Paula
LP - ¿A quién responsabilizás por tu dedicación a la música?
P.C. - A mi padre, quien es un músico aficionado y escritor de teatro y a mi hermano menor que canta desde niño como yo, ah y también mi bisabuelo a quién no conocí, un inmigrante cantor de música italiana, que además de su oficio de panadero, recorría los bares de La Boca con su pequeña orquesta. Eso también está en mis genes.
LP - ¿Cuáles son tus recuerdos de los primeros tiempos con el arte?
P.C. - A los nueve años, cantando junto a mi papá cuando me acompañaba con la guitarra, mis recuerdos de las clases de música en el colegio y luego mi iniciación en piano con mis primeros profesores. También en el colegio.
LP - ¿Con qué género fuiste formándote musicalmente?
P.C. - Al haber estudiado en una escuela italo-argentina y valorando desde casa a la Cultura de Italia, comencé desde pequeña a cantar y descubrir el cancionero popular de la música de aquel bello país. Además canté un poco de jazz y luego me dediqué a estudiar tango, pero siempre fui estudiando todos los géneros populares posibles
LP - ¿Qué repertorio abordás más cómoda?
P.C. - Principalmente diferentes estilos dentro del tango -tango-canción y valses-, y luego baladas y ritmos dramáticos y alegres de la música “leggera” italiana, algo tradicional como algunas canzonettas y luego los éxitos de los ´50s, ´60s y ´70s.
LP - ¿Qué objetivos te propusiste a la hora de emprender como cantante?
P.C. - Poder disfrutar de la música transmitiendo bellas poesías y melodías, generar sensaciones y emociones en el público y comunicar a través de la canción.
LP - Momentos destacados de tu trayectoria.
P.C. - Cuando fui finalista en San Remo Lab 2005 (San Remo, Italia), siendo la única extranjera en llegar a instancias de finalista. Luego mi participación de un concurso como cantautora de música original italiana en una comunidad italo-alemana de Munich, Alemania; la presentación de mi disco “Un cielo de serenata” en el Torcuato Tasso, mi gira con el tango por diferentes ciudades de Japón bajo la dirección de Andrés Linetzky, mi presentación junto a la Orquesta Juan de Dios Filiberto y mis temporadas en un musical que escribí para niños en homenaje a María Elena Walsh, entre otros muchos.
LP - Tu labor profesional por elección: autora, compositora, intérprete o productora.
P.C. - Todos esos, siempre me autogestioné y produje mis espectáculos, compuse, escribí y canté. Soy multifacética y me gusta estar en todos los detalles.
LP - Una anécdota que hayas protagonizado con el arte.
P.C. - En el musical que escribí e interpreté en homenaje a María Elena Walsh, hicimos funciones para niños no videntes que disfrutaron tanto de la música y todo lo sensorial que la obra despertaba en ellos, que es un recuerdo inolvidable para mí y mis compañeros.
LP - Algo más que desees agregar.
P.C. - Siempre me gustó mucho la actuación, y si bien mi formación no se enfocó en el teatro, sí tuve muchas experiencias escénicas que me enriquecieron como cantante. Me encantaría estudiar seriamente en un futuro. En cuarentena empecé a estudiar acordeón de manera virtual, y me siento muy feliz por eso.
Francisco
LP - ¿De dónde considerás que provienen tus genes con lo cultural?
F.S. - Me crié en una familia de músicos y cantantes: mi padre Julio Lacarra, mi tía Chany Suárez, mi hermana Florencia Suárez y mi abuela Chola Gapezzani, que si bien no lo hizo de manera profesional, fue la que nos inspiró a todos. Los domingos en las reuniones familiares, guitarreábamos y cantábamos folklore, tango, rock, etcétera.
LP - ¿Por qué la guitarra como compañera de escenario?
F.S. - La guitarra ha sido mi compañera musical desde los diecisiete años, y creo que si bien en el escenario es una gran aliada porque lleva a que me exprese de otra manera que cuando solamente canto, el estado que me genera el componer o practicar una canción es insuperable.
LP - ¿Cuánto importa la actuación como actor en tu profesión?
F.S. - La actuación ha sido fundamental en mi formación. Primero como mimo en obras de mimoteatro. Esto me proporcionó una conciencia de las posibilidades de la expresión de mi cuerpo. Luego fue el teatro musical combinando la actuación, el baile y el canto -cantar a través de un personaje modificando mi voz-. Y por último el teatro de texto y los lenguajes no convencionales -absurdo, comedias negras, etcétera- que me permitieron profundizar acerca de la condición humana. La actuación me permitió viajar: conocer mi país, Latinoamérica y Europa.
LP - ¿Con qué intenciones escribís y componés las obras?
P.C. - Las temáticas de mis canciones son amplias pero la intención es que todo aquel que las escuche se sienta identificado en algún lugar. En cuanto a lo musical tiene una tendencia hacia los colores folklóricos latinoamericanos. Por otro lado, he compuesto y escrito canciones para espectáculos de teatro y títeres y en donde me ha tocado crear un personaje y cantar modificando mi voz.
LP - ¿De qué manera concebís una canción propia?
F.S. - Por lo general viene la melodía primero y luego la letra. Escribo algunas palabras que entren en la métrica de la frase melódica para ayudarme y luego comienzo a trabajarla. A veces surge el verso, el estribillo o la canción entera de forma inmediata y es la versión que queda finalmente, pero por lo general la voy modificando.
LP - La reflexión por pertenecer a una familia de músicos.
F.S. - Me ha dado muchas satisfacciones el compartir la música con mis seres queridos. Viajes, anécdotas y experiencias imborrables que guardaré para siempre.
LP - Una anécdota que te tenga como protagonista desde tu profesión.
F.S. - En París, luego de una actuación fui a un bar colmado de gente y había una guitarra colgada arriba de la barra. Le pedí al que atendía si la podía tocar, me la alcanzó y al momento de cantar no sabía qué canción. El director que me había acompañado en ese viaje me dijo que cante una vidala. Decidí hacer "Canto en la rama" -(letra de Leda Valladares y música Anónimo popular) pero a capella, con la guitarra dada vuelta y haciendo el ritmo con mis manos en la caja. De pronto, la gente que estaba en el lugar hizo silencio y escuchó atentamente esa obra. Al finalizar me sorprendió el cálido aplauso que recibí. Fue una de las sensaciones más fuertes que experimenté en ese viaje.
por Raúl Vigini
raulvigini@yahoo.com.ar