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En tiempos de pandemia, la literatura puede ser un elemento terapéutico


Por Liana Friedrich

Así es: la crisis ocasionada a raíz de COVID -19, nos invitó a reflexionar sobre la naturaleza espiritual del ser y a conectarnos con lo esencial. Para algunas personas, significó acercarse más al Señor, Rey de la Historia, mientras que para otros fue realizar una introspección con el fin de reencontrarse con su propio “yo”. Y para quienes tenemos una misión insoslayable en la vida, nos aferramos a ella con renovada pasión: es la inspiración la que nos conduce por los caminos de las artes, la investigación, la ciencia y la técnica. Porque las musas no son sólo las 9 divinidades de la mitología griega, también existen otras fuentes que favorecen la creatividad, la búsqueda de soluciones a un problema, la concepción de ideas que permiten emprender un proyecto, etc; y no nos olvidemos de la musa del amor…

La Pandemia devino en lo que podríamos considerar como un “sacudón existencial”, que nos llevó a plantearnos cuál es el verdadero sentido de la vida y a efectuar una mirada aguda sobre la comunidad en la que nos hallamos inmersos, a nivel “aldea”, pero también mundialmente: actitudes de los individuos, las familias, los gobiernos…en suma: la humanidad toda, en relación con la biosfera que nos alberga. Como dijo hace pocos días el profesor de historia y escritor norteamericano Frank M. Snowden: “La crisis puede persuadir a las personas de que se puede imaginar y crear un mundo diferente, urgentemente. Y que se pueden reinventar nuestros vínculos de una manera que sean más saludables, más igualitarios, y también que puedan contribuir a salvar el planeta”.

Sucede que durante el siglo XX, la sociedad se centró en lo material, especialmente en el dinero y en el poder totalitario, e incluso en el sorprendente avance de la tecnología, que influyó en el deterioro de las relaciones humanas. Pero en estos últimos tiempos de reclusión forzosa, todos buscamos denodadamente la manera de sobrevivir, no sólo biológicamente, sino psicológicamente. Entonces nos damos cuenta de que para interactuar con los demás, necesitamos apoyarnos en esos instrumentos tecnológicos. Ami Rokach, psicólogo de la York University, en Canadá, expresó que “‘La soledad es una experiencia que no elegimos. Siempre es dolorosa”…” Estar juntos puede fortalecer nuestros lazos interpersonales al ilustrar que la conexión humana puede ayudar a proteger nuestra salud y salvar nuestra cordura”, por lo tanto, un encuentro virtual, a través de un whatsapp, un correo electrónico o una video conferencia, pueden ser cruciales , para transformar la angustia, la depresión o la ansiedad, en fuerzas benéficas que nos rescatan del aislamiento y para redescubrir dones, virtudes y valores que quizás permanecían ocultos en algún pliegue de nuestra personalidad. En este difícil trance, cada uno es dueño de elegir su propio relato o construir su propia metáfora…. Pero tal vez, de imaginar un nuevo mundo, basado en la solidaridad, la no discriminación y fundamentalmente en la paz.

Siempre defendí la literatura como estandarte de paz, y especialmente como instrumento terapéutico: catarsis, compañía y apoyo psicológico, incluso elemento lúdico… Quizás por esa razón fue que el aislamiento forzoso influyó para exacerbar mi amor eterno por las letras y consecuentemente, dedicarme con alma y vida al cultivo de la lírica y la narrativa, además de la crítica literaria, otra de mis pasiones. Como resultado de esa dedicación constante, éste fue el período de mi vida en el que obtuve más satisfacciones dentro de los distintos géneros discursivos.





Autor: REDACCION

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