La Palabra

En busca de… Dominique Metzger, periodista

LP - Venís de una familia relacionada con los medios de comunicación. ¿Cómo viviste tus primeros años en ese ámbito?

D.M. - En este ámbito que para mí es la televisión me siento como en mi casa. Es la verdad, porque desde chica, por mi mamá y por mi papá, fines de semana, feriado, un día de no ir a la escuela y como ellos trabajaron siempre, era acompañarlos al trabajo. Mi mamá ha sido gerenta de contrataciones de Canal 9 muchos años, después trabajó más de veintipico en la producción comercial de Mirtha Legrand, tuvo un breve paso por Canal 11. Y haber ido a un estudio de televisión para mí siempre ha sido algo normal. Porque los acompañábamos todo el tiempo, en vacaciones de invierno y de verano, y feriados, a los canales. Los recuerdos están: el olor, entrar a un estudio, ir a un control, pasar por una oficina, por una redacción, desde chica lo tengo incorporado.        

LP - ¿Qué sucedió con ese tema familiar laboral después con tu escuela primaria, con la adolescencia?

D.M. - En ese momento no lo sentía como parte mía, lo tenía incorporado pero como con cierto rechazo en un punto porque mis padres tenían un trabajo que demanda mucho, entonces no quería saber nada con la televisión. Acompañaba, me divertía, me era natural, pero después pensaba en mi proyección de fututo profesional y no me veía para nada en el medio. Es más, estudié cocina, y trabajé poquito en la cocina antes de dedicarme a los medios. Quise hacer otra cosa y no pude.

LP - ¿Y cómo fue con los estudios?

D.M. - Me recibí en gastronomía y mientras estaba estudiando empecé a trabajar y me di cuenta que no era para mí, que era una energía que no terminaba de plasmar y que no hacía feliz y lo largué. Trabajé en un restaurante, en el sur en un hotel muy lindo que habían puesto en Chubut, fue desgastante porque convivía con la gente con la que trabaja porque estaba en el medio de los lagos, un lugar paradisíaco en las montañas pero para mí fue una tortura, porque fue muy exigente, cumplí el tiempo estipulado que iba a estar, me volví y dije no me dedico más a esto. Y ahí como suele pasar en algunas casas, lo charlé con mi familia, les dio pena pero me acompañaron por supuesto y mientras tanto, en mi familia el estudio y el trabajo siempre han sido no una imposición pero era lo que había que hacer naturalmente, estudiar y trabajar. Mi padre que iba a iniciar la producción de un programa en Canal 7 allá por dos mil uno -Desayuno- me dijo que vaya a trabajar con él, a atender los teléfonos, a empezar bien de abajo, hasta ver lo que quería hacer. Y ahí fue como un reenamoramiento con los medios. Me di cuenta que me encantaba, ahí me pongo a estudiar, me anoto en periodismo, y estudiando en TEA me di cuenta que lo que quería era ser periodista y que mi vocación era el periodismo, pero fue de casualidad porque creí que iba a ser producción y desde ahí todo el camino y el recorrido. Corrí con la ventaja de lo que le pasa a la inversa de mucha gente, empecé trabajando y después me metí a estudiar. Para mí el título era un complemento importante tenerlo. No por la salida laboral que ya la tenía sino por el aval académico que me daba.

LP - Actualmente tenés la posibilidad de hacer un programa un tanto particular y estar en el aire los fines de semana. Una propuesta que significa personalmente disponer de otros horarios y una vida diferente a la mayoría de la gente. A la vez con un formato distinto a los programas de la semana. ¿Cómo lo vivís?

D.M. - Por suerte ha sido muy natural porque tiene que ver con las personalidades de quienes están. Edgardo es una persona que tiene toda la experiencia y respeto, porque ingreso a un espacio donde él ya estaba instalado. Como tengo la educación de esa escuela, entro diciendo vengo a aportar, vengo a sumar desde mi lugar. Obviamente teniendo él muchos más años de experiencia que yo, no me puedo equiparar en conocimiento, entonces voy por otro lado, que tiene que ver con la espontaneidad, con ser fresca, lo que ves es lo que hay, el que me conoce realmente sabe que soy así, no estoy simulando para nada. Nos llevó un tiempo conocernos con Edgardo, y se generó esto tan lindo, que es como antagónico, es opuesto, es generacional, pero creo que complementa muy bien. Que te permite que el fin de semana, el noticiero dure seis horas cada día. A diferencia de lunes a viernes, nosotros tenemos a la gente acompañándonos de mañana, conviven con nosotros, hay una distensión, contamos lo mismo pero de otra manera. Ahí está la gracia y eso es lo bueno que nos pasa. La audiencia es muy alta, y yo que tengo la posibilidad de viajar por otras poblaciones me doy cuenta cómo se acerca la gente y me cuenta lo que sucede en el programa. Un ida y vuelta, en el que a la gente le divierte, le gusta y nos conoce. 

LP - ¿Hay renuncias trabajando en este ámbito? ¿Elegís, dejar de hacer, sacrificás otras cosas teniendo esta profesión?

D.M. - Circunstancialmente sí. No es un trabajo rutinario. Elegí esto y hago lo que me gusta. En la semana algunos días trabajo de trece a veintiuna. Después los fines de semana. Y otras veces los francos tengo que hacer algunos trabajos que surgen, notas para Telenoche o viajes. La decisión de qué hacés y qué no está en uno, por supuesto. Por ahora no tengo hijos, pero en lo personal, obviamente que tengo mi anhelo de formar una familia y ahí ya no sé cómo voy a hacer. Tengo el ejemplo familiar de mi madre, de mis hermanas, todas trabajan y nunca han dejado de trabajar.

LP - Para los que vemos de afuera no podemos imaginar la dimensión de estar tantas horas al aire dando noticias que no siempre son de las buenas aunque lo hagas dentro del relajamiento que supone el fin de semana. ¿Cómo te “sacás el programa de encima” cuando terminás el trabajo del día?

D.M. - Cuando viene cargado, cuando es un solo tema, seguís, y lo hablo en mi casa porque me preguntan. Muchas veces me pasa. Uno es cauteloso. Y el entorno es fundamental para eso, el mío es muy normal, muy natural, muy sano, y cuando termino me reúno a comer con mis viejos, me levanto a lavar los platos, mis hermanos me hacen bromas con que estoy en televisión pero tengo que ayudar, y lo hago con naturalidad… La novedad dura dos segundos, pero en mi casa soy una más, nada diferente.

 

LP - Trabajás desde muy joven. ¿Cómo viviste tu condición de mujer en el medio laboral?

D.M. - No he tenido grandes cuestiones por ser mujer. Me he metido en horarios en los que no fue ninguna, donde no había ni hay al día de hoy. En lo laboral tengo muchas jefas que son mujeres y también muchos que son hombres, este lugar es muy equitativo en este canal, somos muchas las mujeres. La única crítica que haría de manera constructiva es que la jefa mujer, a veces, es más complicada que el jefe hombre, con las mujeres. Tal vez porque les ha costado más para llegar y se endurecieron. No soy de las personas que son del grupito de… Voy, trabajo, estoy en el equipo, me pongo la camiseta, pero sigo, hasta mañana y chau. No me detengo.

LP - La risa es parte de la pantalla y vos la practicás. ¿Cuándo llorás?

D.M. - Uh… bueno, cuando me frustro, cuando veo que no avanzo en lo que quiero, cuando no me salen ciertas cosas, cuando veo algo que me duele, soy hipersensible. Los temas sociales por alguna cosa siempre me llegan y me tocan hacer ese tipo de notas, son un baño de realidad que me recuerda que hay situaciones que son complejas, que no me gustan, y allí lloro. No lo hago públicamente porque no me gusta especular con eso, pero sí en mi casa, con mi gente.

LP - Pero tenés que superar el nudo en la garganta al aire…

D.M. - Sí, muchas veces. Me quedo callada, porque me emociona, me genera bronca, sobre todo hay muchos temas que me sensibilizan y trato de disimularlo pero me ocurre.

LP - Alguna anécdota que recuerdes.

D.M. - En muchos casos conocés historias de personas, que me ha tocado cubrir, donde te dejan una enseñanza enorme. Chicos, mujeres, hombres, con alguna adversidad en sus vidas, que las conocés, y es intransferible lo que te voy a decir, pero son personas que con su sola presencia te dan una enseñanza. Esa persona que me recibe, me cuenta su historia, que está contento, que está sonriente, que hizo algo, que es digno de ser, y los abrazo y agradezco profundamente que hayan compartido una entrevista conmigo. No sé si lo llego a transmitir en una nota, pero como persona me voy capitalizando con creces.

por Raúl Vigini

raulvigini@yahoo.com.ar

Autor: Raul Vigini

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