La Palabra

En busca de... Luis Chazarreta, músico

LP - La importancia de arreglar propio y ajeno.

L.C. - En general y cuando los costos de una producción me lo permiten, elijo que otros arregladores trabajen mis temas, porque siento que descubren aspectos de la obra, adonde no había llegado mi mirada y que suman para bien, coloraturas y modelos rítmicos diferentes y que aportan y lo hacen distinto. Me ha pasado por ejemplo, arreglando un tema mío, advertir que estoy repitiendo elementos que ya habían sido  sugeridos  por mí en la etapa compositiva. Y no suma. Diferente es, por contraposición, asumir el trabajo de arreglista de una obra ajena. Es más liberador y pueden imaginarse opciones sin un marco tan rígido, tan solo delimitado por acuerdos y charlas previas con el artista que encarga la producción para su proyecto. En mi caso, de hecho creo que es en lo que más he trabajado en mi vida, orquestando proyectos de música popular, escribiendo para todo tipo de ensambles y me resulta gratificante de vez en cuando, escuchar por ahí en algún trabajo mío de hace años, en una  radio, o algún archivo encontrado sin buscarlo en la maraña de YouTube o Spotify.

LP - La misión de la Orquesta de Música Popular provinciana.

L.C. - En 1990, cuando regresé a La Rioja, fundé la Orquesta Municipal de Música Popular, que dirigí durante varios años. Era un organismo inédito y muy necesario para la provincia en nuestra actividad. En los primeros tiempos se contaba con muy escasa formación de cuerdas. Solo dos viejos violinistas y una violoncellista. Luego al vincularse con profesores de la Sinfónica de San Juan que viajaban aisladamente a dar clases aquí, fueron sumándose jóvenes que accedieron a formarse con ellos. Ahí se abordaba repertorio folklórico, de tango, música latinoamericana y por supuesto tratábamos de poner en valor y dar énfasis a nuestra música regional, como lo son las vidalas chayeras y los llamados chutunquis. Y creo que esto tuvo la importancia de llevar a la consideración de nuestro público local primero, e interprovincial después, al poner a sonar las obras de nuestros tantos buenos compositores, en formato orquestal.

LP - Proyectos logrados.

L.C. - El primero y el que considero el eje, fue dedicarme a la música y poder vivir de eso. Luego fueron diferentes etapas y propósitos. Por ejemplo, lograr tener en La Rioja, uno de los mejores estudios de grabación del Noroeste argentino, por donde pasaron tantas figuras importantes como Alfredo Abalos, Rubén Juárez, Pancho Cabral, Raly Barrionuevo, Bruja Salguero, Opus Cuatro, Peteco Carabajal y la mayoría de los artistas folklóricos de la provincia. También haber querido y haber podido crear y dirigir una orquesta en La Rioja, formar e integrar como intérprete durante más de diez años “El Trío de la Cuerda”, con mi hermano Carlos y el guitarrista Nelson Scalisi. Una etapa magnífica de mucho trabajo en el país y el extranjero, que siempre recuerdo con mucho cariño.

LP - Momentos destacados.

L.C. - Sería imposible enumerar tantas cosas que pueda rememorar, pero como para decir algunas podría acordarme de lo grato que fue haber grabado discos con mis ídolos de la adolescencia como Chito Zeballos, Alfredo Abalos, Ramón Navarro y muchos más. Sin duda fue una época muy feliz para mí, como tocar junto a Alfredo Zitarrosa durante un año y luego acompañarlo en el estadio Centenario de Montevideo en su vuelta del exilio. Y guardo un tesoro de sensaciones inolvidables, como llegar a una sesión de grabación a la que fui convocado por Emi Odeon, y ver que en la silla de al lado estaba sentado Lalo Homer, y que yo a dos meses de llegar a Buenos Aires, estaba por grabar con él, uno de mis ídolos de la guitarra folklórica argentina. Insuperable. También, en una producción de Polygram donde había escrito los arreglos, tuve el altísimo honor de dirigir a un cuarteto de cuerdas integrado por Elias Khayat, Santiago Kutchevatsky, Julio Graña y José Bragatto, con quien luego tomé clases. Regalitos de la vida para un chango de veinticuatro años. También compartí grabaciones con Raúl Barboza, Rodolfo Sánchez -mi amigo y bombisto preferido-, Eduardo Spinassi, Lucho González, Colacho Brizuela, Oscar Giunta y muchos más. 

LP - Aportes a otras propuestas.

L.C. - Me ha tocado mucho en mi rol de arreglador y productor discográfico aportar en mi trabajo como tal, muchísima cantidad de arreglos pensados y elaborados “a medida”, para distintos tipos de ensambles, direccionados a caracterizar el acompañamiento de un determinado artista, y que luego quedan como una marca y modelo distintivo de su carrera.

LP - Lo que convoca tu presente en lo laboral.

L.C. - Hace pocos días terminamos de mezclar con el “portugués” Jorge Da Silva, un nuevo disco que arreglé para el querido Raly Barrionuevo y que pronto estará en la calle. Produje también para el Gobierno de La Rioja y en plena pandemia, una versión de nuestra “Cantata Riojana”, de Ramón Navarro y David Gatica, interpretada por ochenta y cuatro artistas mujeres de La Rioja -cantantes, instrumentistas, actrices, bailarinas, artistas plásticas- en formato de video y que ya puede verse en You Tube y oírse en Spotify y otras plataformas con el título de “Con nombre y apellido”. Hoy estoy en Buenos Aires mezclando junto a César Silva, un nuevo disco homenaje al poeta Ariel Ferraro, co-producido junto a Víctor Carrión, y con generosos invitados como Jorge Fandermole, Peteco Carabajal, Carlos Ferreyra, León Gieco, Nadia Larcher, Luis Baetti, Patricia Andrade, Mery Murúa, Lapacho Dúo, Germán Gómez, Juan Carlos Varela, Hernán Robles y otros que aportaron su canto para mostrar dieciséis canciones con textos de Ariel, como un nuevo racimo de obras que a partir de su exquisita poesía, fueron musicalizados entre otros, por Raúl Mercado, Ramón Navarro, Camilo Matta y otros. También participé como compositor de dos temas: el tango “Del amor en Bahía” y “La Colquireña” en ritmo de cueca.

LP - La escuela guitarrística argentina en la actualidad.

L.C. - La guitarra es un instrumento del mundo. Versátil y adaptable a diversos géneros y estilos. Nuestro país acuna, en ese inmenso espectro de posibilidades, los colores y matices que sugieren las músicas regionales, como la música del litoral con el chamamé, la de Santiago del Estero con su chacarera, la chaya en el Noroeste, el potente estilo carpero que viene desde Salta, la música rioplatense y el tango. Si a esto le sumamos el abordaje que a cada estilo realizan los músicos que tocan guitarras eléctricas, donde por supuesto figuran a la vanguardia los del jazz, el blues y el rock, el abanico se amplía mas tímbricamente. A pesar de venir de una cuna folklórica, celebro con alegría que al amparo de tanta información virtual que ofrece el Internet, están ocurriendo mixturas de géneros, antes impensados y afloran corrientes nuevas de composición y exposición de estos nuevos géneros y que se expresan mayoritariamente a través de la guitarra. Este es un país de mucha guitarra. Tenemos aquí uno de los festivales de este instrumento más grandes del mundo, como lo es “Guitarras del Mundo”, creado por Juan Falú, donde claramente podemos disfrutar de tantos estilos, técnicas diferentes y músicas variadas. Y por último, desde la década del ‘90 aproximadamente, las nuevas generaciones pueden contar en varios lugares del país, con la organización que ofrecen los conservatorios y las escuelas de música popular, con excelentes planteles profesionales, que ayudaron a recopilar, ordenar y facilitar el material bibliográfico necesario donde abrevar, para quienes están interesados en formarse con nivel académico relacionado a nuestra música popular. Así las cosas, el panorama es inmejorable. Y a esto lo confirma la constante aparición de nuevos excelentes valores de la guitarra argentina.

LP - Algo más que desee agregar.

L.C. - Solo agradezco, Raúl, tu intención de saber de mi trayectoria y de algunas de           mis cosas vividas en este tránsito por esta vida de música que felizmente, me ha tocado vivir. Un gran saludo. 

por Raúl Vigini

raulvigini@yahoo.com.ar

Autor: Raúl Vigini

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