Editorial

El tránsito de la muerte

La inseguridad vial en la Argentina continúa como una de las graves problemáticas que pone en riesgo la vida de muchas personas sin que los estados logren articular sus esfuerzos con el objetivo de implementar medidas que amortigüen las consecuencias de los accidentes de tránsito. Pueden advertirse acciones puntuales como en la Municipalidad de Rafaela, con una política de concientización y control a favor del uso del casco y cinturón de seguridad, pero que lejos está de alcanzar los resultados esperados. O una mayor presencia de las agencias de seguridad vial de las policías en las rutas, como sucede en las provincias de Santa Fe y Córdoba. Se observan, justo es decirlo, inversiones en la red de infraestructura vial aunque debido al atraso en la construcción de rutas o autopistas seguras aún queda mucho por hacer. 

Sin embargo, sigue sin existir una política integral que incluya a cada comuna, municipio, provincias y nación. Que todos hagan lo mismo en materia de prevención, control y sanción en materia de política de tránsito. A esta altura, los gobernantes no parecen dimensionar la magnitud del problema. 

La siniestralidad vial en Argentina registra un caso cada 24 segundos, según un informe estadístico elaborado por la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN), que contabilizó 1.247.279 siniestros viales con destrucción parcial del vehículo y 33.347 con destrucción total. Se trata de 1.280.626 hechos de siniestros ocurridos en calles, avenidas, autopistas y rutas del país, en base a la información que aportaron las compañías de seguros durante el año 2017, a un promedio de 3.508 por día o un hecho cada 24 segundos, según publicó este domingo Diario Popular.

Todos los días se suman dramáticos episodios a un alarmante problema. La asociación Luchemos por la Vida alertó que el año pasado se registró un promedio diario de 20 muertes en siniestros viales. La cifra total de fallecidos en hechos viales en 2017 llegó a 7.213, prácticamente la misma cantidad que durante 2016, cuando hubo en total 7.268.

El resultado significa que 600 personas perdieron la vida por mes durante el año pasado en todo el territorio argentino.

Según el registro de la entidad, la provincia de Buenos Aires con 2.172 fallecidos encabeza la lista de siniestros viales fatales en el país, seguida por Santa Fe, con 628 y luego Córdoba, con 424. En la triste nómina le siguen Tucumán, con 395, Misiones (354), Santiago del Estero (344), Entre Ríos (316), Mendoza (298), Salta (287), Corrientes (272), Jujuy (232), Chaco (206) y San Juan (174). 

Detrás de esos números en el párrafo anterior hay historias de personas que se truncaron por los accidentes de tránsito. Familias angustiadas por las ausencias de uno de sus integrantes a partir de un accidente. Si bien hay campañas contra el uso del celular al volante, que constituye una de las infracciones más peligrosas hoy día, o el exceso de velocidad, no se advierte un compromiso consistente en lo que hace políticas públicas para atacar este problema social. 

Los errores de los conductores, la falta de respeto de las normas de tránsito, el mal estado de la red vial y una educación vial que a la luz de los resultados no es de calidad son algunos de los factores que explican el alto grado de siniestralidad vial que se registra en la Argentina. 

En este escenario, la moto representa uno de los vehículos más inseguros si se tiene en cuenta que los accidentes son protagonizados en buena medida por motociclistas. Lamentablemente, muchos jóvenes conductores de motocicletas pierden la vida cada año por no usar casco o por manejo imprudente. 

En el 2017, la venta de motos alcanzó las 687.966 unidades vendidas en el país, según datos de la Asociación de Concesionarios de Automotores de la Argentina (ACARA). Este crecimiento del parque de motos ha ido acompañado de una fuerte suba de siniestros. Hasta el 2005 la participación de la moto en la siniestralidad vial grave era del 10% del total (de cada 10 vehículos partícipes en siniestros solo 1 era una moto). Diez años después, esa participación se triplicó y en el 2016 trepó al 30.6% según la ONG Luchemos por la Vida. 

Un dato que asusta: el año pasado, en siniestros viales en todo el país, fallecieron 2.181 jóvenes de entre 15 a 34 años. De acuerdo con datos de Luchemos por la Vida, el 39% de las víctimas mortales en Argentina en el 2017 fueron ocupantes de motocicletas y ciclomotores, la mayoría jóvenes menores de 25 años. Otra foto de la realidad señala que sólo el 65% de los motociclistas usa casco, un porcentaje que está muy por debajo de otros países, como lo refleja la Organización Mundial de la Salud, que cita como ejemplo a Chile (99%), Perú (98%), Colombia (91%) y Uruguay (85%).

Evidentemente, lo que se hace es poco y no está dando resultados. 







 

Autor: REDACCION

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