La incertidumbre económica y la inestabilidad que periódicamente afecta a diversas partes del mundo hacen imprescindible que los grandes fabricantes de automóviles extiendan su área de influencia lo máximo posible, para compensar así esas variaciones que les dejarían en una posición difícil.
Por eso, algunos de ellos han puesto la vista en la región de Latinoamérica, una zona que todavía hoy no tiene un volumen de ventas decisivo a nivel mundial, pero cuyo potencial de crecimiento resulta muy prometedor.
De los 93 millones de coches que se venden actualmente en el mundo, sólo 6 lo hacen en este territorio. Sin embargo, la tasa de motorización de los países del centro y sur de América todavía están muy por debajo de las europeas, aunque mantienen un crecimiento alto y constante.
La media de vehículos por cada 1.000 habitantes se sitúa en torno a los 600 en España o Francia, una cifra que es el doble que la de Brasil, México, Chile o Argentina.
Brasil, el mayor mercado de Latinoamérica, en la década de los años 50 sólo tenía fábricas de Volkswagen, Ford y General Motors. En los 70 se sumó Fiat y, en los últimos 25 años, han construido fábricas 14 marcas más, atraídas por un pastel del que todos quieren sacar tajada. Entre ellas, Renault, que inauguró su planta de Curitiba en 1998.
Entonces, su cuota en ese mercado apenas alcanzaba un 0,5%. Hoy, con 7.300 empleados y un centro de diseño específico para productos de la región, está a punto de superar el 8% de penetración y ocupa ya el cuarto lugar en el ránking de ventas.
Su plan de expansión ha pasado por tres fases: al principio únicamente tenían productos europeos. Después, empezaron a adaptar éstos a las peculiaridades locales. Actualmente, ofrece una variada gama con muchos modelos específicos desarrollados para el país, aunque algunos conserven la fisonomía de los coches europeos. Como el Captur, que en América Latina asume la plataforma del Dacia Duster, no la que se usa en Europa.
Este planteamiento y la modernización de sus instalaciones de Curitiba, donde se acaba de estrenar una nave de fundición de aluminio a baja y alta presión para motores que es única en el mundo, han permitido que la marca crezca a un ritmo tres veces superior al conjunto del sector.
Brasil se está beneficiando de un plan de producto anunciado hace dos años que ha supuesto el lanzamiento y producción del Koleos, el Captur y el pequeño Kwid, un minitodocamino diseñado para India que cubre también las necesidades de esta región.
Brasil es el país de referencia como instalación industrial de Renault, pero antes de la inauguración de Curitiba, la marca francesa tenía otras en la región. La más importante de todas ellas, la de Santa Isabel, en Córdoba (Argentina), actualmente en proceso de renovación para asumir nuevos modelos de la Alianza Renault-Nissan-Mitsubishi. (Fuente: El Mundo Motor).