La Palabra

En busca de... Salud Amores Guzmán, periodista, docente y escritora

archivo Salud Amores
Crédito: Camino de proyectos: Salud Amores es una inquieta profesional

LP - Cuéntenos de su infancia más allá de las muñecas. Aromas, sabores, sonidos, paisaje, juegos…

M.S. - Mi infancia la recuerdo como la época más feliz de mi vida. La inocencia pura, las risas, los buenos momentos pasados en familia y con amigos. Nunca estábamos solos. Crecí rodeada de primos, tíos y amigos. Laura, mi madre, viene de una familia de siete hermanos y en la de mi padre, Pablo, son cuatro. Hasta los veintitrés años viví en la ciudad de Valencia, en España, frente al Mediterráneo. Una bella ciudad, con sus largos días de sol, calor, con el bullicio típico de ellas, que en los setenta no lo era tanto, y con su playa, la Malvarrosa. Crecí con el olor de la paella, nuestro plato típico, con el ruido de nuestras fiestas regionales, las Fallas, con el olor a pólvora de las mascletás valencianas y el olor del azahar. Más allá de las muñecas, mi niñez fue de lo más placentera. Puedo decir que fui muy afortunada por todo ello, pero, sobre todo, por tener unos padres y un hermano, Daniel, estupendos.

LP - ¿Qué es Valle del Juguete? ¿Dónde está ese lugar? 

M.S. - El valle del juguete es la zona de los pueblos alicantinos de Ibi, Castalla y Onil. Es un lugar situado en Alicante y en donde aún perduran fábricas de muñecas y juguetes. Fue una zona de gran importancia dentro del sector juguetero, desgraciadamente gran parte de la producción se ha ido deslocalizando a otros lugares y países. Fue un lugar de mucha industria y que proporcionó numerosos puestos de trabajo. Entre otras muchas fábricas de gran importancia, en Onil nació Famosa en 1957, de la unión de varios fabricantes. Fue la mayor fábrica de muñecas y  perdura hasta nuestros días, aunque ahora mismo se encuentra en la ciudad de Alicante. Onil y Castalla fueron las poblaciones que se dedicaron a fabricar muñecas, mientras que en Ibi, entre otras fábricas, destaca Payá, que producían juguetes preciosos de hojalata.

LP - ¿Cómo evolucionó la fabricación de las muñecas con el tiempo? 

M.S. - La fabricación de muñecas fue evolucionando en la zona de Onil. El momento que trato en el libro es el del nacimiento de Famosa y, eso nos lleva de la fabricación artesanal a la necesidad de unión de los fabricantes de los años cincuenta para producir muñecas en materia plástica. El coste de la compra de maquinaria era demasiado elevado para ser sufragado por talleres familiares, así que se acordó aquella unión que crearía un gigante empresarial durante la década de los setenta. Famosa llegó incluso a tener fábricas en el extranjero. Las primeras muñecas que se crearon en Onil de la mano de Ramón Mira Vidal se hicieron en barro, terracota, y se producían en el ámbito familiar. De aquella muñecas se pasó a las llamadas Peponas en cartón piedra y destinadas a niñas que no disponían de medios para comprarse las muñecas más caras, puesto que eran más asequibles. Durante los años cuarenta y cincuenta las muñecas eran de cartón piedra, pero ya no eran todas anodinas como las Peponas, algunas recibieron nombres, lo que les confería una personalidad. Se crearon complementos y ropa alrededor de ellas y empezaron a anunciarse en prensa. Este mundo del cartón piedra cambió por completo durante la década de los sesenta y la aparición del plástico. Desde entonces y hasta nuestros días el tipo de materia plástica empleada también ha ido evolucionando y los muñecos no tienen el mismo aspecto que sus predecesores.

LP - ¿Hay detalles que se destacan o son únicos en esos modelos que usted estudió? 

M.S. - Dentro de las muñecas que he tenido el placer de ir catalogando por supuesto que han salido modelos únicos, como un prototipo de la famosa Nancy, que es la estrella de la marca. También hay muchas otras que han resultado de un proceso de hibridación que a veces realizaban las empresas e incluso cuando se unieron todas bajo el nombre de Famosa. Siempre se han reutilizado materiales y eso hace que a veces se encuentren muñecas que no están catalogadas y que denominamos rarezas. 

LP - En tantas horas dedicadas a este trabajo ¿surgieron anécdotas en la vida de las empresas que fabricaron las muñecas que permitieron lograr el éxito comercial?

M.S. - Famosa logró y alcanzó el éxito, en primer lugar, porque entendió que era necesaria la unión, porque si no, no podía competir ni llegar a ser una gran empresa. Por otro lado, el boom de los años setenta, que hizo también viable el uso de publicidad, la importancia de los anuncios televisados y su posicionamiento como primera empresa juguetera en el mercado español, le permitió un crecimiento que ayudó a la exportación y la implantación de plantas productivas en el exterior.

LP - ¿Dedica parte de su enfoque laboral a otras actividades? 

M.S. - Ahora mismo estoy realizando un artículo para una revista que pertenece a una universidad francesa y sigo dentro del ámbito de la muñeca y de la literatura infantil. Este mundo me ha hecho descubrir otras posibilidades y otros modos de acercamiento a temas tan interesantes que incluso se pueden relacionar con momentos históricos determinados. Si todo sigue su curso, mi trabajo de doctorado versará también sobre la muñeca. Tengo en perspectiva otro enfoque laboral de este mismo tema que por ahora no puedo develar. Ya revelaré el misterio más adelante.

LP - ¿Alguna relación con su actividad la vincula a la Argentina? 

M.S. - A la Argentina me vinculan buenos amigos y mi anterior actividad laboral. Fui azafata de la compañía aérea Spanair durante trece años y teníamos vuelos directos a Buenos Aires desde Madrid. Guardo muy buenos recuerdos de los barrios de la capital, de la gente, del buen ambiente. Ahora mismo investigo sobre una muñeca española muy conocida, Mariquita Pérez, y ello ha vuelto a estrechar mis lazos con el país argentino, ya que hubo un tiempo en el que su creadora, Leonor de Coello también la produjo allí. Se vendían en Buenos Aires y el Mar de Plata.

LP - Algo más que desee agregar.

M.S. - Soy feliz. Cuando era pequeña elegí ser escritora. En aquellos años le dedicaba mucho tiempo a la escritura. Estaba siempre pegada a la máquina de escribir inventando historias, cuentos, poesías. Empecé con ocho años. Estudié periodismo pensando que era lo que más se parecía a la profesión de escritor, pero no, no era lo mismo y me desvinculé de todo aquello. Volar fue mi pasión, mi vida durante muchos años. El destino quiso un día redirigir de nuevo mi vida laboral, reorientarla. Fue en 2012, cuando Spanair cerró y los trabajadores nos quedamos en la calle. Salí adelante, como todos mis compañeros, y aunque hoy lo sigo echando de menos, he podido finalmente ver cumplido mi sueño de ser escritora. Quizás no ha sido publicando una novela o un bestseller, pero me siento orgullosa de haber descubierto información que estaba escondida, esperando todos estos años a ser descubierta. Ha sido una labor de tres años, pero bien invertidos. Muchas gracias por dejarme contar mis sueños, mi infancia y hablar de mis proyectos en su artículo. Le estoy muy agradecida.

por Raúl Vigini

raulvigini@yahoo.com.ar

Autor: Raúl Vigini

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