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En busca de… Eduardo Metzger, productor televisivo

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Crédito: Historia audiovisual: LA PALABRA en el encuentro con Eduardo Metzger

LP - ¿Dónde nació y cuándo se radica en Buenos Aires?

E.M. - Nací en Concordia, Entre Ríos, y como todos cuando termino el secundario llego a Buenos Aires para estudiar abogacía.

LP - Suponiendo los años que usted tiene, y haciendo un paralelo, es casi la edad de la televisión argentina.

E.M. - En mi caso es totalmente distinto, porque estoy en la televisión medio de casualidad. Era un estudiante de derecho, trabajaba con el consejero jurídico de la Embajada de Francia, era muy joven y circunstancialmente estaba cansado, aunque tenía un sueldo importante. Conocí a un abogado también joven que justamente entraba en Canal Nueve y me ofreció trabajar allí, ya que hacía poco que Alejandro Romay lo había tomado y era muy desprolijo todo eso. Me gustó la idea no porque era el Canal Nueve sino porque era salir de donde estaba. Empecé a trabajar con él y me dediqué fundamentalmente a la parte de contratos, Romay me conoció por alguna gestión que tuve que hacer con algo particular de él y tuvo contacto conmigo. Me ofreció mejor remuneración y fui al departamento de contrataciones. Y ahí estuve hasta que un día Romay me dijo que podía ser un buen productor de televisión de la cual yo no sabía nada porque no la miraba, trabajaba y estudiaba y eso no existía para mí. Le dije que no, pero él me dijo una cosa: “abogados hay montones, pero buenos productores de televisión no hay tantos, y vos sos un tipo creativo que creo podés ser un buen productor”. Yo insistía que no y él me desafió diciendo “bueno, seguramente no te animás”. La cuestión es que me puso como productor sin nunca haber sido asistente ni haber pisado estudios. Así empezó mi historia como productor de televisión. 

LP - ¿Momentos duros de su trabajo?

E.M. - Muchos. En el trabajo que hago estás rindiendo examen día a día con el rating. Primero el rating. A veces tener que dejar porque no te da el rating. A mí me echan porque no puse Mónica presenta al servicio de lo que quería hacer con él algún militar más ligado al área de las comunicaciones. Ese es un momento duro que pasé. Dejaron el programa un tiempo, pero cayó mucho, le cambiaron el nombre y lo levantaron. Ese programa -cuyo nombre surgió de una reunión del equipo y alguien lo sugirió- tuvo también dos etapas: la semanal con investigación periodística y mucho trabajo de producción, y la diaria que surge porque en Canal Once hacía un programa Cacho Fontana que se llamaba Video Show. Sumamos periodistas, más cámaras, se contrató a César Mascetti, Roberto Maidana, Domingo Di Núbila, Tico Rodríguez Paz.

LP - ¿Cómo se encara esta profesión con una familia numerosa a la par?

E.M. - Somos una familia mediática, pero no frente a la cámara, salvo mi hija Dominique. Mis tres hijos mayores son de mi primer matrimonio con Cristina González que era gerente de contrataciones de Canal Nueve, y todos estuvieron en la producción. Dominique fue notera conmigo en Desayuno, después fue a la radio, y después quedó en TN. Después vinieron los otros cuatro.

LP - ¿Por qué gana Raúl Alfonsín? ¿Porque recita el Preámbulo?

E.M. - Son todas cosas que ayudaron. Alfonsín era lo que necesitaba el país en ese momento. La gente interpretó que era eso. Quería terminar con el estado dictatorial y el que garantizaba la vuelta a la democracia era Alfonsín. Gana por eso. Ni la quema del cajón fue. Son elementos que pueden haber ayudado a algún votante indeciso, pero él gana las elecciones por su propuesta. Recitar el Preámbulo fue una rúbrica de lo que era él. Argentina necesitaba en ese momento alguien que garantizara la vuelta a todos los derechos, a la democracia, a la división de poderes, y eso él lo garantizó. Se pudo haber equivocado en la parte económica, pero nadie votó en el ochenta y tres a Alfonsín para que le solucionara problemas económicos. Eso vino después. Solucionado todo lo demás, que la gente podía hablar, podía salir, que podía manifestarse, que veía que podía ejercer sus derechos. No era su misión el tema económico, sino volver a la democracia, garantizarla.

LP - ¿Cuál es su presente laboral?

E.M. - Yo estoy mirando. Dos de mis hijos -y es otra de las cosas lindas que me ha pasado en la vida- tienen una empresa que se dedican a contenido, pero para internet. Dos de mis hijas, tienen empresa de prensa ligada a los medios como HistoryChannel y Discovery. También con ellos hicimos programas especiales para un mayorista de productos alimenticios.

LP - ¿Qué hace un productor que está en actividad hoy?

E.M. - A veces uno se tienta a creer que todo lo pasado fue mejor. No diría esto, lo que sí veo es que hoy no hay creatividad en la producción. Punto número uno, porque se compra el formato, todo lo que vemos es algo que se hace igual o que se arregla de algún programa de Estados Unidos o de Europa. En la época mía era el revés, se exportaban formatos. Hoy hay una tarea mas fácil para el productor, que ya no se ocupa mucho por crear sino por producir bien.

LP - Una anécdota linda de su vida para compartir con los lectores.

E.M. - Un día me preguntó un periodista cuántas horas de programación en vivo tenía realizadas y llevaba en ese momento más de once mil horas. Entonces imagínate la cantidad de anécdotas que debe haber. Te cuento una vieja, de la época que hacíamos Teleshow. Habíamos invitado a un mago, y practicaba el número con un pajarito vivo en el corte, él le hablaba y lo hacía dormir. Estábamos en el aire, empezamos el número, el mago se pone nervioso porque el pajarito no se dormía, le pegó un golpe y lo durmió para toda la vida al pajarito. Otra vez invitamos a un clarinetista de la sinfónica, muy importante que había ido a competir a Europa, para contarnos de su experiencia. Antes de actuar el músico iba y venía haciendo unas escalas con el instrumento, pasó media hora haciendo eso, le avisamos que en el próximo bloque iba él, que no toque más, y él dejó el clarinete para ir al baño. En el canal había un microfonista que le puso un tapón adentro del clarinete. Estábamos en el aire y a este hombre se le inflaban los cachetes y no salía ningún sonido, se dio cuenta enseguida y superó el momento. Todos queríamos “matar” al compañero de trabajo. 

Metzger textual

Carlos Pierre: un colaborador de confianza

“Es alguien a quien recuerdo muy bien, que me ayudó mucho en la época de Mónica presenta. Era el encargado de toda la administración de ese programa. Puede parecer que no era un trabajo muy relevante. No. En el caso de Mónica presenta era muy relevante. Porque teníamos continuamente dos o tres periodistas en distintas partes del mundo que tenían necesidades, que tenían que llevar dinero, que tenían que hacer rendiciones. Carlos fue un tipo muy minucioso que cuidó mucho eso. Porque había periodistas como Roberto Maidana que era muy prolijo y otros como César Mascetti que venía y le tiraba los vales y papeles sin ordenar. Era un costo de producción muy grande y tenía que ser muy prolijo en su manejo. Y Carlos era el que manejaba todo eso. Me ayudó mucho. Cuando me lo sugirieron, aunque ya lo conocía, ni dudé en recibirlo, y cumplió una tarea muy importante. Te doy un dato: cuando se produce la matanza de Guyana hace cuatro décadas, César estaba por Centroamérica, tuvo que ir a cubrirlo. Carlos se dedicó a coordinar ese viaje, conseguir pasajes, y todos los detalles para que el periodista pueda hacer su trabajo.” 

por Raúl Vigini

raulvigini@yahoo.com.ar

Autor: Raúl Vigini

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