La Palabra

En busca de… Agustina Muda, periodista y productora

LP - ¿Cómo resultó tu llegada a Buenos Aires?

A.M. - Estaba mi hermano -mayor que yo- estudiando en Buenos Aires y a los diecisiete años cuando terminé el secundario decidí radicarme en esa ciudad también para estudiar periodismo. Es difícil acostumbrarse en todos los sentidos, porque a esa edad uno tiene que hacerse cargo de una casa, de la economía, aprender a vivir solo, adaptarse a los ritmos de la ciudad y a los riesgos. En dos mil vi las grandes marchas, en dos mil uno rendía los finales y fue algo bastante shockeante, y preocupante también para la familia que no estaba conmigo. Parece que todo lo que difunden los medios es un mundo en guerra pero sabemos que no es así el día a día. Hay que aprender a convivir con lo que significa la gran ciudad.

LP - ¿Dónde  se concretaron tus estudios?

A.M. - Estudié en la UBA Comunicación Social, fotografía en un instituto cerca del Congreso Nacional, por eso me resuenan mucho las marchas, y después estudié periodismo en TEA.

LP - ¿El trabajo se dio en forma simultánea con el estudio?

A.M. - No. Hice algo con fotografía y con periodismo, pero muy poco. Tuve otros trabajos, fue una época muy difícil. En dos mil cinco empecé TEA para lograr una práctica que la UBA no daba e ingresé al canal TN. Llegué un día a Tres Arroyos después de haber rendido y me llama una amiga que estudiaba conmigo avisándome que en el canal estaban buscando a alguien y no era para pasantía sino para un contrato directo. Saqué pasaje nuevamente el mismo día que llegué a mi ciudad y regresé a Buenos Aires. Dos días después me avisaron que había un cupo en TEA así que empecé con ambos trabajos en forma simultánea.

LP - ¿Tuviste que presentar una tesis en tus estudios?

A.M. - Estoy trabajando en eso. Desde que empecé a estudiar ha cambiado tanto todo que fue mutando, estamos viendo algo de las nuevas tecnologías y la realidad virtual que es lo novedoso y distinto, y que en la UBA no se ve porque es muy académica y a veces queda un poco desfasada y atrasada con el tema de los avances tecnológicos.

LP - ¿Cuál fue tu primera tarea en el canal?

A.M. - Ingresé trabajando en la mesa de entradas que es como la recepción del noticiero. Lo que se hace ahí es recibir todo el material que llega de la calle, todos los llamados de la gente, ahora los correos electrónicos, del público, de gente que quiere acercar alguna noticia o algún dato. Llega desde eso hasta los problemas personales de la gente. Y además la distribución del material que llegara al noticiero y correspondencia así como lo recibido de los equipos de la calle. Trabajaba sábados y domingos de la tarde a la mañana siguiente, por lo cual me quedaba prácticamente sola en el canal y la responsabilidad de ahí era saber que si había algún llamado que denotaba una noticia o marcaba una noticia había que despertar a todo un equipo de trabajo lo cual para ese momento era una responsabilidad. Esa fue la primera función que tuve y fue un entrenamiento importante. Al poco tiempo me llamaron para hacer la producción de TN Internacional con Andrés Repetto durante la semana, hice TN Ecología con Sergio Elguezabal, me llamaron para hacer una suplencia en Telenoche y eso era como jugar en las ligas mayores porque realmente es un noticiero que selecciona a los mejores. Y eso se acompañó para un trabajo de la facultad con un compañero periodista, teníamos que hacer un trabajo final que era publicar un diario. Justo había salido el pedido de Interpol a los iraníes que estaban acusados de volar la Amia. Leemos un cable en el que había hablado uno de los seis acusados y dijimos si lo tiene una agencia de noticias cómo no lo vamos a tener nosotros. Empezamos a cruzar datos y logramos tener el teléfono de esa persona. Cuando llegué al canal al día siguiente conté la situación -muchos no me deben haber creído demasiado- y pregunté si podía intentar comunicarme, llamé, intenté hablar un poco en inglés y un poco en castellano y finalmente este señor salió al aire con Marcelo Peláez un domingo a la tarde, lo cual fue como un boom total. Mi teléfono empezó a sonar y me preguntaba quiénes serían si no me conocía nadie, eran todos los canales, todas las radios, mis mismos compañeros que querían ese número que habíamos logrado obtener. Al día siguiente cuando llegué recibí las felicitaciones de los gerentes que quizás hasta ese momento no me habían visto y no sabían lo que yo podía hacer. De ahí me fueron dando otras responsabilidades.

LP - Y continuaste en la producción.

A.M. - Sí. Hice durante mucho tiempo el noticiero de TN, en todos los horarios incluidos los fines de semana. Para los que éramos los más jóvenes era difícil porque con esos horarios los fines de semana la vida social se termina. Más aun cuando en la semana estudiaba dos carreras y trabajaba. Me levantaba a las cuatro de la mañana. A esa edad uno cree que puede todo. Teníamos la suerte de trabajar en lo que nos gustaba y estar en canal Trece, que es donde la mayoría quiere entrar, y teníamos que estar a la altura de las circunstancias.

LP - Los televidentes ven en algunas oportunidades que a pocos minutos de un hecho ya está comunicado el periodista con alguien desconocido hasta ese momento, telefónicamente. ¿Cómo se logra?

A.M. - Uno lo va aceitando de una manera que es casi naturalmente. Uno siempre tiene un dato, tiene un nombre, una dirección, algo por donde se empieza desatar el ovillo. A veces es un vecino, un contacto, otro medio en el lugar. Son mecanismos de trabajo que tenemos desarrollado pero no hay un programa que hace tal cosa, ni tenemos acceso a bases telefónicas, pero siempre se logra. Enviamos a un periodista al lugar, hablamos con los vecinos, se suman datos, y las redes sociales cuando es afuera aportan mucho.

LP - ¿Qué te proponés cada día cuando asumís tu trabajo?

A.M. - Me lo replanteo bastante por eso que te decía de hasta dónde y para qué. Siento que mi función es aportar algo. Desde nuestro lugar del periodismo es hacer visible las cosas. Podemos acompañar la lucha de alguien, pero no somos jueces ni podemos solucionar los problemas o decidir. Muchas veces podemos ser el camino o la manera de que alguien pueda conseguir algo que necesita. Esa es mi función y por eso elegí el periodismo. Para poder mostrar, para poder dar soluciones, pero no las podés dar. Y eso desespera un poco. Me ha tocado cubrir inundados, y gente en extrema pobreza y a veces no puedo creer que alguien no pueda llegar hasta acá como llegué yo. Si lo podemos hacer nosotros que no tenemos nada a cambio, cómo no lo pueden hacer esos funcionarios que después les piden a esa gente que los voten. A mí eso todavía me molesta, intento llegar hasta esa persona que no se quiso ir de su casa tapada por el agua para que no le roben, y para que sienta que a alguien le interesa lo que le está pasando.

LP - ¿Cuánto hay de renuncia en lo personal en un trabajo como el tuyo?

A.M. - Eso pasa, creo que hay momentos para hacerlo, hay momentos en los que uno decide evolucionar en lo profesional y también en lo personal. Implica perderse eventos familiares importantes, no tengo hijos todavía, pero eso supone perderse actos escolares o la fiebre del nene porque extraña a su mamá. Eso genera mucha culpa y hay que ir tratando de manejarlo. Pasa todo eso pero también nos gusta, entonces tengo el teléfono encendido las veinticuatro horas, puedo no dormir dos días si estoy en una cobertura que lo demanda. Las renuncias son muchas, en horarios, fines de semana. Estoy constantemente haciendo cosas, buscando, todo me genera una idea para producir, voy por la calle y sigo pensando en el trabajo.

LP - ¿El balance es positivo?

A.M . - Sí. Si no, uno se empieza a correr. También es cierto que para hacer todo este tipo de cosas tiene momentos. Hoy intento regularlo un poco más, para poder crecer uno como persona y como profesional también que hay que salir un poco del micro mundo del periodismo.

por Raúl Vigini

raulvigini@yahoo.com.ar

Autor: Raúl Vigini

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