La Palabra

En busca de… Francisco Giletta, protagonista

LP - ¿Cuál es su historia familiar que llegó con el dialecto piemontés al país?

F.G. - “La storia a l` é bela, a fa piasi contela, veuste che ´l la cunto?” (La historia es bella y es un  placer contarla, quieres que te la cuente?). Mi historia familiar es muy parecida a la de tantos inmigrantes. Mis ascendientes  paternos zarparon de Génova,  integrando un grupo de Giletta, allá por el 1882. Y después de sufrir, en tercera clase, bailando treinta días como una cáscara de nuez, en el bravo Océano Atlántico, llegaron a Buenos Aires y se hospedaron en el hotel del Inmigrante. Luego en una barcaza de siete tablones y un motor  hasta Santa Fe y en carro sin resortes hasta Pilar… unos por Humboldt -donde murió mi bisabuela Magdalena Rosso de Giletta-, luego Rafaela y Presidente Roca… En 1886 se instalan a cinco kilómetros al sur de San Francisco y construyen cinco casas unidas por un camino que se llamó La Línea de los Giletta.

LP - ¿De quien escuchó usted los primeros diálogos en esa lengua romance?

F.G. - Nací en el campo, en una de las casas de la Línea de los Giletta. Y a los cinco años fui a  la Escuela Rural sin saber una sola palabra de español. Compartía mi casa con mis dos abuelos  piamonteses -Francisco Giletta, de Scarnafigi y Magdalena Turletto de Giletta  de Cavalier Maggiore- y mis padres Juan y Angela. Todos hablaban únicamente piemontés. Tuve que hacer un gran esfuerzo para aprender el idioma de mi país. Y no solamente me ocurrió a mi sino a casi todos los niños de esta Región con familias piemontesas. El idioma oficial era el piemontés -ejemplo, en la zona de Quebracho Herrado en 1940 había una sola persona que hablaba español y le decían que era “blagueur”, fanfarrón. Pero las maestras amonestaban al que lo hablara. Así lo cuenta muy bien el doctor Roberto A. Ferrero en su reciente y ponderable libro “Jalones de la Historia Sanfrancisqueña”: “En el primer día de clase la maestra le pide a un alumno que se ponga de pie y se presente. El niño se quedaba sentado, no entendía la orden, hasta que uno de sus compañeros le dijo: ¡DRISSTE!... Y se puso de pie inmediatamente”.

LP - ¿Cómo inició su tarea de recopilar los refranes?

F.G. - Contraje esta enfermedad  -malatía- de recopilar refranes gracias a un Misionero de la Consolata, P. Juan  Bosco. El publicaba periódicamente un Canton Piemontés en La Voz de San Justo y cuando murió mi padre le dedicó uno… y allí nació la idea de seguir su camino, y empecé averiguar entre mis amigos y parientes los refranes que existían y me  encontré que prácticamente en todas las familias había uno o dos que era costumbre repetir,  un poco como recuerdo o como algo jocoso.

 LP - ¿Qué  material literario utilizó además como fuente para darle forma a la obra?

F.G. - El P. Bosco se fue de Argentina y me regaló los tres tomos de Lorenzo Burzio “Alla  Ricerca del Vecchio Piemonte” que era la fuente que él tenía. Tuve luego otro hermoso  regalo del Doctor Ugo Bertello, Vicepresidente de los Piemonteses en el Mundo, el libro  del periodista torines Enrico Bassignana “Sapiensa Antica”, oltre 3000 proverbi e modi di dire del Piemonte). Me fueron muy útiles, especialmente este último. Pero además nombré y desarrollé los refranes que iba descubriendo entre mis amigos y parientes. Y mucho más encontré en los innumerables artículos y libros escritos en la Región, especialmente después de cumplir cien años las ciudades o pueblos de la Región Piemontesa. No puedo dejar de mencionar el excelente libro “Historia de Rafaela” de Adelina Bianchi de Terragni, elogiado por la prensa, local, regional y nacional y tampoco puedo sustraerme de la tentación de transcribir algunos párrafos cuando se refiere a la colonización italiana en la página noventa y seis: “La característica psicológica de los italianos del siglo pasado, fue la de la gran modestia… fue un factor importante en la economía argentina por su resistencia y su don de adaptabilidad. Tuvo coraje y supo bastarse a sí mismo… a las razones expuestas, que bien conocía Guillermo Lehmann, pueden agregarse otras, reconocidas por los estudiosos  en la materia: la gran sobriedad y el sentido de la economía”.

LP - Cuéntenos algunas anécdotas que seguramente presenció en estos años de conversaciones y dichos con origen italiano.

F.G. - Habría  material para otro o varios libros. Me voy a quedar por traer el recuerdo de un piemontés que vivió en San Francisco, el Doctor Ruela. Cuando lo encontrábamos surgía  la pregunta obligada, como en la mayoría de los casos: “¿Cuma va sta vita?”. Y el contestaba: “sempe ciuch, mai malavi” -siempre borracho, nunca enfermo- u otras veces “en poc storta, un poc drita” -un poco torcida, un poco derecha… pero eso ya servía para iniciar una conversación amena. Era un hombre sin respetos humanos que lo inhibiera. No creo que haya muchos en el mundo que escriban un cartel con letras grandes, en el frontispicio de su casa: “L `ann ch´i ven, chissà se i soma”, el año que viene no sé si estaré. Al año aproximadamente de la muerte de mi amigo le pregunto a su esposa “¿Por qué sacó el cartel en piemontés que para nosotros era importante?” Me respondió: “Lo  que pasaba es que la gente al verlo se persignaba creyendo que era una Iglesia!!!”. Entre tantas, rescato otra de mi tío José -Yepu-. Cuando estaba en una reunión y quería irse le decía a sus hijos: “andoma a ca ch`a piu” -vamos a casa que llueve- y por supuesto que no llovía.

LP - ¿Cuál es el estado del idioma piemontés actualmente? ¿Hay quienes se ocupan en preservarlo y difundirlo especialmente para los herederos de aquellas familias que llegaron de la región alpina?

F.G. - Según mi humilde opinión creo que el idioma piemontés lucha por subsistir. Pero todavía está vivo en Argentina. Como ejemplo tenemos entre otros el taller semanal que funciona en San Francisco a cargo de la Profesora Ana María Filippa y Norberto Alisio. En la  Universidad de Córdoba, Facultad de Lenguas, hay un curso a cargo de la Profesora Gabriela Tribaudino y otro taller dirigido por la Familia Piemontesa. Además un Instituto de Investigación a cargo del Licenciado Enrique Rosetto.  Hay que destacar todo lo que hacen las innumerables asociaciones que trabajan en esta Región y la importancia de los hermanamientos -sesenta y tres en la provincia de Córdoba y sesenta en la provincia de Santa Fe. Coros en muchos pueblos y Cantatas reconocidas con más de treinta años de funcionamiento. No olvidar lo que hacen los Museos de cada pueblo, que son custodios del  pasado, como lo hace el Museo y Archivo Grafico de San Francisco. Estos últimos años  las Mujeres Piemontesas se organizaron a nivel nacional y regional, destacándose con publicaciones importantes. Un ejemplo de la actualidad es la presentación del libro, de la rafaelina Norma Brarda de Bruno, sobre Gramática Piemontesa, en la Asociación Familia Piemontesa de San Francisco en el mes de junio de este año. El humor piemontés todavía se mantiene. En un  momento fue Gambalunga de Freyre con su equipo y ahora con gran éxito el Doctor Popo Giaveno con sus cuentos y anécdotas locales.

LP - ¿De qué manera organizó el libro de los refranes?

F.G. - Los refranes están escritos en piemontés y traducidos al español y al italiano. Esa fue la manera de trabajar todo el libro y para ello conté con la fundamental  ayuda de la traductora Profesora María Teresa Frusso y en Torino de la Profesora Albina Malerba, Presidenta del Centro de Estudios Piemonteses. Los refranes que existen en cada país o Región son un reflejo filosófico de su cultura milenaria. El refrán nació antes que los libros y los diarios… era la transmisión oral de generación a generación. De allí su importancia y trascendencia.

LP - ¿Qué se propuso con su edición?

F.G. - Con este libro intenté tres cosas: 1) Rendir  un  homenaje a todos los abuelos piemonteses que llegaron a estas tierras y en especial a los míos; 2) A los escritores, historiadores y  poetas de la Región que cantaron a sus ancestros y 3) A las Asociaciones  de Familias Piemontesas y a los Coros Piemonteses de Argentina.

LP - ¿Cómo fue recibido por los lectores?

F.G. - A casi cinco años de la edición del libro, que se agotó a los seis meses, debo decirle con satisfacción que casi semanalmente recibo un mensaje de distintos lugares del país  pidiendo un ejemplar. Significa que continúa el interés por el tema.

LP - Algo más que desee agregar.

F.G. - Mi especial agradecimiento a usted, señor Raúl Vigini, por permitirme entrar en contacto con los lectores del reconocido diario La Opinión, y en segundo lugar pedir a aquellas personas que tengan interés o curiosidad por saber más sobre la piemontesidad que no dejen de acercarse a una de las tantas Asociaciones de Familias Piemontesas, talleres del  idioma, coros y museos, que necesitan sangre nueva. Y todo para que no se apague la llama  “perche la fiama as dëstissa nen”. Y recuerden aquel refrán: “Si no sabemos de dónde venimos no sabemos adónde vamos”,  “Se savoma nen d` andoa vnoma. Savoma gnanca andoa andoma”.

por Raúl Vigini

raulvigini@yahoo.com.ar

Autor: Raúl Vigini

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