La onda expansiva por los aumentos de las tarifas y el nivel de la inflación del primer trimestre que esmerila el poder adquisitivo del asalariado cubrieron en gran medida los positivos avances registrados en el mercado laboral de la Argentina según los últimos datos difundidos por el INDEC. En efecto, en el cuarto trimestre del 2017 el desempleo registró una baja de 0,4% a
nivel interanual al afectar al 7,2% de la población activa, la tasa de actividad, es decir
la cantidad de personas que participan del mercado laboral, registró una suba de 1,1%
al aumentar de 45,3% en 2016 a 46,4% en los últimos tres meses del año pasado.
Asimismo, el organismo informó que los subocupados también registraron una caída interanual,
ya que pasaron de 10,3% entre octubre y diciembre de 2016 a 10,2% en los mismos
meses de 2017. Si se cuentan los desempleados y los subocupados, alrededor de 3,4 millones de personas padecen problemas de trabajo en la Argentina. De todos modos, el Ministerio de Hacienda mostró una mirada optimista al considerar que el nivel de desempleo es "el más bajo desde que
comenzó la serie en 2003", lo que se replica con la tasa de empleo, que
también registró los niveles más altos desde ese año.
No obstante, el debate también alcanza al tipo de trabajo que se crea en un país donde muchos asalariados cobran haberes mensuales que apenas los exime de ser calificados como pobres si se tiene cuenta que es necesario ganar más de 17 mil pesos para evitar caer en la pobreza según las propias estimaciones del INDEC. En el último año, cayó el nivel de trabajo en relación de dependencia y creció la cantidad de autónomos y cuentapropistas, en muchos casos la única opción para incorporarse al mercado laboral.
En Rafaela, el Relevamiento Socioeconómico que anualmente elabora el ICEDeL -organismo dependiente de la Municipalidad local- reflejaron que en 2017 la desocupación alcanzó al 8,1 por ciento de la población en condiciones de trabajar en tanto que la subocupación se ubicó en el 10 por ciento. Estos porcentajes expresan entonces que alrededor de 9 mil rafaelinos sufrían el año pasado de problemas laborales.
En este marco, en la previa a un fin de semana largo y a la celebración por el Día del Trabajador el Gobierno nacional sorprendió el viernes por la noche con el envío al Congreso de tres capítulos de la reforma laboral que comenzarán a discutirse en el Senado a partir de mayo. Las propuestas están vinculadas a la
regularización de trabajadores no registrados, la creación de una agencia nacional de evaluación
de tecnología de la salud y el sistema de prácticas formativas de los estudiantes. Uno de los puntos que genera resistencia de las organizaciones sindicales e incluso de legisladores nacionales fue incluido en estas iniciativas: el que modifica el mecanismo para calcular las indemnizaciones por despidos. Sin más, el método propuesto reduciría los montos que deberían cobrar los trabajadores cesanteados.
En la Argentina aún está pendiente el debate sobre la modernización laboral. Los empresarios cuestionan los altos costos por empleado que obedecen principalmente a las cargas sociales mientras reclaman replantear la letra de la legislación laboral que incorpore con fuerza el concepto de productividad. Es que consideran que en la Argentina el rendimiento de un trabajador está muy por debajo de lo que sucede en otros países. Premios y castigos, en cierta forma, sería la base de la pirámide del debate en torno a la productividad: aquel trabajador que sea eficiente tendrá mejores ingresos en tanto que aquel que sea menos productivo ganará menos plata a fin de mes, así de sencillo.
Por otra parte, el intento de influir en las paritarias libres sugiriendo un techo del 15 por ciento en los aumentos salariales para 2018 para estar en línea con la inflación proyectada fue un factor altamente cuestionado los gremios. Que en el primer trimestre el índice de precios al consumidor haya registrado una variación de casi el 7 por ciento hace tambalear la meta oficial y eleva la presión sobre las siempre complejas discusiones paritarias.
Este es el escenario actual del trabajo en el país que se apresta a conmemorar este martes un nuevo Día del Trabajador en recuerdo a los mártires de Chicago que murieron en 1886 en el marco de una lucha por sus derechos. A propósito, la primera vez que esta fecha se celebró en la Argentina fue en el año 1890, con la participación de entre 1.500 y 1.800 personas en una asamblea realizada en el Prado Español, hoy el actual barrio porteño de Recoleta.