La Palabra

En busca de… Esteban Giménez, docente y asesor lingüístico

archivo Esteban Giménez
Crédito: Didáctico: Así demostró su aporte en los medios el Profesor Esteban Giménez

LP - ¿Qué sucedió en tu vida para que decidieras ocuparte del idioma de los argentinos?

E.G. - Ser docente. La necesidad de difundir las formas correctas de expresión en nuestra rica lengua. Por otra parte, dicen que los virginianos -nací el 9 de septiembre- tenemos tendencia a la perfección, y eso es lo que busco con mis enseñanzas.

LP - ¿Cuándo se dio en vos la necesidad de tener que sentarte a escribir un libro sobre el tema?

E.G. - Mi primera incursión en la Literatura fue a través de la publicación del “Diccionario del buen decir”, en forma de fascículos, en 1990. Luego, el “Diccionario etimológico práctico” en 1991, pero recién en 1996 publiqué mi primer libro: “Y por casa, ¿cómo hablamos?” en San Pablo. Desde entonces, fueron más de una docena de obras relacionadas todas con el uso de nuestro idioma.

LP - ¿Cómo encaraste tu vida profesional teniendo como premisa llevar a donde fuera lo que estabas preparando como docente y divulgador de la lengua oficial del país?

E.G. - Tuve la suerte de trabajar siempre en lugares que me permitieron desarrollar mi tarea docente, aunque no fueran centros educativos y por lo general, eran medios de comunicación.

LP - ¿También le dedicaste horas de tu trabajo a idiomas originarios radicados en Argentina como complemento de tu estudio? En algunos casos hay hibridaciones con el castellano como en el quichua santiagueño o el guaraní. Sixto Palavecino a sus coplitas mezcladas las llamaba “overitas”.

E.G. - No, esa es un área que no invado porque hay especialistas que lo hacen muy bien. Solo conozco algunas normas básicas de ciertas lenguas. Cuanto mucho, corrijo a quienes acentúan mal palabras como Túpac Amaru, Wichís, o el caso de Qom que lo pronuncian /kuom/, en lugar de /kom/.

LP - ¿Por qué surgió la idea de un nuevo libro para hablar de errores idiomáticos?

E.G. - Porque mi editorial -Gram Editora, de los Hermanos Maristas- confía en los proyectos que le presento para renovar su catálogo. Y los resultados son buenos.

LP  - ¿Cómo abordaste la estructura del mismo?

E.G. - “Viejos y nuevos errores…” está basado en las publicaciones diarias de la Fundación del Español Urgente –Fundéu-, a las que les adapté los ejemplos, para hacerlos más entendibles para el público local. Además, la obra está dividida en Lenguaje Oral y Lenguaje Escrito y, como todos mis libros, tiene un profuso índice.

LP - ¿Qué importancia les otorgás al uso de las palabras en idiomas extranjeros que tienen una exacta traducción en nuestro idioma?

E.G. - Los extranjerismos y los neologismos han contribuido al enriquecimiento de nuestra lengua; de no haber existido, seguiríamos hablando como en la época del Cid Campeador. Por supuesto, no tenemos que aceptar indiscriminadamente su inclusión, sobre todo, si usurpan el lugar de términos castellanos.

LP - ¿Es necesario que el vocabulario específico que impuso el ámbito de la computación y redes sociales sea el que debe aceptarse?

E.G. - Sería estéril todo esfuerzo por ignorar la influencia de la informática en el ámbito de la comunicación. Tenemos que tratar de adaptarnos al mundo globalizado, sin perder la identidad de nuestra lengua.

LP - La reducción de sílabas, el uso de imágenes, van alterando poco a poco la riqueza de nuestra expresión. ¿Cómo hacerle frente a eso desde lo cotidiano y desde lo educativo?

E.G. - Hay que estimular a los jóvenes a que lean… lo que quieran: suplementos deportivos, crónicas policiales, moda, espectáculo… pero que lean. Con esto de las redes sociales, se ha logrado que escriban mucho más que hace unos años, aunque el nivel de esa escritura deje mucho que desear. Está en nosotros, los mayores, los docentes, los padres quienes debemos velar por el mejoramiento de su escritura.

LP - ¿Por qué considerás que los periodistas con formación académica -además de los “aventureros de la comunicación”- siguen hablando con gruesos errores en la expresión oral como si nada fuera?

E.G. - Porque la corrección idiomática ‘no garpa’, ‘no da leche’, como dicen algunos productores de TV. Y como nunca hubo exigencia para que se expresen correctamente, pues tampoco les interesa que sus profesionales se superen y logren un nivel de expresión aceptable, tampoco se trata de que se conviertan en exquisitos del decir.

LP - ¿Qué actividades llevaste adelante en el año que finalizó?

E.G. - Me incorporé al equipo de Ricardo Guazzardi, en el programa Frecuencia Continental los domingos, de 11 a 14, por AM 590; publiqué mi nuevo libro; continué con mis clases de Periodismo Deportivo, en Eter; viajé por todo el país -algo que me encanta-, dando charlas para docentes y profesionales de los medios y fui como invitado a infinidad de programas de radio y TV, para difundir mis libros.

LP - ¿Con cuáles tenés pensado iniciar el que comienza?

E.G. - En febrero, presentaré mi último libro en el Espacio Clarín, en Mar del Plata.

LP - Alguna anécdota que te haya ocurrido en tu vida profesional con final feliz.

E.G. - Una vez, dando clases en la materia Oratoria, en el ISER, mencionaba ejemplos de redundancias sutiles -aquellas que no son evidentes-, entonces cité varios casos que fueron del agrado de los alumnos, uno de los cuales  preguntó en voz alta: -Profe… ¿de dónde sacó esos ejemplos? -Bueno- le respondí… los improvisé de golpe. Inmediatamente me di cuenta de que había cometido una redundancia sutil… ¡¡y el alumno también se dio cuenta!! Entonces, se animó a señalarme el desliz y tuve que admitir la falla, lo que motivó la risa del grupo -por supuesto, el alumno fue jocosamente ‘sancionado’-. Cada tanto, me lo cruzo y recordamos la anécdota con alegría y no poca nostalgia.

LP - Algo más que desees agregar.

E.G. - Agradezco a todos los que confían en mis conocimientos y me permiten seguir difundiéndolos por todo el país, como lo hago todos los años en Balcarce, Sunchales, Cipolleti, San Miguel del Monte, Formosa…y en todas las ciudades que se preocupan por preservar el buen uso del idioma español. Asimismo, quiero felicitarte porque tu Suplemento Cultural “La Palabra” es uno de los pocos bastiones que defienden los valores de nuestro idioma.

por Raúl Vigini

raulvigini@yahoo.com.ar

Autor: Raúl Vigini

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