El
sector empresarial espera que en las legislativas haya un voto de
confianza hacia las líneas medulares del modelo, pero pide
correcciones, como mayor eficiencia del Estado, medidas para
reanimar el consumo, recorte del déficit fiscal, rebajas
impositivas y tasas de interés en descenso.
Pondera que el gobierno "normalizó" las principales variables
de la economía, en especial el final del engendro del cepo
cambiario y la normalización del acceso a los mercados, y que con
esta administración haya interlocutores abiertos al "diálogo",
pero coincide en que aún son muchos los desequilibrios heredados
que Mauricio Macri no supo alinear.
Esa es la impresión recogida entre referentes de sectores como
el automotriz, financiero, de electrodomésticos, la agroindustria,
supermercadistas y electrónicos, por citar algunos casos.
Existe coincidencia en que la delicada situación social,
graficada en un tercio de argentinos hundidos en la pobreza, es
uno de los mayores desafíos para el gobierno, pero parece haber
coincidencia en que sería más negativo un revés legislativo que
termine poniendo en un limbo al Congreso y abra las puertas al
regreso de una economía cerrada, con un Estado intervencionista y
plagada de anormalidades ya sufridas durante el segundo mandato de
Cristina Fernández.
El diálogo con distintos referentes del establishment deparó
algunas sorpresas: el titular de una de las principales compañías
del sistema financiero consideró que el jefe del Banco Central,
Federico Sturzenegger, debería empezar a bajar las tasas de
interés.
Una ´rara avis´ que prioriza la necesidad de reactivar la
economía, cuando es sabido que los bancos y el mercado en general
está haciendo jugosas ganancias con ese nivel alto de tasas y el
mecanismo popularizado como "carry trade", cuyo eje es la apuesta
al rendimiento de las LEBACs.
Entre los más críticos el modelo se encuentran las pymes
industriales y los comercios chicos, muy preocupados porque el
consumo no remonta, pero también por el impacto provocado por el
alza de tarifas en su negocio: muchos debieron bajar la persiana.
Esos sectores explican parte de los más de 100 mil despidos
ocurridos en los primeros meses del 2016, y también da sustento a
la dura cifra del INDEC correspondiente al primer trimestre del
2017, que mostró un alza del desempleo, del 7,6% al 9,2%: más de
3,3 millones de personas estaban desempleadas o subocupadas hacia
fines de marzo último.
Los sectores empresariales consultados también consideran que
la política en materia de precios por parte del gobierno fue
"errática" y coinciden en que la peor equivocación fue eliminar
las compras en cuotas, para luego intentar reponerlas en forma
parcial.
"El consumidor quiere comprar en cuotas, ya se acostumbró, no
le importa pagar un poco más. Además, el precio de contado bajó,
pero muy poco", dijo a NA el accionista de uno de los principales
fabricantes de electrodomésticos del país.
El rubro automotriz también tiene algo para decir: el director
de una compañía con casa matriz en Asia le dijo a NA que "lo mejor
sería que hubiese una ratificación del oficialismo en las
legislativas", a pesar de que ese sector la pasó mal y recién
ahora muestra una recuperación.
A nivel general, la industria sigue sin remontar, pero la caída
se va achicando: en abril la producción fabril presentó una
contracción interanual del 2,2%, cuando bajaba el doble o el
triple a principios de año.
Donde no existen fisuras en el respaldo del empresariado al
gobierno es hacia la política para tratar de frenar la "industria
del juicio" en materia laboral.
Macri recibió un contundente respaldo de la UIA en la primera
reunión con la nueva conducción de la central fabril: los
empresarios aplauden que el gobierno salga a sostener la ley
aprobada en marzo para tratar de ponerle un marco de contención a
un sistema jurídico que hizo de los accidentes laborales un
negocio pujante.