Editorial

Entre el Nodio y el odio

La prensa libre representa uno de los activos esenciales de toda democracia, pues garantiza el derecho a informarse de todos los ciudadanos. Cuanta más amplia es la oferta de medios de comunicación, existirán más voces y miradas sobre las cosas por lo que cada persona tiene la posibilidad de elegir y si lo desea contrastar hasta tener su propia opinión. Las tensiones entre gobernantes, medios y periodistas pueden subir o bajar de acuerdo a los asuntos que se discutan en la agenda pública, pero no deben afectar la calidad de la democracia. Lo que sí es alarmante es que desde un gobierno se avance en la creación de un organismo que funcione como una "comisaría del pensamiento" y que realice una vigilancia de lo que se escribe o se dice porque significará una aproximación a un estado de censura en cualquiera de sus formas. 

Es lo que sucede esta semana en la Argentina, a partir de la decisión de la Defensoría del Público de presentar Nodio, al que define como un observatorio de medios y plataformas digitales con el objetivo garantizar iniciativas que protejan a la ciudadanía de las noticias falsas, maliciosas y de las falacias. Se explicó ambiguamente que este monitor oficial trabajará en la detección y verificación de la información, en la identificación y desarticulación de estrategias argumentativas, la identificación de las operaciones de difusión y los sistemas de alertas, entre otras acciones con el objetivo de proteger a la ciudadanía comunicacional de este tipo de informaciones. No aclares que oscurece podría resumirse después de la conceptuación "en difícil". 

Al responsable de la Defensoría del Público, Miriam Lewin, lejos estuvo de llevar tranquilidad sino que encendió aún más las alarmas de los medios de comunicación y sus asociaciones representativas. La funcionaria -y periodista- sostuvo que "insultar a quien piensa distinto, cancelar a quien es diferente, descalificar, agredir y no argumentar, bloquea el diálogo y vulnera derechos". Para Lewin, el discurso del odio, la desinformación y las noticias maliciosas promueven la polarización social y la violencia colectiva, avasallan el derecho a estar informado, degradan el debate público y amenazan la democracia.

Si bien esta iniciativa derivó en una causa judicial que por ahora no tiende demasiado vuelo a partir de una denuncia de diputados nacionales opositores, que está a cargo del fiscal federal Carlos Stornelli, lo cierto es que fueron las entidades que agrupan a los distintos medios las que reaccionaron con mayor dureza. 

Ante semejante nivel de rechazo, Lewin buscó enfriar la polémica al expresar que el observatorio no recibirá denuncias ni reclamos, sino que funcionará como un centro de estudios del fenómeno de noticias falsas para analizar casos reales viralizados en las redes sociales, muchas veces diseminadas en forma mecánica y que luego se reproducen en los medios.

Más allá del intento por suavizar la controversia, el Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) le advirtió a la titular de la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, Miriam Lewin, que la creación del Observatorio de la Desinformación y la Violencia Simbólica (Nodio) implica un riesgo claro para la libertad de expresión y la pluralidad de voces en el país.

La entidad mantuvo una audiencia virtual con las autoridades de la Defensoría para poder escuchar de primera mano las características de la iniciativa y expresar con franqueza sus opiniones al respecto. Nodio, según las autoridades del organismo, fue pensado para trabajar "en la detección, verificación, identificación y desarticulación de las estrategias argumentativas de noticias maliciosas y la identificación de sus operaciones de difusión". Para FOPEA, esta definición tiene una peligrosa ambigüedad que puede ser usada para afectar la diversidad de expresiones periodísticas. También consideró, de acuerdo con varios de los comentarios de la mayoría de los participantes en el panel de presentación realizado el viernes 9 de octubre, que el observatorio sería una forma de combatir los discursos del odio que provienen de las "derechas" "neoliberales" "capitalistas", lo que le da una orientación ideológica a una institución que es estatal y no gubernamental, como es la Defensoría del Público.

Por eso FOPEA no dudó en sostener que estamos frente a un observatorio de orientación militante, lo que contradice los objetivos de la Defensoría. Y advirtió que hay un serio riesgo de que esta iniciativa sea utilizada para promover una narrativa estigmatizante contra medios y periodistas críticos. 

La Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa) también rechazó la creación de Nodio al afirmar que el monitoreo del pensamiento no favorece la libertad de expresión. Por su parte, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) cuestionó al observatorio de medios gubernamental en Argentina que tiene como "oscuro propósito proteger a la ciudadanía de las noticias falsas, maliciosas y falacias". 

El monitor de medios nace en un contexto de crecientes tensiones entre el gobierno argentino y la prensa. Por eso es necesario levantar la guardia para resistir cualquier intento de censura, control o castigo contra el periodismo independiente. 










 

Autor: REDACCION

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