La Palabra

En busca de… Mujeres 2000, protagonista

LP - ¿Cuál es tu formación profesional?

A.V. - Estudié en distintas casas de estudio porque me parecía importante tener distintas visiones, distintas formaciones. Tengo veintisiete años, trabajé en CIPPEC donde me dedicaba a hacer investigaciones y asesoramiento a gobiernos en la implementación de políticas públicas y herramientas sesión por resultados. De repente hice el paso a algo más territorial en más contacto con la gente.

LP - ¿Cómo te resultaron los estudios en diferentes universidades?

A.V. - Soy primera generación de universitarios de mi casa. Así que de por sí cursar una carrera fue un desafío porque no tenía referentes en mi entorno como para llevarla adelante, pero sí tenía el apoyo así que eso fue fundamental. Son casas de estudio muy distintas, por eso me parecía importante la complementariedad, para no quedarme con el sesgo único de mi primera casa de estudios. La verdad es que cambia mucho no la calidad educativa, sino la calidad del entorno en el que desenvolvés. Pavadas que no son pavadas, como no tener asiento en la pública y en las otras tener silloncitos. Pero soy una enamorada de la UBA y de la carrera que ahí hice. No me arrepiento en lo absoluto. Me encantó después poder tener la posibilidad de estudiar en otras casas donde me encontré también con docentes increíbles, con compañeros increíbles. De las tres casas de estudio puedo hablar de que el nivel de los docentes, el nivel académico, y el de los compañeros es buenísimo. Pero la UBA tiene esa mística donde el sacrificio es el doble en el sentido de que las dificultades con las que te encontrás a la hora de estudiar es muy particular. Me refiero al entorno con el que te encontrás. Esas dificultades que, si bien no tuviéramos que tenerla en la universidad te vuelven un poco resiliente, te vuelven a prueba de balas en el medio de la carrera, y eso yo por lo menos lo valoro porque me preparó para lo de después. Eso de encontrarse con un montón de obstáculos a la hora de llevar adelante cualquier trabajo, cualquier objetivo que te propongas, y tratar de ir saltándolo.

LP - ¿Del ingreso al CIPPEC qué podés contarnos?

A.V. - Empecé como voluntaria. Había sido voluntaria en varias organizaciones, había trabajado en otras organizaciones sociales. A medida que fue pasando el tiempo fui como validando mis actitudes con la gente, después me contrataron como consultora externa, después pasé a ser staff y a ser asistente de investigación, pasé a ser analista y terminé como coordinadora de gestión pública.

LP - Mencionaste tres programas en vigencia en Mujeres 2000.

A.V. - Sí. Emprende es el programa con el que la organización surgió. Microcréditos para mujeres. Familias en obra surgió hace diez años porque se empezó a identificar que las mujeres llevan adelante sus emprendimientos en sus viviendas, en general no cuentan con un presupuesto para tener un taller o un espacio aparte, pero sus viviendas están atravesadas por múltiples déficits, viven en condiciones de hacinamiento, hay problemas de inundaciones, filtraciones, temas del sistema eléctrico que ponen en riesgo además de la vida de la familia, también su propio emprendimiento. Identificamos esa problemática y dijimos por qué no dar microcréditos y asesorar a las mujeres para que mejoren su vivienda y su calidad de vida y de esa manera su emprendimiento. Esto se extiende a las familias de la comunidad. Tienen acceso al microcrédito también. Y el otro programa es Acceder estudiando, y fue por propio impulso de las mujeres porque la hija de una emprendedora quería estudiar una carrera universitaria y tenía la dificultad económica y la brecha que hay entre la formación secundaria con la universitaria. Decidimos acompañar a estos jóvenes que querían superarse y aspiran a un proyecto de vida superador. Brindamos la beca, el estipendio económico, por otro lado, tutorías, clases de apoyo. Y brindamos talleres para la inserción laboral porque nuestro objetivo es que nuestros jóvenes se gradúen y consigan un empleo de calidad, y para mejorar su calidad de vida. Porque lo que escasea tanto en la secundaria como en la universidad es la formación en las habilidades blandas, habilidades cognitivas, socioemocionales. Quizá salen con un conocimiento técnico bueno, pero no saben comunicarse, o tener una entrevista laboral, no desarrollan habilidades de liderazgo. Este programa tiene una beca mensual que no deben devolver, es una transferencia directa incondicionada.

LP - ¿Cuál es el grado de incumplimiento en el pago de los microcréditos?

A.V. - Es algo que nos llena de orgullo contarlo. Porque realmente confiamos en un sector de la población en el que ninguna institución financiera confía y nos dirían que estamos locos prestando dinero con los ojos cerrados. En el programa Emprende la tasa de incobrabilidad histórica es del tres por ciento, y en el caso de Familias en obra es del cuatro y medio por ciento. O sea que el noventa y siete por ciento de las familias, de las mujeres, nos devuelven el crédito en tiempo y forma. Y ese porcentaje de incobrabilidad que tenemos a su vez no se explica por mala voluntad, sino por casos de violencia, casos de enfermedad y/o muerte, casos de pérdida de empleo del sostén del hogar. 

LP - Contanos una historia concreta de una emprendedora.

A.V. - Hay un montón de casos. Cuento uno que recuerdo bien. Bety es del barrio Bancalari, hace disfraces, había empezado antes de Mujeres 2000. Siempre dice que Mujeres 2000 le permitió darle forma. Arrancó haciendo un disfraz para un pedido y terminó exportando disfraces a Colombia, a Uruguay, a Chile, vendiendo por internet, y haciendo producciones en cantidad para Latinoamérica. Hoy tiene un taller gracias a los créditos de Familias en obra, había empezado en el programa Emprende y ahora su hija está aplicando para ingresar a Acceder estudiando. Siempre tuvo una conducta de pago ejemplar y hoy no nos está pudiendo pagar. Si nosotros fuésemos solo una institución financiera le soltaríamos la mano a Bety y la complicaríamos. Pero sabemos que no tiene mala voluntad porque su venta bajó. Y para sostenerla emocionalmente y técnicamente es donde se pone a prueba nuestro trabajo y esta importancia de lo humano en lo que hacemos.

LP - ¿Qué significa para vos ocupar el lugar que tenés en Mujeres 2000?

A.V. - Sumamente gratificante. Voy al barrio todos los sábados. El vínculo que se construye tanto con los jóvenes, con las mujeres, con las familias es hermoso. Me genera muchísima admiración lo que hacen los voluntarios, y el compromiso de la gente con la que trabajamos. Soy optimista por naturaleza, pero me genera un optimismo aun mayor el ver la cantidad de gente que hay comprometida y dispuesta a hacer algo para transformar la realidad de desigualdad y de injusticia social en la que vivimos. A uno le genera la esperanza de que el futuro no va a ser tan malo, sino que hay un montón de gente que está dispuesta a trabajar para que no lo sea. Me genera gratitud. Estoy muy agradecida por tener la oportunidad de vivir y de conocer la realidad en la que uno trabaja. Siempre digo que pasé del escritorio al territorio, de hacer investigación a estar con la gente, no cambio por nada en el mundo el territorio. Uno cree que está yendo al barrio a dar, a ayudar, a contribuir con esas personas, resulta que volvés más lleno y recibís muchísimo más de lo que estás dando. Por eso me gusta destacar la diferencia entre la solidaridad y el asistencialismo. El asistencialismo se ejerce verticalmente. Y la solidaridad se ejerce de manera horizontal entre pares. Nos estamos dando mutuamente, y eso creo que es lo rico y lo constructivo. Por eso recomiendo a todas las personas que puedan dedicarse un rato a trabajar de manera solidaria con otros y otras para tratar de construir un poco y transformar la realidad.

por Raúl Vigini

raulvigini@yahoo.com.ar

Autor: Raúl Vigini

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