La Palabra

En busca de… Federico Amado, fabricante de calesitas y juegos infantiles

LP - ¿Cuánto hay de su infancia en esta empresa?

F.A. - Y… de mi infancia, está toda mi vida puesta en esta empresa… o sea, estoy en mi infancia para ser más claro porque estoy en el paraíso del entretenimiento infantil.

LP - Eso no le ha tocado a cualquiera…         

F.A. - Mirá, ver la alegría de los niños cuando le ha tocado la sortija es la emoción más grande que uno puede recibir al estilo diversión con las criaturas. Sigo jugando con el entretenimiento, trato de darles siempre una alegría más a los niños y a los padres. Porque si los niños están contentos los padres también.

LP - ¿Dónde nació?

F.A. - En Ramos Mejía, al costadito de la ciudad de Buenos Aires.

LP - Porque usted amplió otros juego además…

F.A. - Sí, fabrico otro tipo de juegos, autos chocadores, tren fantasma, vuelta al mundo, barco pirata. La diferencia que hay con otras fábricas es que no hacemos un producto de línea siempre igual, nosotros la decoramos a gusto del cliente. Si quiere pintarlo con los motivos de su provincia lo hacemos. Por ejemplo, fabricamos un carrusel que es para los zoológicos, con animales de la selva, en el centro es un árbol, y tiene una silla que se usa como banco y abriéndola puede entrar una silla de discapacitados con una pedana de acceso. O sea que tratamos de complementar cosas y mejorar cosas.

LP - ¿Cómo se logra la creatividad y a la estética desde el equipo de trabajo?

F.A. - Tenemos un equipo de empleados que hace muchos años que están conmigo. Les doy las directivas, les preparo el proyecto, después lo elaboran. Lógicamente uno tiene que estar en los detalles ya que uno tiene los años de experiencia, y la visión comercial como le gustaría al cliente desde su mirada. De ahí la diagramo y después le damos el toque final a pedido.

LP - Usted inició su historia con los juegos con los materiales tradicionales que eran la madera, el hierro y la lona.

F.A. - Ya se superó un poco eso, aunque el piso de madera sigue siendo el mismo pero viene entarugado, lustrado, plastificado a todo lujo, tiene su borde con una pedana de aluminio antideslizante decorada  para subirla. Cambia la mecánica que es moderna y ahora se aprietan dos botones nada más; uno enciende la luz y otro enciende el carrusel. Si necesita modificar la velocidad no hay más engranajes, sino un potenciómetro que varía todo. Es tecnología de avanzada. Las lámparas las traemos de Italia porque son incandescentes y no se alteran los portalámparas ni los capuchones. Todos los juegos se fabrican acá, tenemos todos los moldes exclusivos nuestros, hechos de resina y fibra de gran duración. Y la pintura que es muy importante es de primera calidad. Se decora todo a mano y después le da una laca incolora especial en seis manos que queda como un brillo, fuerte y protegida. Así dura muchos años, inalterable, tiene todas sus bajadas de bronce esmerilado, la simpatía del carrusel, y la cola de los caballos es de cerda natural. Ese detalle también lo tenemos. Todos los tapizados con de pana, capitoné de calidad, y así todo.

LP - Pero usted fue más allá, porque la calesita siguió creciendo no en ancho sino el alto.

F.A. - Hice la única que hay en el mundo, que tiene tres pisos y un ascensor para discapacitados.

LP - Cuéntenos la anécdota….

F.A. - En una oportunidad mi nieta más grande que ahora tiene diecinueve años, tenía cuatro o cinco años, me hablaba por teléfono y decía: “Hola, cheñó, ¿uté vende calechita? Yo quiero una de tre piso. Cheñó, ¿cuánto vale?”. Y al otro día me decía lo mismo. “¡Quiero una cuatro piso, cheñó!”. Entonces entre tanto llamado dije voy a hacer una de tres pisos y de ahí salió. Es una distinta a todas, está fabricada con pistones hidráulicos que se abren de abajo y se va levantando hidráulicamente, la mecánica es distinta a todas que hay en el mundo. Tiene un motor de quince HP para que maneje esa mole, para moverla necesita cuatro contenedores de cuarenta pies. Se transporta todo desarmado y pesa cuarenta y cinco mil kilos. Pero lleva doscientas personas si llegara a ser necesario.

LP - ¿Tiene herederos en lo familiar en este rubro?

F.A. - En lo familiar tengo herederos que no están en la empresa, pero tengo un niño de once años que estamos tratando de que llegue junto con la madre a heredar la dirección.

LP - Uno ve calesitas parecidas pero de distintos tamaños. ¿Tienen características diferentes?

F.A. - La calesita es la que tiene los caballitos y objetos fijos. Y las que se mueven las figuras son carrusel. El cliente elige los temas para armarla. Y las adaptamos a las necesidades y medidas que necesita el cliente. Son artesanales, no son de línea.

LP - ¿Qué reflexión le merece una vida dedicada a esta actividad?

F.A. - Más que a los chicos les diría a los padres que la niñez hay que vivirla. Tengo un niño de once años que le gusta la tecnología y los personajes de hoy, pero hay que darle la alegría de lo tradicional. Que vivan la niñez, la juventud, como tiene que ser, cada edad tiene que tenerla, y a la edad del niño, del año hasta los siete años, hay que llevarlo a la calesita y buscar los juegos similares. Que ellos vivan lo que vivimos nosotros en su momento. Lo otro ya supera la tecnología, y tienen tiempo para la tecnología, pero si dejan pasar ese momento no se recupera más. 

por Raúl Vigini

raulvigini@yahoo.com.ar

Autor: Raúl Vigini

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