La Palabra

En busca de… Segundo Tapponnier Ramírez, músico

LP - ¿Cómo transcurrieron sus días de niño?

S.T. - Me radiqué en Intiyaco donde cursé parte de los estudios primarios. A la edad de ocho años fui llevado por mi padre al Obraje de La Forestal para desempeñarme como boyero -el que se encarga de cuidar a los animales, en este caso, caballos- actividad que desarrollé en un principio. Al paso del tiempo, comencé a empuñar el hacha junto a mi hermano mayor quien llegó posteriormente hasta el Obraje en razón que no había suficiente madera para acarrear hacia las “playas” donde las acumulaba la Empresa.  Entre los dos hermanos y mi padre, cortábamos árboles para sacar esa madera, acción que se conocía con el nombre de “corte y flete”. El trabajo del acarreo de la madera que cortaban, se hacía sobre carros cachapé, y a quienes lo hacían, se los llamaba carreros.  De lo que se desprende que mis tres actividades en el Obraje de La Forestal fueron: boyero, hachero y carrero. Por el año 1962, regresé a Intiyaco de donde tuvimos que emigrar con mi mamá y hermanos, por no tener medios de sustentabilidad, ya sin mi padre quien se había convertido en peón golondrina y no regresó más a la familia. Eso determinó que nos radicáramos  en Villa Angela, Chaco, donde mi madre, mis hermanos y yo, tuvimos la posibilidad de trabajar en la cosecha del algodón. Allí concluyeron mis estudios primarios. Cuando cursaba la Escuela Secundaria Industrial,  debí emigrar a Tucumán para trabajar en la zafra como pelador de cañas, lo que me hizo abandonar en segundo año los estudios. En esa Provincia trabajé en las localidades de Acheral, Ingenio Santa Lucía y Caspinchango. Al terminar la zafra, me dediqué al sembrado de caña de azúcar y papas. 

LP - ¿De quién aprendió música?

S.T. - Pasados dos años, regresé a Villa Angela para poco tiempo después, emigrar hacia la ciudad de Rosario donde permanecí un par de años siempre relacionándome con músicos debido al interés que la música me despertaba y a un don natural para armonizar voces y tocar la guitarra junto a mi hermano con quien conformábamos un dúo de chamamé llamado “Tapponnier-Ramírez”, como lo habíamos hecho desde niños en el obraje, que fue el comienzo del dúo. Mi hermano luego se radicó en Buenos Aires,  me convocó, accedí y seguimos presentándonos con el dúo. Corría el año 1970. En 1976, Antonio Tarragó Ros que me conocía de oírme cantar en Rosario, me convoca como integrante de su Trío para hacer segunda voz y ritmo de guitarra en varios festivales de la provincia de Buenos Aires y Capital Federal. En 1977 me integro a los espectáculos de Perla Argentina Aguirre con la que realizo la gira de la Empresa Docta Producciones por los Festivales de casi todo el país. Con ella también nos presentamos  en canales de televisión capitalinos. ATC, Canal 11 -hoy Telefé-, Canal 9, Canal 13. En este canal participamos en la comedia musical criolla “Estancia Las Batarazas” junto a Luis Landriscina y primeros actores de nuestro país. Con Perla Argentina Aguirre trabajamos ininterrumpidamente en giras junto a Hamlet Lima Quintana, Armando Tejada Gómez, la cantante santiagueña Suray, en tiempos no democráticos y difíciles. 

LP - ¿Cómo, cuándo y dónde escribe sus letras y sus músicas?

S.T. - Respondiendo a cómo o dónde escribo mis letras y músicas, diré que compongo libremente, en el momento que me aflora la inspiración o los recuerdos. Puede ser viajando, puede ser en el silencio de un bar casi vacío o en la quietud de la casa en horas de la madrugada. También debo confesar que he compuesto dormido soñando melodías y letras, teniendo que levantarme más de una vez a escribirlas para que no se pierdan en el olvido. 

LP - ¿Cuál es el camino que espera darle a este trabajo personal?  

S.T. - Trabajo y espero dejar testimonio de un momento trascendente de nuestra historia en la Provincia de Santa Fe, que sin embargo no se ha estudiado en los colegios debidamente, ni por muchos años se les ha mencionado a los alumnos el tremendo atropello a nuestra soberanía. Deseo aportar a la concientización general con mi obra, como contemporáneamente al nacimiento de la misma, lo hicieran Ricardo Wullicher y José María Paolantonio, director y guionista respectivamente del film “Quebracho”, los testimonios musicales de Carlos Pino con letras de Armando Tejada Gómez, por mencionar solo un poeta, y “La Forestal”, crónica cantada con textos de Rafael Ielpi y música de Jorge Cánepa, interpretada por Enrique Llopis. 

LP - La anécdota.

S.T. - Estando en Rosario, nos hicimos amigos con Antonio Tarragó Ros con quien compartimos habitación en la pensión de Don Brasconi, que era tío del cantante chaqueño Elio Roca. Ocasionalmente hacíamos música que es donde él me escuchó cantar. Entre otras cosas, estudio, trabajos, surgió la “changa” de pegar afiches para Don Tarragó Ros anunciando el elenco que se presentaría en las pistas que el famoso acordeonista poseía, actividad promocional que cumplíamos los jueves por la noche.  Lo hacíamos su hijo Antonio Tarragó Ros y yo. En cierta oportunidad que concurrimos a cumplir con la pegatina de afiches, nos encontramos con la novedad que no se había presentado la persona encargada de preparar el engrudo con el que se adherían dichos afiches. Esto determinó que Don Tarragó Ros decidiera que ese día no se haría la tarea, cosa que nos ocasionaría trastornos porque al día siguiente no podíamos realizarla y al mismo tiempo El Rey del Chamamé perdía un día de publicidad callejera. Nuestra urgencia económica además se veía perjudicada ya que cobrábamos bien por el trabajo, dinero con el que contábamos para pagar la pensión, asunto que Don Tarragó ignoraba. Sumado a este detalle no menor, completábamos la noche siendo invitados a cenar por Don Tarragó. Entonces le propuse al Maestro -¡No Don Tarragó!... ¡hagámoslo hoy! Y él me respondió -¿Cómo hacerlo si no tenemos el engrudo? Enseguida Antonio y yo respondimos -¡¡Lo hacemos nosotros!! Y encaramos para el lado del fogón donde se hacía el fuego y se hervía el agua a la que se le agregaba harina para hacer el engrudo. Esta tarea se desarrollaba en una parrilla de la costanera Sur de Rosario. Pero había que encender el fuego para lo cual necesitábamos leña. Entonces yo recurrí a mi experiencia como hachero, tomé un hacha que había en la parrilla y entré a cortar leña aflorando en mí el antiguo oficio del obraje. A todo esto, Don Tarragó había estado observando mis movimientos. Prendimos el fuego, hicimos el engrudo y comenzamos a pegar los afiches. ¡¡Salvamos la noche de trabajo y la cena!!! Luego de cenar, yéndonos ya, Tarragó Ros expresó su contento diciendo... -¡¡Qué bárbaro chaqueño!! Como ellos me llamaban. Se refería a mi baquía para esos menesteres. Y acotó -Esta ha sido una noche especial…una noche de Reyes, porque están el Rey del Chamamé y ¡¡El Rey del Hacha también!!

LP - Algo más que desee agregar. 

S.T. - La intención desde mi humilde entender, y como queda plasmado en la obra, es expresar autobiográficamente los acontecimientos vivenciados desde lo profundo del “Obraje santafesino”. 

por Raúl Vigini

raulvigini@yahoo.com.ar

Autor: Raúl Vigini

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