LP - ¿Cuál fue la misión de Eduardo Pryzbyl en el Observatorio a partir de ser titular de un cargo laboral efectivo?
L.G. - Eduardo, como orgullosamente decía, era un tornero y autodidacta. Siempre me asombró su mente era extraordinariamente abierto y visionario siempre me dijo cosas que estaban adelantadas a su tiempo. Nunca hablamos de su misión, pero creo que él pensaba que “tenemos que formar autodidactas”. Su idea, era que teníamos que maravillar a los chicos para inspirarlos a estudiar las cosas que a ellos les interesaban y no solo leer. Formarse en los temas con rigurosidad, exigencia y responsabilidad; la responsabilidad de los autodidactas que se forman a sí mismo.
LP - ¿Cuántos años estuvo cerrado al público? ¿Por qué se dio esa situación?
L.G. - El observatorio se cerró cuando se jubiló Eduardo en el año dos mil ocho, si bien nosotros concurrimos un tiempo más a pedido de los directivos y de algunas escuelas que deseaban visitarnos. Se abrió nuevamente en junio de dos mil diecisiete. Si bien yo concurría cuando me llamaban de la escuela para hacer algunas observaciones.
LP - ¿De qué manera lograron recuperar ese espacio caro a los afectos rafaelinos?
L.G. - Fue mucho trabajo de muchas personas a veces fue descoordinado, a veces solitario, a veces cansador, pero siempre con mucho corazón. Conjuntamente con Eduardo trabajamos pidiendo a todo el mundo por la reapertura a cuanto funcionario podíamos contactar, pero no veíamos luz al final del camino. Pero creo que el trabajo fuerte y el que tuvo éxito fue el que realizó con mucho empeño Norma Becchio, directora actual de la escuela, que soñaba como muchos en verlo abierto y con el esplendor de siempre. Debo destacar el trabajo y la gran ayuda de Patricia Severin, hija de Marcos, que también trabajó de manera incansable para hacer este sueño de muchos.
LP - ¿Desde cuándo estás interesado en el cielo?
L.G. - Desde siempre, desde que tengo memoria, creo el libro que más recuerdo de mi niñez es uno con móviles de astronomía que me regalaron mis padres. El cielo es asombroso tiene tantos secretos y aventuras que un chico no necesita nada más.
LP - ¿Cómo te fuiste formando en el tema?
L.G. - Como Eduardo y Severin, soy autodidacta, estudio solo o con otros aficionados y me formo siempre a través de publicaciones y libros sobre astronomía.
LP - ¿Frecuentabas el observatorio desde chico? ¿Qué recuerdos tenés de esos tiempos?
L.G. - Sí. Empecé a ir cuando tenía seis o siete años y fui hasta que empecé el secundario, dejé por esas razones de la adolescencia. En dos mil cuatro más o menos volví a ir nuevamente para estudiar de manera más rigurosa y no deje más. Eduardo resultó siempre una persona sorprendentemente atrapante y podía hablar horas con él, me enseñó muchísimo de astronomía y de la vida. Cuando subo siempre recuerdo cuando caminábamos juntos por los pasillos hasta llegar a la cúpula, creo que esas cosas me van a acompañar para siempre, él fue muy importante para mucha gente en la ciudad. Les enseñó astronomía a generaciones de rafaelinos, incluso encontré astrónomos que leyeron sus traducciones sobre estrellas variables.
LP - ¿Cuál es la realidad actual del lugar?
L.G. - Ahora estamos bien, considerando de dónde venimos. El equipamiento está bien mantenido Eduardo siempre fue muy cuidadoso y creo que pocos lo usaron más que él. Pero creo que necesitamos una actualización del Telescopio, no por no ser funcional, sino por cuestiones tecnológicas un nuevo equipo, un poco más grande, de doce pulgadas, por ejemplo, nos abriría nuevas fronteras.
LP - ¿Qué cronograma de actividades tienen revisto a partir de febrero?
L.G. - Como siempre estaremos abierto a las escuelas que nos visiten. Pero este año queremos también convocar a aficionados para formar un grupo como lo era Amigos de Urania. Queremos recuperar el espíritu del grupo, donde podamos hacer investigación y divulgación sobre temas astronómicos, pero también brindar un espacio a aquellos a los que nos apasiona el espacio. Otro de los objetivos es poder reabrir para el público en general, que no nos fue posible el año pasado debido a la gran cantidad de escuelas que nos pidieron turnos, fue una respuesta sumamente gratificante.
LP - ¿Hacia quiénes extienden la invitación para que lo visiten?
L.G. - Cualquiera que esté interesado en venir debe escribir a observatorioastronomico428@gmail.com y en base a los turnos disponibles se programarán las visitas.
LP - ¿Qué tienen para ofrecerle al interesado en conocerlo o volver a estar en el lugar?
L.G. - Dependiendo de la noche y de quienes nos visitan podemos observar la luna, los planetas. Ver espacio profundo hoy en la ciudad es muy complicado porque existe una contaminación lumínica increíblemente grande que no nos permite ver objetos tenues o difusos como las nebulosas.
LP - ¿Tienen relaciones con otros centros del espacio?
L.G. - Tenemos relación con el CODE de Santa Fe y una amistad con los chicos de Alfa Centauro de Sunchales que hacen un trabajo increíble de divulgación científica.
LP - ¿Por qué consideras importante participar de una actividad astronómica?
L.G. - Para mí el espacio nos muestra cosas tan maravillosas que hasta el más imaginativo libro de ciencia ficción parece mediocre, y lo digo siendo aficionado al género. Pero aparte nos da una lección de humildad porque como dice Carl Sagan somos un punto azul pálido en el Cosmos y eso hace que muchas cosas se tornen irrelevantes y muchas otras muy importantes.
por Raúl Vigini
raulvigini@yahoo.com.ar