Editorial

En el Día de los Migrantes

Irse de un país a otro para escapar de la guerra o de situaciones medio ambientales complejas por una naturaleza agresiva o contaminación, o bien para buscar un futuro mejor constituye un signo de estos tiempos aunque a veces puede resultar un drama. El problema se da en todas partes, con mayor o menor visibilidad, pero no es ajeno ni siquiera en los países más desarrollados. 

La vulnerable posición de los inmigrantes ilegales de México o países centroamericanos en Estados Unidos es, quizás, uno de los ejemplos más comunes al momento de plantear la problemática. Es que muchos migrantes se instalan en un país y logran realizarse y ser felices, pero otros millones padecen adversidades que los ponen a prueba todo el tiempo. A veces se soportan injusticias porque, al fin y al cabo, son menos duras que las que se padecían en el país de origen. 

En diciembre de 2000, la Asamblea General de Naciones Unidas proclamó el Día Internacional del Migrante que se celebra cada año el 18 de diciembre. En 2019 el número de migrantes internacionales, que son personas que residen en un país distinto al de nacimiento, alcanzó los 272 millones en todo el mundo -48% son mujeres- frente a los 258 millones de 2017. De estos, 164 millones son trabajadores migrantes de acuerdo a las estadísticas del Portal de Datos Mundiales sobre Migración. Asimismo, se estima que hay 38 millones de niños migrantes y tres de cada cuatro está en edad (20 y 64 años) de trabajar. Asia recibe alrededor de 31% de la población migrante internacional, mientras que Europa acoge al 30%; América al 26%; Africa al 10% y Oceanía al 3%.

La ONU recuerda que a lo largo de la historia de la humanidad, la migración ha sido una expresión valiente de la determinación individual de superar la adversidad y buscar una vida mejor. En la actualidad, la globalización, junto con los avances en las comunicaciones y el transporte, ha incrementado en gran medida el número de personas que tienen el deseo y la capacidad de mudarse a otros lugares. Esta nueva era ha creado retos y oportunidades para sociedades en todo el mundo. También ha servido para subrayar el vínculo que hay entre migración y desarrollo, así como las oportunidades que ofrece para el codesarrollo, es decir, para la mejora concertada de las condiciones económicas y sociales tanto en el lugar de origen como en el de destino.

En este escenario, la migración atrae en la actualidad cada vez más atención. Mezclados con factores de incertidumbre, urgencia y complejidad, los retos y dificultades de la migración internacional requieren una mayor cooperación y una acción colectiva. Las Naciones Unidas asume de forma activa un rol catalizador en este tema, para crear más diálogos e interacciones entre países y regiones, así como para impulsar el intercambio de experiencias y oportunidades de colaboración.

Entre las fortalezas a destacar de estos procesos, los migrantes contribuyen con su conocimiento, con las redes que conforman y con sus capacidades al desarrollo de comunidades más fuertes y resilientes. En los últimos meses, los migrantes han estado en primera línea en la lucha contra la pandemia de Covid-19. Las contribuciones de los migrantes en los ámbitos de la salud, el transporte y los servicios de alimentación han hecho que nuestras vidas durante el confinamiento se hicieran más llevaderas, subraya la ONU.

No obstante, también se registran aspectos a lamentar.  Al igual que las personas que se encuentran viviendo al margen de la sociedad, los migrantes se ven desproporcionadamente afectados por el Covid-19 ya que han perdido sus puestos de trabajo, han sido desalojados y sufren discriminación. Millones de migrantes están varados, en muchos casos sin ningún ingreso y sin un lugar donde vivir, sin posibilidad alguna de regresar a sus hogares debido a las restricciones a la movilidad impuestas por la pandemia, que también ha provocado que corran cada vez mayores riesgos de ser víctimas de trata y explotación.

La ONU consideró que el Covid-19 no puede utilizarse como una excusa para volver atrás con los compromisos asumidos respecto de la promoción y la protección de los derechos de los migrantes con independencia de su condición legal. No puede ser tampoco un pretexto para el uso cada vez mayor de la detención, a menudo en condiciones de hacinamiento, además del retorno forzoso de los migrantes a sus países de origen sin el debido proceso, en muchos casos en violación del derecho internacional.

Finalmente, decir que las personas en movimiento esperan un futuro más prometedor. Naciones Unidas subrayó que a partir de una responsabilidad colectiva debemos crear un mundo más seguro y resiliente. Porque la migración debería ser una elección, no una necesidad. Por eso en el Día del Migrante es necesario reafirmar el compromiso global con una migración segura, ordenada y regular que sea digna para todos.




Autor: REDACCION

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