretas es posible ir reduciendo sus efectos devastadores.

La reforestación es una de esas causas comunes que debería congregar a la población mundial y servir como bandera de la recuperación del Planeta.

El cálculo, hecho y publicado recientemente por el Crowther Lab de la Escuela Politécnica Federal de Zurich, en Suiza, es que si se consiguiera sembrar con árboles un billón de hectáreas de tierra adicionales a las que quedan hoy, se empezaría a atenuar la crisis climática actual.

Eso sería como realizar una gran siembra en todo el territorio de los Estados Unidos, lo que demuestra que no es una tarea fácil, pero tampoco inalcanzable si hay voluntad de los gobiernos y compromiso de las sociedades.

Por supuesto, el primer paso es detener la deforestación o por lo menos evitar que crezca a un ritmo mayor que la reforestación, como sucede en la Amazonia brasileña donde en el 2018 se talaron 1,35 millones de hectáreas de esa selva tropical primaria que cumple el papel más importante a la hora de absorber, procesar y liberar más limpias las toneladas de dióxido de carbono que produce el mundo.

Lo ideal, como se consigna en el estudio, es que la siembra de especies arbóreas alcance 1,6 billones de hectáreas de tierra, para que las 900.000 millones adicionales que se necesitan permanezcan intactas y las restantes 700.000 millones se puedan aprovechar de forma sostenible.

Si bien en el documento de la Universidad Suiza se habla de seis países ideales para hacer esa reforestación -obviamente los que tienen mayor extensión territorial como Rusia, Estados Unidos, China, Canadá, Brasil y Australia-, con esfuerzos pequeños en cada país es posible alcanzar y superar la meta.

Colombia está comprometida en ese proyecto global, así las cifras de deforestación no se reduzcan, ya sea porque fallan las políticas públicas para detener ese desangre de los bosques nacionales, o porque la legislación ambiental sigue siendo demasiado laxa pese a ser la más robusta de América Latina o por la incapacidad del Estado para frenar las causas y los causantes de ese crimen ambiental, y recuperar el orden a las zonas más afectadas.

Ahora existe el compromiso de sembrar 180 millones de árboles en dos años y repoblar un área equivalente a 300.000 hectáreas, además de detener por completo las pérdidas al menos dentro de los Parques Nacionales Naturales.

La meta es fácil de alcanzar si se hace al ritmo con el cual se ha iniciado la campaña en todo el territorio nacional, incluidos Cali y el Valle donde se comenzará con la siembra de 135.000 árboles en el próximo mes de marzo.

El mundo tiene un reto al que no le puede dar la espalda porque significa poner en riesgo su propia existencia, al menos como se conoce hasta ahora. Si luchar contra la deforestación da tanta renta, al menos no debería ser un imposible comprometerse con la reforestación en principio de las 900.000 millones de hectáreas que se requieren para mitigar el cambio climático. Se necesita pura voluntad.

Autor: REDACCION

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