Editorial

Empleo y ajuste

El ajuste llegó al empleo, tal como se consigna, sin que existan rebusques ni la búsqueda de costados ocultos de la información, pues se trata de algo que lo dice el propio INDEC, uno de los instrumentos utilizados por el gobierno desde 2007 en adelante para manipular los datos relativos a las estadísticas oficiales. Es que según el organismo, en el primer trimestre de este año el empleo industrial se redujo un 1,2%, en tanto que un instituto que trabaja simultáneamente con el área de la construcción, el que maneja información tanto de las empresas como del sindicato, dio cuenta de la reducción de empleos del sector en los meses de enero y febrero. 

Pero además de estar alcanzados estos dos importantes sectores, como lo son el industrial y la construcción, las cámaras vinculadas al comercio y a los servicios proporcionaron informes relacionados con la caída de las ventas, lo cual deja entrever con seguridad el impacto que tendrá la reducción del empleo en ambos rubros. El dato más reciente ha sido que los comercios minoristas tuvieron una caída de ventas del 7,5% en el mes de abril, confirmando lo que se viene diciendo.

Completando algo más esta perspectiva, y de acuerdo nuevamente con datos oficiales del INDEC al formular sus informes, da cuenta que son más los industriales y empresarios de la construcción que continuarán ajustando sus plantillas de personal que aquellos que anticipan previsiones de poder incorporar más trabajadores.

Además han bajado muchísimo las expectativas de inversiones, las que por otra parte vienen en baja desde hace mucho tiempo, lo cual impactará con fuerza en el empleo ya que de ellas depende en forma directa la generación de nuevos puestos de trabajo.

Todo este conjunto de datos negativos comprenden el primer trimestre del año, aunque en abril estas condiciones se han mantenido e incluso acrecentado, ya que también se incorporó al plano negativo la industria automotriz, la cual vino siendo todos estos años la traccionadora de la industria, ahora en baja. 

Todo esto ha tenido consecuencia en el empleo con aplicación de suspensiones, recorte de horas extra, jubilaciones anticipadas, retiros voluntarios y otras medidas como baja de incorporaciones y despidos encubiertos.

Todo esto resultó de la devaluación y la inflación en alza, que terminó impactando en la baja de producción y comercialización, con seria afectación del empleo. Es decir, como se refiere al comienzo, el ajuste de la economía tuvo en el trabajo a una de sus primeras víctimas, además de la caída que significó para el menor poder adquisitivo del salario, de las jubilaciones y de las prestaciones sociales. A su vez, el menor poder de compra provoca sus consecuencias en el mercado interno, con baja en las ventas, viéndose por lo tanto alcanzado otro de los motores de todos estos años para sostener la actividad económica, como lo fue el mercado interno.

Pero además de todo este deterioro en las condiciones internas, donde el más fuerte impacto lo están soportando los sectores de ingresos fijos medios y bajos, como así también los jubilados -de los cuales el 74% cobra el haber mínimo de 2.757 pesos y recibió en marzo 11% de aumento teniendo la perspectiva de su próximo ajuste recién en septiembre para cobrar en octubre-, la devaluación de la moneda no tuvo la repercusión que se esperaba en las exportaciones, cuyo volumen ha mantenido la baja en lugar de subir como se confiaba acontecería. Tanto el sector industrial como las economías regionales, en tal sentido, siguen estando muy seriamente afectadas.

Todo esto se produjo en virtud que la inflación oficial reconocida por el INDEC para el primer trimestre fue del 10% -la del índice Congreso en cambio ascendió a 12,7% lo que permite entrever que aunque con más aproximación de la realidad podría seguir la manipulación de datos en el organismo, el cual además, cabe destacarlo, no difundió los datos de pobreza e indigencia como tenía previsto, al parecer por la ridiculez que significan sus cifras estadísticas- que terminó por licuar rápidamente la ventaja externa que se suponía iba a proporcionar la devaluación. Y además, la fuerte dependencia externa de las importaciones que tiene la industria hizo subir los costos de producción, faltando aportar un detalle que es tenido muy en cuenta en el mundo: todos prefieren vender a aquellos países que les compran, y hoy con las restricciones impuestas, Argentina no corresponde a ese listado.

Autor: REDACCION

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