Una frase, bien conocida en el mundo del automóvil, define una época. "El cliente puede elegir el color que quiera, siempre que sea negro". Atribuyen esas palabras al genial Henry Ford mostrando cero disposición a escuchar los deseos de los compradores. Pero no fue sólo Ford; la mayoría de las marcas decidieron, durante años, qué era lo que debían ofrecer al mercado.
Los tiempos cambiaron, las tecnologías se volvieron más y más complejas; las herramientas de marketing comenzaron a ocupar un lugar cada vez más importante en las compañías y la opinión de los compradores, frente a una creciente oferta de marcas y modelos, ocupó un lugar de preponderancia a la hora de pensar en nuevos diseños.
Escribió Jorge Pandini, en La Nación, que no nos equivocaríamos a esta época la llamamos como la "del consumidor". Diseñadores e ingenieros no pueden dejar de tener en cuenta lo que los clientes esperan y este estilo atraviesa todos los segmentos.
Otro indicador que ya no puede ignorarse es lo que las otras marcas hacen y analizar éxitos y fracasos de la competencia para decidir qué camino seguir. En esta dinámica de ensayos y errores, hay una tendencia que se afirma en los últimos años: la de ciertos modelos que terminan por convertirse en marca.
MINI es uno de los ejemplos. Producido por el grupo BMW desde 2001 se convirtió rápidamente en un éxito mundial. Ya no se trataba del pequeño y modesto modelo que fue furor en los 60. El nuevo MINI del siglo XXI era un compacto premium. El éxito fue inmediato pero, al mismo tiempo, se convirtió en un desafío; ¿cómo mantener vivo un mismo modelo por muchos años? La respuesta fue diseñar distintas versiones y carrocerías (3, 4 y 5 puertas), tracción simple y doble, coupés y convertibles. Y MINI dejó de ser un modelo para ser una marca con todas las letras.
Otra que siguió ese camino fue Ram, que se convirtió en marca en 2009 (dejando de lado el nombre Dodge) para dedicarse exclusivamente a los clientes de pickups, política que todavía se mantiene.
Y la experiencia más reciente es la de DS de Citroën. Creada como una submarca de lujo del doble chevrón, hace pocos meses la dirección de PSA decidió que DS, otro enorme éxito de ventas, se convirtiera en una marca independiente, que se suma a Citroën y Peugeot dentro del grupo francés. Y, como se muestra en este mismo suplemento, ya se presentó el concept DS Divine, el primero que surge como marca independiente.
¿Habrá otras que sigan el mismo camino? Probablemente sí. Es difícil decir cuáles, pero, como se anuncia en esta página, el exitoso 500 de Fiat tendrá una nueva versión corssover, que se sumará a las ya existentes. Llamarlo modelo al 500 ya empieza a quedarle chico.