La Palabra

En busca de… Hermenegildo Sábat, protagonista

LP - Usted es uno de los prestigiosos artistas que vienen del otro lado del charco…

H.S. - Nací en Montevideo, Uruguay en 1933, pero soy ciudadano argentino también. Llegué a Buenos Aires en 1966 pero siempre íbamos a visitar a la familia de mi mamá que vivía en La Boca.

LP - Cuéntenos de su trabajo de artista plástico.

H.S. - Cuando dedico mi tiempo a la pintura casi siempre la inspiración se da en los personajes de Juan Carlos Onetti. Así que la literatura me permite pintar. Y hago mis obras para regalarlas, lo que muchos cuestionan ese gesto mío y me critican por eso. Cosa que para nada me molesta.

LP - ¿Quién lo acercó a la música?

H.S. - Viviendo en Uruguay, de adolescente, iba a la casa de un hombre que se llamaba Juan Rafael Grezzi, y tenía una colección fantástica de discos de setenta y ocho revoluciones, obviamente, y hacía reuniones en su casa los miércoles a la noche, entonces, empecé a ir. Me plegué a eso, después pasaron los años, hubo una reunión de amigos que es lo que se llamó el Hot Club de Montevideo y participé de las cosas que se hacían, pero al mismo tiempo, aparte del jazz, siempre seguí la música clásica y el tango. Yo soy medio melómano, me gusta la música.

LP - ¿Por qué eligió estudiar clarinete?

H.S. - Lo compré siendo grande ya, tenía más de veinte años, después me compré otros clarinetes, pero me ha servido para entender la música para clarinete por ejemplo (risas). Toco, sigo tocando, pero no pasa nada, no es para registrarlo tampoco. Alguna vez toqué con amigos en público, pero nada del otro mundo.

LP - ¿Qué lo motivó a publicar sus libros?

H.S. - En el que presenté este año en la Feria del Libro publicado por Planeta la cosa fue muy concreta, incluí únicamente mis cuadros, llamémosle obra pictórica. Los otros libros fueron específicamente hechos alrededor de un tema concreto, ya sea Fernando Pessoa, Django Reinhardt, gente que yo quiero, Carlos Gardel. La verdad es que me ha resultado difícil, los libros se hicieron y pasaron de largo, qué vamos a hacer, sabe que en las cosas que a mí me pasan, yo intervengo, no?

LP - ¿Si tuviera que mencionar sus mejores momentos en la vida?

H.S. - He sido un tipo muy gratificado, así que he tenido muchas satisfacciones, entre las más grandes tal vez esté mi familia, y estoy muy feliz con eso.

LP - ¿Y amarguras y tristezas que le sucedieron por un dibujo propio?

H.S. - No. No sé… Parto del principio que las cosas que uno hace no están destinadas a satisfacer a todos, y en ese sentido creo ser un tipo adulto así que no me afecta en el mejor sentido y en el más honrado sentido que no guste o que alguien reaccione por las cosas que yo hago.

LP - Un detalle original que los lectores empezaron a encontrar en su trabajo es el sellito del león en los dibujos del diario. ¿Dónde lo encontró y cuál es la historia?

H.S. - Estaba en Nueva York y fui a una casa de venta de artículos de dibujo y pintura, en el centro de la ciudad y allí lo compré. Mirando la vitrina, me gustaron y los compré. El sellito del león ahora lo uso cada tanto y fue un hallazgo en un viaje. Lo empecé a ubicar en alguna parte del dibujo y se hizo clásico. Como será que un día me habló un señor por teléfono para preguntarme qué significaba ese león y como no se lo dije me insultó y cortó. (risas)

LP - ¿Y qué sentido le dio a ese aporte en su dibujo?

H.S. - Mire, el sentido se lo da la gente (risas). Yo aproveché un tiempo para poner esas cosas y  la gente creía -verdaderamente como no hay palabras- agregarle significado.

LP - El dibujo político: ¿Límite del dibujante o tolerancia del lector?

H.S. - Creo que hay cosas que no están escritas. Evidentemente, por lo menos yo, no incurro en la posibilidad de hacer cosas explícitas, hay algo de picardía sin duda, pero nunca hay ataque concreto, o por lo menos yo no los he efectuado.

LP - ¿Qué espera del año en curso?

H.S. - (risas) La primera actividad es seguir viviendo. Que ya es bastante. Sigo trabajando…

por Raúl Vigini

raulvigini@yahoo.com.ar

Autor: Raúl Vigini

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