La Palabra

En busca de… Compañía de Danza sin Fronteras, protagonista

LP - En lo personal ¿desde cuándo se interesó por la danza?

M.C. - Desde pequeña. Mi mamá es una bailarina apasionada, recuerdo despertarnos con el sonido de las castañuelas, ¡desayunar con alegría! Reinventando y creando un nuevo día para celebrar la vida. Ella siempre dio clases de danzas, clásicas, españolas, tap, moderno, folklore…. Como era antes en las academias de danza, seguramente muchas y muchos recuerden  estudiábamos de todo un poco. En un rincón de la provincia de Buenos Aires, en el barrio de Wilde, Avellaneda es donde nací y donde mis primeros pasos de danza comenzaron a andar con un movimiento libre, tengo fotos de mis cuatro años bailando, entre paredes con espejos y barras.

LP - Si hablamos de danza ¿qué género abordamos en su caso?

M.C. - Al comenzar siendo muy pequeña la expresión a través del movimiento fue libre y muy cercana al juego. Ya a los ocho años rendí el examen de ingreso para la “Escuela Nacional de Danzas” de la Ciudad de Buenos Aires, a uno veinte kilómetros de mi casa. Allí, durante casi diez años estudie danza clásica, moderno, folklore. Luego me alejé de “la danza” ya que muchas veces -ojo, no siempre- había una suerte de rigidez, exigencia y hasta anulación de la capacidad expresiva en los espacios de estudio en pos de la adquisición de la técnica.

LP - ¿Qué recuerdos perviven de sus primeros años dedicados al baile?

M.C. - Uy, muchos y al recordarlos paso por un sin fin de sensaciones. Divertirme mucho al principio, sentirme libre, potente, capaz, hasta que aparecieron las condiciones de la técnica. Ahí nuevamente mi mamá me vuelve a acercar a una danza libre al alcance de todos y todas. Conocí a María Fux, Iris Scacheri, Patricia Stokoe, ¡y muchas más! Y a partir de ahí comencé a conjugar, a dialogar entre las técnicas y la danza libre. En varios momentos he vivenciado la exclusión dentro de un espacio de arte, elegir al que tiene las supuestas condiciones. Mucho tiempo más tarde y más cercano a este tiempo ingreso a la UNA -en su momento el IUNA- a la Licenciatura en Composición Coreográfica con orientación en Expresión Corporal Danza. 

LP - ¿Dónde se formó en el arte cuando lo eligió para su vida?

M.C. - Como dije antes, comencé en el estudio de danza de Ana María García -mi mamá-, luego en la Escuela Nacional de Danzas actualmente: Escuela Superior de Educación Artística en Danza Aída V. Mastrazzi y en el IUNA. Y también con maestros nacionales e internacionales y adentrándome en teorías y prácticas holísticas que me han permitido crecer, siendo.

LP - Cuando se habla de danza revolucionaria ¿qué entendemos?

M.C. - Queremos dar vuelta la danza. Moverla. Sí, sí, moverla, descentralizarla para generar muchos centros descentrados, móviles y dinámicos para crear nuevos paradigmas en los que el asombro desaparezca frente a los cuerpos diversos.

LP - ¿Somos capaces de derribar mitos y prejuicios en este tema que los ocupa?

M.C. - No sé si podría decir que somos pero sí estoy segura que ésa es nuestra gran labor y con grandes metas alcanzadas. Muchas veces entre nosotra/os nos hacemos ver cómo estamos replicando prácticas excluyentes, no sabemos todo pero sí sabemos que queremos contribuir para una nueva manera de ser, estar, hacer y vincularnos. Crear comunidad.

LP - Una anécdota con final feliz del grupo.

M.C. - ¡Uy, hay muchas! ¿Cuál elegir? El pasado diciembre dentro del marco del día Internacional de la conmemoración de los derechos de las personas con discapacidad,  más de cuarenta organizaciones nos reunimos para visibilizar y concientizar sobre nuestras realidades. Fue un día de verano de muchísimo calor, bailábamos a las dieciséis, siempre nos encontramos una hora antes para entrar en calor y organizarnos. Iba pasando el tiempo y solo estaban dos intérpretes de los seis que son. Si bien soy muy tranquila juro que me estaba poniendo nerviosa. Cinco minutos antes tenía que decidir qué hacer ¡¡imagínense la situación!! Confiando en la capacidad y magia de los que estaban les dije que bailarían una pieza hecha para seis solo los “dos”; solos ellos. Sin decir nada asintieron y se prepararon para salir a escena. Arranca la música y uno de ellos entra a la pista inmediatamente el segundo se acerca y mágicamente improvisan podría decir la confianza, brindando algo muy bello y yo dije ¡¡ya está!! Resultó genial y comencé a relajarme y al ratito y continuando con la magia veo que son tres bailando, cuatro bailando y seguían sumándose a medida que llegaban y de manera casi perfecta. ¡Me olvidé de mis nervios y al igual que siempre disfruté de lo que son capaces! ¡Hubo aplausos, felicitaciones y mucha alegría! Solo a modo de justificación: las calles de Buenos Aires estaban cortadas, el evento era detrás del planetario, en Palermo, y era un caos llegar.

LP - Algo más que desee agregar.

M.C. - Por último compartirles la alegría que tenemos en habernos embarcado en un proyecto que tuvimos que adaptar por la pandemia y que estamos muy, pero muy felices de lo hecho en esta situación tan desconcertante. El pasado siete de julio hemos dado cierre al “III Encuentro Latinoamericano de danza e inclusión” -un abrazo telemático; el mismo se realizó dentro del marco del proyecto “Ciudad Moviente” proyecto que ha sido seleccionado entre miles dentro del programa de Mecenazgo Cultural de CABA más de once compañías de América latina y Europa han sido parte de clases magistrales, funciones vía streaming, intercambio con grandes maestros nacionales e internacionales moviéndonos junto/as a otra/os. Creemos en la importancia de sostener los lazos de solidaridad que nos unen y así resistir  el aislamiento con creatividad y haciendo uso de las tecnologías de telecomunicación en línea a nuestro alcance. Como comunidad, tenemos mucha experiencia en superar barreras y encontrar alternativas que sean posibles para todos. Por eso, propusimos un encuentro que pudiera moverse en redes virtuales, sin contacto físico pero con contacto vincular y creativo.

por Raúl Vigini

raulvigini@yahoo.com.ar

Autor: Raúl Vigini

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