Editorial

Empleo, la prioridad

Cuando se analizan los orígenes de los problemas, se cae en la conclusión que el más grave de todos los problemas sociales es la falta de empleo. Ahí nacen todos los males para la gente, que cuando pierde el trabajo, además de ser extremadamente complicado poder recuperarlo, le comienzan los problemas en serio. Es que antes puede faltar dinero, es cierto, pero con austeridad y algunas privaciones se puede salir adelante, pero en cambio sin trabajo y teniendo que vivir de la asistencia social o de la dádiva de alguien generoso, la situación se torna insostenible, pues el deterioro es cada vez mayor y prácticamente imparable.

Es sencillo concluir en consecuencia que el trabajo es el punto de partida, y hoy es lo que se está viendo en casi todo el mundo. Así lo interpreta el informe Tendencias Mundiales del Empleo 2012 que difundió la Organización Internacional del Trabajo (OIT), detallándose en el mismo que en este momento en el mundo una de cada tres personas en condiciones de trabajar, y que de esa forma desea hacerlo, se encuentra desempleada o vive en la pobreza. Es decir, que en esa difícil y comprometida situación se encuentran 1.100 millones de personas, una cantidad realmente impresionante que torna muchísimo más complicado el poder resolver el problema, y menos aún en el corto plazo.

Señala la OIT que para ir encarrilando la situación actual, en los próximos diez años se deberían crear al menos 600 millones de empleos, de los cuales 400 millones deberán estar destinados a aquellos jóvenes que vayan incorporándose al mercado laboral, en tanto que los otros 200 millones deberán estar orientados para los que quedaron desempleados en esta crisis que aún sigue prolongándose.

El futuro, y más aún el inmediato, aparece complicado por resolver, ya que los coletazos de la crisis continúan sintiéndose con mucha fuerza, haciéndose referencia que las economías más afectadas no pueden limitarse a pequeños ajustes, pues se trata sólo de soluciones de urgencia, cuando en realidad son indispensables reformas mucho más profundas, es decir, implementar un enorme cambio de las estructuras, que apunten a soluciones a largo plazo y por supuesto con bases sustentables, de modo especial en una creación de conexión entre la gente, la economía y la sociedad.

Uno de los ítems a los cuales se alude es la reconsideración sobre la medición del crecimiento, ya que debe regir tanto sobre los habituales índices relativos con la economía, pero también debe incluir la mejoría tangible y muy precisa en las vidas de las personas.

En otro orden, pero de igual trascendencia, se incluye la búsqueda del pleno empleo, acompañada por la reducción de la inflación y la estabilidad financiera, un trípode de objetivos macroeconómicos, que debe estar acompañada por la política que implementen los bancos centrales. Es que aquellos países que invirtieron  en la creación de empleos, pero también en protección social como forma de aliviar y salir de la crisis financiera mundial de 2008, obtuvieron mucho mejor resultado que aquellos que solamente se preocuparon por el salvataje de sus bancos.

Precisamente, dentro de esta perspectiva se ubica la posición adoptada por nuestro país, que durante y desde la crisis de 2008 comenzó con una acelerada creación de nuevos empleos, pero simultáneamente apuntaló la asistencia social, como así también la conservación de puestos de trabajo con la implementación del Repro, además de otras formas de sostén.

Y completando esta descripción de objetivos que imponen las circunstancias, se alude al sistema financiero, el cual debe estar al servicio de la economía productiva, y no como sucede, exactamente al contrario, estando mucho más cerca de la especulación. Una distorsión que se destaca como el mismo "corazón" de casi todas las crisis últimas que afectaron la economía globalizada. Aunque además, no se deja de mencionar dentro de toda esta perspectiva, la necesidad de inversiones productivas, incluso a través de una estrategia sustentada en los ingresos, con lo cual se estimularía la demanda con la expansión del consumo, como así también el mayor desarrollo del ahorro, con el cual se puede incentivar el crecimiento en el futuro, sin tener que recurrir al endeudamiento, que después produce esta clase de asfixias financieras.

Es indispensable entonces, ampliar la protección social para los más vulnerables, paralelamente con la creación de nuevos empleos.

Autor: Redacción

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