La Palabra

En busca de… Fiore Ayllón Grupo, músicos

archivo Rocío Cárdenas
Crédito: Fiore Ayllón Grupo: Leo Colman, Matías Herrera, Jorge Bolañez y Fiorella Ayllón

LP - ¿Desde cuándo está formado el grupo?

F.A. - Al principio éramos tres, a veces cuatro, nos separamos por diferentes proyectos, se suma otro integrante y conformamos un nuevo grupo. Ahora somos Jorge “Ruly” Bolañez, Leonardo Colman, Matías Herrera y Fiorella Ayllón. Nos empieza a acompañar el tucumano Ismael Gutiérrez como bajista. De esa manera tratamos de encaminar el grupo, nosotros cuatro ya consolidados. Cuando actuamos vamos con diferentes formaciones según cada ocasión teniendo en cuenta el lugar.

LP - ¿Dónde nacieron?

F.A. - Ruly, Matías y Fiorella somos nacidos en Berisso, Leo de Roque Pérez. Igualmente somos todos hijos y nietos de provincianos, porque Berisso es Cuna de Provincianos. Nuestras familias provienen de Santiago del Estero y Tucumán, del Chaco y en el caso de los Ayllon son de Perú.

LP - ¿Y cuál es el origen de cada uno de ustedes con la música?

F.A. - Fiorella empezó a estudiar en una escuela de arte, que es terciaria, de profesorado de estética y música en Berisso. Ahí aprendió guitarra y estudió canto de manera particular. Matías empezó escuchando a sus tíos y a su padre tocando y cantando, también estudió en la escuela de arte de Berisso donde conoció a Ruly, se fue formando, estuvo diez años en esa escuela, y aprendió más en la calle que en lo académico. Leo tiene una historia parecida, arrancó con su entorno familiar, de chiquito iba a los ensayos de su grupo y a los dieciséis años empezó con la guitarra que lo llevó a La Plata a Bellas Artes, y ahí cursó casi toda la carrera, siguió y hasta ahora no dejó de tocar.

LP - ¿Cómo se distribuyen las responsabilidades del grupo?

F.A. - Además de que Leo es el más responsable de los cuatro, todo lo que se trata de contactos lo tratamos de manejar entre todos. Respecto de la música, todo lo que supone arreglos instrumentales los hacen los músicos, especialmente Matías, y Ruly en lo que es rítmico. Cada uno con sus aportes. Fiorella hace la selección de melodías y letras de los temas del repertorio.

LP - ¿Qué tienen en cuenta para esa selección de los temas?

F.A. - El proyecto en este caso está orientado a experiencias de vida. A lo largo de las diferentes etapas desde que uno es niño hasta que envejece. Por eso que tiene esa vía. En general trato de que sean temas que pueda sentir, más allá de que los haya vivido o no. No me gusta interpretar temas que no me llegan. Creo que para poder ser transmisor de algo, uno lo tiene que sentir, si no, no podés transmitir absolutamente nada. Así que escuchamos mucho, hacemos la búsqueda entre todos, elegimos entre todos más allá que cada uno hace sus aportes, pero tratamos de que deje un mensaje, que tenga un simbolismo, que represente algo, pero que llegue.

LP - Hay temas que hace tiempo no se los ve en las grabaciones. Uno de ellos es “Mi flor de chacarera” de los santiagueñísimos Rodolfo Ovejero y Julián Díaz, así como “Nacunaná” de José Montoya o “Mi luna cautiva” del Chango Rodríguez.

F.A. - En realidad tratamos de encontrar repertorio viejo dentro de las cosas que tenemos a mano, o muchas veces nos comparten cosas como por ejemplo la tonada de está en el disco. Y tratamos de hacer una selección de temas justamente que sean no tan escuchados o quizás sí pero que sean de repertorio antiguo, que cumpla con estas condiciones que tratamos de buscar en cada tema, pero que no esté tan difundido, que no sea tan reiterativo, que forme parte de otro espacio de la música. Las canciones no se limitan solo a lo que escuchamos todos los días, sino que también forma parte de todo aquello que quedó en el pasado y que quizás hay que buscarlo entre discos y casetes, y entre papeles viejos incluso, entre gente conocida. Y también eran canciones de cuna nuestras. “Nacunaná” nos la cantaban de chicos y estamos todos en los treinta años cada uno. No se olvidan nunca. “Mi flor de chacarera” la conocemos en la infancia, la cantaban nuestros viejos, escuchada por Los Carabajal cuando estaba Agustín con la formación original, y después por el genio de Alfredo Abalos. Tenemos una zamba que es de un santiagueño vecino nuestro y la cantaban en nuestra familia, ni sabíamos que era de él.

LP - La gente que les enseñó ese repertorio y de quienes aprendieron tanto, ¿sigue estando cerca de ustedes?

F.A. - Sí, están todos. Aunque algunos ya no canten en público. Pero siguen dando clases.

LP - ¿En el caso de Fiorella que es la voz del grupo?

F.A. - En mi caso llegó como algo increíble. No tengo familiares músicos directos, salvo mis abuelos peruanos -mi abuela el piano y mi abuelo la guitarra y el cajón- aunque no llegué a conocerlos. En realidad mi padrino cantaba y eso de chica me gustaba, jugaba con su guitarra. Cuando empecé a formarme seguí mi rumbo. Se ve que el mensaje quedó. Mis padres son más de la danza. Me doy cuenta de que hay cosas que se heredan, aunque sea la pasión.

LP - ¿El grupo se origina con una convocatoria especial para ese fin?

F.A. - Se fue dando, y de la mejor manera creemos. Nos habíamos separado y habíamos decidido seguir por caminos diferentes. Fiorella y Hernán en dúo, sumado a otros amigos. Una vez nos juntamos, se fueron sumando algunos, y teníamos una fecha importante, entonces rearmamos la formación y así volvimos al grupo.

LP - El disco responde a una propuesta que tiene que ver con las etapas de la vida. ¿Qué se propone el grupo en su camino?

F.A. - Sin querer armamos una grabación en demo. Que surgió entre cosas caseras, que pensamos nos sirve como carta de presentación de alguna forma. Nos empezó a ir un poco mejor con las fechas, a tocar un poco más, y se volvió más profesional el proyecto. Dijimos vamos a tomarlo con seriedad, estaría bárbaro que podamos grabar un disco porque es un peso un poco más importante y con eso podés hacer otro recorrido. Podemos salir a otros lados, poder compartir con otras personas proyectos que quizás marquen en uno estas cosas. Así que decidimos grabar un disco con seriedad, dentro del repertorio que teníamos elegimos algunas de las canciones, otras las elegimos nuevas para poder completar el proyecto. Lo grabamos con el equipamiento del estudio de Leo que es el Estudio Mulita, y la mezcla, el master y la batería lo hicimos en el estudio de Leo Rodríguez que es el nieto del Chango. A partir de ahí la intención era seguir el rumbo, ampliar el panorama, mostrar lo que nos gusta hacer, que con la música se puede caminar, se puede llegar a las casas, hacia corazones, más que a localidades, porque es una realidad. Y sí apostar al disco físico porque  nos pareció que tiene que seguir teniendo cierta trascendencia. La intención es poder mantener este recorrido y el peso de lo antiguo no tiene que ver con algo malo, sino con algo que se puede llegar a transmitir y que se puede sostener.

LP - Hablemos del disco.

F.A. - Va muy bien. Todavía no lo pudimos presentar así que estamos preparándolo. Será en La Plata por cuestiones de espacio. Empezamos con los ensayos. Seguramente convoquemos a algunos amigos que se quieren sumar a la presentación y nos parece lindo poder compartir otro tipo de arte también que es el espacio justamente apropiado para poder estar todos porque no es solamente la música porque va acompañado de la parte de la pintura, del dibujo, de la danza, que complementan y forman parte de este mensaje por decirlo de alguna manera. Las ganas de que estén todos los invitados, obviamente, está siempre en pie. La producción es absolutamente independiente. Se consigue a través de las redes sociales y lo podemos enviar si nos lo solicitan.

LP - ¿El disco está en versión virtual?

F.A. - Ya está en You tube y en Spotify, y en diversas plataformas digitales.

LP - ¿Qué tienen pensado para este año?

F.A. - La intención es llevarlo a la provincia de Buenos Aires en las diferentes regiones, y también trascender un poco y llegar a las provincias donde se pueda. Donde nos inviten y donde seamos bien recibidos vamos a estar.

LP - ¿Para todos ustedes la música es la actividad principal?

F.A. - Nos dedicamos todos a otra cosa porque sostenernos solo con la música es muy complejo. Como decíamos es muy difícil el movimiento cultural actual. No significa que sea imposible. Al músico se le sigue haciendo muy difícil porque sigue siendo menospreciado su trabajo, tratado como si fuese un pasatiempo y no siempre lo es. Nosotros consideramos que el proyecto tiene una forma, un camino, un sentido, entonces sí es un proyecto laboral. Pero nos pasa a todos los músicos cuando siguen diciendo “el chico de la guitarrita”, “la chica que canta”, y es muy complejo porque uno lleva el trabajo de ensayos, la compra de materiales, de instrumentos, porque tratamos de progresar en calidad. En nuestro país la actividad del artista en general, no solamente la del músico, es siempre menospreciada como si fuese solamente una actividad que pueda hacer el que quiera, no como un trabajo en sí mismo.

por Raúl Vigini

raulvigini@yahoo.com.ar

Autor: Raúl Vigini

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