Nacida en María Grande, Entre Ríos, se graduó de Profesora Nacional de Música en la Universidad Nacional del Litoral. Radicada en Buenos Aires ha tomado clases de perfeccionamiento en piano con Roberto Caamaño, de canto lírico con Omar Brandan, Raúl Neumann, Gabriel Renaud, Sergio Tulián y de tango -piano, composición, arreglos- con Horacio Salgán. Se dedica a la música en su carácter de pianista, cantante y compositora así como a la docencia privada y a las actuaciones en conciertos y recitales. De su entrega profesional y de sus proyectos cuenta a LA PALABRA en esta charla.
LP - Contános de tu infancia entrerriana.
S.U. - Naci en un hogar de artistas: mamá Florinda maestra y escritora, compositora de canciones, dos hermanos, David y Daniel, músicos, papá Reynaldo comerciante, nos apoyaba comprando los instrumentos, estimulando el estudio... ¿mis recuerdos? El perfume de los “aromitos” en primavera, la paz de las siestas, nuestros juegos los días de lluvia....
LP - ¿Qué importancia tuvo la música en tus primeros años?
S.U. - La música me atrapó entre los tres y cinco años, vivía cantando! A los seis comencé a estudiar piano.
LP - ¿Cómo se dio tu decisión de estudiar el arte de los sonidos?
S.U. - A los cinco años ya quería ir a la profesora de piano pero no se podía porque tenía que saber leer y escribir... la llamada de la vocación se hizo sentir temprana y fuertemente.
LP - ¿Cuáles son tus recuerdos del Instituto Superior de Música de Santa Fe?
SU. - De mi estudio en el Instituto de Música de Santa Fe recuerdo la generosidad de maestros como Mario Montrul, Edith Valeri... fueron años de mucho sacrificio, con mi familia lejos. Eran épocas de dictadura... tuve suerte. Encontré buena gente en Santa Fe.
LP - Llegó el momento de ir a Buenos Aires. ¿Qué lo motivó?
S.U. - Terminada la carrera en Santa Fe, mis hermanos ya estaban radicados en Buenos Aires y yo soñaba con seguir estudiando música allá...
LP - Al principio tu propuesta fue la lírica en el piano y en el canto… ¿cómo lo abordaste?
S.U. - La lírica y la música clásica me atraparon desde niña y sigo actualmente incursionando y estudiando, porque la música llamada erudita es música popular estilizada, tiene una elaboración que atrapa desde el punto de vista del desafío técnico que supone para el intérprete pero además es sublime en su expresión.
LP - Y un día conociste Horacio Salgán. ¿Cómo se dio el acontecimiento y con qué resultados?
S.U. - Conocer a Horacio Salgán fue revelador... lo vi tocar y quedé impactada... ¡una orquesta en un piano! descubrí un mundo fascinante, el del tango en su expresión más alta. Aprendí muchísimo los años que vivimos juntos. Lo conocí a fines de 1989 en casa del periodista Víctor Hugo Morales.
LP - En otra oportunidad pudiste encontrarte con Carlos Guastavino. ¿De qué manera sucedió?
S.U. - Conocí a Carlos Guastavino, músico al que admiraba y tocaba obras suyas al piano. Conseguí su teléfono y lo llamé, fue suficiente decirle que había estudiado en Santa Fe para que me invite a su casa. Me sorprendí cuando lo conocí, tan humilde, austero, tímido y solitario. Vivía muy modestamente, como un monje en su retiro, dedicado totalmente a la música. Fue conmovedor e inolvidable para mí.
LP - Eran tiempos donde tus horas estaban dedicadas al tango. ¿Estuviste conforme con esa decisión al alejarte del repertorio que llamamos clásico?
S.U. - Si bien me dedico al tango, no dejo de estudiar y practicar la música clásica... Juan Sebastián Bach es “el Papa de mi religión musical”... luego me fascinan Chopin, Rachmaninoff, Ravel, Debussy, Gershwin....y muchos más. Sigo tomando lecciones de canto lirico, soy soprano. Me encantan ciertas arias barrocas de Haendel, Marcello, Vivaldi y amo la música del enorme Puccini...
LP - Pudiste viajar con la música popular. ¿Con qué proyecto cultural y por dónde?
S.U. - El primer viaje al exterior fue con Horacio Salgán a Estados Unidos -Miami, Nueva Orleans-, más tarde en el 2000 en ocasión de una conferencia y concierto que brindé en el Café Tortoni sobre “Clásicos y populares” me llamó Alfredo Alderete, Presidente de la Academia del Tango en Alemania para participar en la Primera Bienal de Tangos en Alemania... volví luego a la segunda Bienal... y siguieron más viajes... a España... Italia... Finlandia... experiencias variadas, intensas, de gran crecimiento en lo musical y personal.
LP - También te ocupa tu profesión como docente. ¿Qué proponés desde ese lugar?
S.U. - El arte de enseñar es otra cosa. Poder transmitir lo que se sabe, adecuándose al receptor, el alumno, es maravilloso. Doy clases particulares. A alumnos de diferentes edades y repertorios, de músicas populares y de repertorio clásico. Cada uno hace su propia experiencia al recibir y transmitir la música. Creo que cada uno debe descubrir su propia “música interior” y liberarla. En esa experiencia yo soy la maestra que guía.
LP - ¿Qué intenciones lleva el emprendimiento de producir tus discos?
S.U. - Grabar discos no estaba en mis planes, se fue dando como la necesidad de dejar plasmado el repertorio que más me han pedido. Creo que es una experiencia excelente para aprender un poco más, pero no quedo conforme... será porque la música fluye y cambia, se transforma cada vez, a cada instante, porque nosotros los músicos como todo el universo estamos cambiando... y siempre pensamos que lo mejor está por venir...que la próxima vez que interpretemos ese tema sonará mejor....esto es una búsqueda permanente.
LP - ¿Qué esperás de lo que está por venir en tu camino?
S.U. - Lo único que me impulsa al futuro es la necesidad de aprender cada día más música. He venido signada con esa tarea, así lo siento. Soy una simple obrera del arte musical... sin embargo me maravilla todo lo que la música me ha dado: viajes, amigos, maestros, el ser “Académica titular” en la Academia Nacional del Tango y otros raros e inesperados privilegios ¡como esta nota en “La Palabra”!...
LP - Algo más que desees agregar.
S.U. - Simplemente: gracias, a la música, a la vida, los maestros, los amigos, la buena gente...
por Raúl Vigini
raulvigini@yahoo.com.ar