Dentro de cinco meses, en noviembre, habrá elecciones presidenciales en los Estados Unidos, un acontecimiento que excede largamente el interés de los habitantes de ese país y que dada su condición de primera potencia mundial, se convierte en trascendente para el mundo entero, ya que la influencia estadounidense es poco menos que decisiva para la mayoría de cuestiones que hacen a las relaciones internacionales, y también, a la economía mundial.
A medida que se van perfilando las condiciones que desembocarán en las elecciones de comienzos de noviembre próximo, las encuestas, sondeos y pronósticos ya se encuentran en pleno desarrollo, existiendo ciertos matices que originan una marcada incertidumbre, pues hasta hace unos días existía un amplio nivel de coincidencias en cuanto a las chances del actual presidente Barack Obama para aspirar a su reelección y el candidato republicano Mitt Romney, estando tan equilibrados que no había quien arriesgara una mayor posibilidad para uno de ellos. Sin embargo, días atrás una encuesta de la prestigiosa consultora Blomberg lo ubicó a Obama con 53% y una ventaja de nada menos que 13 puntos sobre Romney que reunió el 40% de las opciones.
Nada es por supuesto definitivo, aún cuando hayan comenzado a aparecer esta clase de resultados en las encuestas, pues queda muchísimo tiempo por delante por remontar alguna desventaja, en caso de existir. Y además, sabido es que quien ocupa la Casa Blanca puede aprovecharse de muchas circunstancias favorables para incrementar su imagen y posibilidades, aunque a la par también corre riesgos de dar situaciones a la inversa, en caso de dar algún paso indebido en materia de decisiones de gobierno.
En el campamento de Obama, y como para no aflojar la tarea de campaña sino todo lo contrario, dijeron no tener en cuenta la encuesta de Blomberg, sino atenerse al resultado de otras que, como en el caso preciso de RealClear Politics le otorgaba a Obama 46,6% y a Romey 44,2% con una diferencia de apenas 2,2 puntos, la cual es casi como decir que se encuentran igualados en posibilidades.
Pero además del resultado de esta encuesta que muy comentada en todo Estados Unidos, aunque no demasiado creíble a pesar del prestigio de la consultora a cargo, reveló también algunas cuestiones que los candidatos seguramente deberán tratar de aprovechar, revelando sus lados flojos ante la opinión pública. De Obama fueron bajas las calificaciones sobre su manejo de la economía y del déficit, siendo 6 de cada 10 personas las que dijeron que de esta manera la economía de los Estados Unidos marcha mal. De tal modo, este análisis parcial y más allá del 53% de opiniones favorables que obtuvo en el cómputo final de la encuesta, el actual presidente deberá abocarse fuertemente a resolver algunas cuestiones económicas pendientes, ya que en este tema la gente no lo tiene en buen concepto. Aunque, habida cuenta del escaso lapso que media de aquí a noviembre, es muy poco probable que Obama pueda sacar algún as de la manga en materia económica, más todavía considerando la enorme cantidad de recursos que fueron volcados hasta ahora al mercado, sin conseguir los resultados esperados. Lo que no pudo en tres años y medio, seguramente no lo conseguirá ahora en unos pocos meses, si es que no se reservó alguna sorpresa para afianzar su campaña hacia la reelección.
Por su parte Romey, no las tiene todas consigo y por ahora aparece como un adversario con escasas chances, aún cuando algunos sondeos los muestren separados por apenas 2 puntos. Es que su imagen favorable suma apenas 39% en tanto que para el 48% es desfavorable, lo cual será muy difícil de remontar en tan poco tiempo. Según los analistas, esta ha sido la consecuencia de la dura campaña que debió llevar a cabo dentro del Partido Republicano para acceder a ser candidato a la presidencia, aunque, de todos modos, existe confianza en su campamento y núcleo de colaboradores más cercanos, en que finalmente esa situación podrá ser revertida, para luchar palmo a palmo la presidencia con Obama.
Esta es la perspectiva actual para la crucial elección presidencial de los Estados Unidos, que de aquí en más ocupará el interés del mundo.