LP - ¿Cómo se fueron dando tus primeros pasos en tu formación?
M.E. - Nacida en San Luis. Hice la Universidad de Cuyo en Mendoza, en Comunicación Social, ya tenía enfocada la mirada en el campo ambiental, quería trabajar con todo lo que tenía que ver con problemáticas ambientales, entendía que los medios de comunicación eran un nicho donde quería estar, sin embargo me parecía que todavía había que construir como las bases en cuanto a la sociedad de conciencia, de sensibilización, me parece que faltaba una articulación en la cual quería estar desde el lugar de comunicadora. La desarticulación de actores sociales frente a una problemática es lo que más me motivó, de hecho que mi estudio estuvo centrado en eso. A pesar de que en Mendoza hay mucha articulación sobre todo lo que tiene que ver con el tema del agua. Si hay una provincia ejemplar en cuanto al trabajo social, comunitario, empresarial, gubernamental y otros factores de la sociedad civil como la academia, me pareció que es un gran ejemplo. Me recibí pronto y fui a Buenos Aires a poder tomar más universos, lo que llamo materia prima, que me iba a ayudar después a mi rol de comunicadora. Había tomado la decisión de trabajar en Buenos Aires en gestión ambiental y me subí al barco de las relaciones internacionales, que sigo considerando que cuando uno toca el tema del ambiente, tiene siempre un plano, un nivel muy local que tiene que ver con las personas, que viven, sufren, están impactadas, en riesgo, vulnerables hasta un desastre natural como a nivel macro. Después de diez años ya es sabido que todo lo que sucede a nivel muy local es un reflejo a lo que pasa en un nivel global, porque compartimos el mismo universo. Terminé esa formación, trabajé en ongs muy chiquititas, y tuve la posibilidad de empezar a integrar, por lo menos desde la parte más técnica, los nuevos lenguajes, o los lenguajes posibles para poder comunicar el trabajo ambiental de una ong. Pude ver cómo hoy comunican las instituciones su trabajo. Básicamente hay algunas herramientas que hoy son el abc de las organizaciones como es tener un sitio web activo, actualizado, cada vez más atractivo, cada vez más sencillo, cada vez más amigable y por lo tanto accesible para los distintos universos sociales en cuanto a la alfabetización digital. A partir de esto surge el mundillo de las redes sociales, y cada una con su lenguaje particular, por otro lado las publicaciones, las ong tienen una gran responsabilidad de hacer transparente sus trabajos, si bien sus formatos varían en digital o papel, hay una gran diversidad, y después la parte audiovisual. Hablamos del dos mil nueve. Tuve la gran oportunidad de armar junto con Canal Encuentro, que terminó siendo para Paka Paka, tuvimos la suerte de que nos apoyaran en una serie de micros documentales para niños de escuela primaria, que tuvieran como objetivo principal el valor del agua. Sin ir a las cuestiones trágicas del agua, sino aprender qué es el agua, por qué es importante y en qué estado la conocemos. Hicimos una serie muy linda y ahí me enamoré del lenguaje audiovisual y me fui luego tres años al Canal Encuentro para jóvenes. Esa fue una parte de mi vida en cuanto a la producción de proyectos audiovisuales con fines educativos y de ahí pasé a Fundación Temaikén donde apliqué todas las herramientas de comunicación que tenía. Creamos muchas herramientas, estoy convencida que la comunicación ambiental debe ser educativa, salvo el periodismo que toma otros formatos, pero en general la educación ambiental debe tener componente educativos, creo que es una acción contante, una praxis constante lo que ofrece la ciencia de la comunicación en esta materia. Y en estos tres años con Temaikén estuve básicamente en temáticas de biodiversidad. A FARN la conocía desde hacía diez años porque para mi tesina de grado, cuando tuve que trabajar información ambiental, quienes lideraron gran parte del proceso de la ley de acceso a la información pública ambiental había estado muy presente gente de esta fundación y la venía tomando como un referente en cuanto al cambio social que tenía que ver con el cambio real de actitudes referente al modelo de desarrollo -en valores, sentido común, respeto hacia el otro, igualdad- sin importar el gobierno que estuviera. Considero que hablar de ambiente es hablar de valores humanos primeramente, una vez que podemos valorarnos entre nosotros y respetarnos entre nosotros, podemos llegar a otros entornos, con otros seres. Desde ese lugar llegué finalmente y felizmente este año a FARN.
LP - ¿Cómo llegaste a Canal Encuentro y a Fundación Temaikén?
M.E. - Sufrí un año y medio de reciente llegada mientas estudiaba los posgrados en Buenos Aires. Seguramente fui parte del numerosísimo grupo de jóvenes que llegan a esa gran ciudad sin contacto y que buscó en los lugares comunes de búsqueda laboral sin suerte. Y mi forma de ser no es utilitarista para esos fines aunque tuviera contactos. Los primeros trabajos surgieron dentro de los entornos académicos en los que estaba conociendo gente, buscando proyectos conjuntos. Con Canal Encuentro tuvo que ver porque hicimos un proyecto con la ong donde trabajaba. Pero quien me conoce puede decir cómo llegaste allí si sos una ambientalista, ya que Temaikén tiene un sistema de sentidos encontrados, pero uno puede decir que en ese lugar conocí los grandes amantes de la biodiversidad, y los grandes debates en cuanto a los valores, a los derechos, incluso el derecho de los animales debatimos. Fue un entorno cómodo por eso me quedé varios años. Fue el momento en el que me especialicé en biodiversidad que me parece el más importante que tiene el tema ambiental.
LP - ¿Qué estás desarrollando en tu trabajo en FARN como comunicadora?
M.E. - En FARN hay mucho para hacer, eso es muy positivo, la amplitud, la libertad que uno tiene, el poder crear, construir propuestas, es lo más llamativo, felizmente, que tiene la fundación. El comunicador de cualquier organización siempre está con los desafíos en la mano, sea sustentabilidad, sea presupuestos mínimos. Y todo desafío se puede superar y se pueden hacer cosas. El hacer siempre está, lo que tenemos que hacer es priorizar, y ver en qué momento se puede desarrollar más proyectos, hacia más público. FARN tiene el desafío de aggiornar nuevos lenguajes que tengan que ver con lenguajes de fácil acceso a los ciudadanos, sin dejar la seriedad, el compromiso, el tiempo que se le dedica cada uno de los referentes de los temas a sus investigaciones, a su análisis muy minucioso que tiene cada uno del recorte de realidad que tienen cada uno en el gran mosaico de temas ambientales en Argentina. Siempre desde un lugar de la incidencia en la agenda pública. Que todos los trabajos que salgan de acá realmente tengan un impacto en todo el país. Desde ese lugar hay desafíos como de ampliación de público, de realmente llegar a la comunidad. Y en términos educativos, mantener esa oferta como cursos de derecho ambiental, como una actualización de herramientas, de recursos y demás para que esto genere un plus de valor a todo el seguimiento que hacen los profesionales especialistas de la fundación. Es como darle este valor agregado a lo ya hecho.
LP - Desde lo particular. ¿Tenés la mirada en otros proyectos profesionales?
M.E. - Me estoy formando en el profesorado universitario, no he entrado en el mundo de la búsqueda porque entiendo que la profesión de la docencia es una grandísima responsabilidad y respeto muchísimo a los buenos docentes con los que he trabajado mucho. Hice y di muchas capacitaciones en cuanto a tecnologías, discursos y lenguajes. Trabajé mucho sobre alfabetización ambiental y alfabetización digital. Y ahí conocí varios docentes que me inspiraron mucho para seguir este camino. Un ideal es seguir trabajando en una organización de la sociedad civil como FARN que es el más importante referente en materia ambiental argentina. Y lo importante es compartirlo, por eso considero que el lugar más solidario que hay es el de la docencia y me encantaría sumar esta parte. Siempre está el interés de armar algo propio que pueda generar un impacto chiquitito en el espacio en el que uno vive. Desde ese lugar, entre algunos proyectos muy incipientes, estoy trabajando con un equipo de colegas que viene del ámbito del diseño con quienes estamos empezando a armar los primeros lineamientos, que se llama Ambienter, que quiere hacer una entrada al mundo del significado de nuevos valores. La parte que nos cuestionamos es que hoy las sociedades básicamente se están manejando desde los discursos publicitarios, y a las publicidades solamente acceden las empresas que tienen dinero para pagarlas. Entonces, si no está esa publicidad -clásica, alternativa, o los muchísimos modos de hacerla- de todas maneras siempre se replica el mismo problema que tomamos como fundamentación de lo que queremos hacer, que tiene que ver con que por qué personas que están trabajando y tal vez no tienen los recursos necesarios para poder comunicar y transmitir lo que hacen -y hablo de grupos de asociaciones chiquititas pero que dentro de su hacer propio y artesanal hacen productos muy sustentables e inmediatos sin dinero para invertir, o para trasladar, trabajan con materia prima local o reciclada pero en su entorno barrial- y dentro de nuestro interés es poder ofrecerle armar todo el sistema publicitario. Para esto vamos a necesitar empresas y es ponerle valor a su trabajo. Esa es la gran crítica que tenemos. Nos parece injusto este sistema de que solo pueden consumir aquello que se conoce. Es un punto fuerte de la inequidad social.
LP - ¿Cuál es tu anhelo para ver concretado en un mediano tiempo?
M.E. - Soy poco ambiciosa en cuanto a qué logros tangibles poder alcanzar. Lo primero es haber podido transmitir el compromiso en el que uno está haciendo. En que no se puede hacerlo solo. Para que algo suceda es necesario la participación plena de todos, el respeto de todos y el valor de todos. Por lo menos en los circuitos que conozco de la comunicación todavía existe una competencia que no hace fluir, que no hace evolucionar a la comunicación en términos casi utópicos. Básicamente eso, cambiar en el espacio que uno trabaja, con estos valores, y si esto funciona para todos los planos de la vida, el reconocimiento viene solo. Creo que mi vida va a ser siempre así, no en niveles superlativos, pero todo con todas las piezas humanas necesarias y valoradas, orgullosas de lo que hacen.
por Raúl Vigini
raulvigini@yahoo.com.ar