Las cuentas públicos siguen teniendo un rojo cada vez más furioso en su tonalidad, ya que mientras los ingresos apenas logran mantener el nivel de la inflación, y muchas veces por debajo, en cambio los gastos continúan subiendo de manera vertiginosa. Es por esa razón, que tal lo que viene ocurriendo desde hace tiempo y en estado de constante incremento, en el mes de mayo volvió a registrarse un fuerte déficit, con lo cual el estado fiscal de los primeros cinco meses del año acusa un déficit de 20.614 millones de pesos.
Claro, todo el sistema se encuentra en estado de permanente confusión habida cuenta del uso de recursos del Banco Central y de la ANSeS para sostener el gasto, aunque a costa de un colosal endeudamiento con estos organismos, que sólo de enero a mayo le aportaron 27.778 millones al Tesoro nacional, con lo cual consigue disimular su déficit.
De tal manera, si en las cuentas que se difunden oficialmente se incluyeran la seguridad social y otros fondos, sin contabilizar como ingresos corrientes las transferencias del Central y los intereses del Fondo de Garantía de la ANSeS, entonces el rojo de 20.614 millones se elevaría automáticamente a 48.393 millones de pesos, cifra que sería entonces el déficit operativo que tienen las cuentas públicas en los primeros cinco meses de 2014. Es decir, un 146% más que en igual período de 2013.
Como se puede apreciar, sin necesidad de aportar más argumentaciones, las condiciones del fisco están realmente al rojo vivo, y que tal como van las cosas, por otra parte sin aparecer ninguna clase de indicio como para revertir esta situación, el déficit a fines de diciembre estaría en 205.000 millones de dólares, en tanto que en 2013 había sido de 123.000 millones.
Indudablemente, todo este panorama incierto y desbordado de problemas, dejando traslucir un evidente desmanejo de las cuentas públicas, hace rato que han sepultado aquella metodología del desaparecido presidente Néstor Kirchner -quien personalmente hacía los controles- para conservar el superávit, al que se consideraba como "regla de oro" del sistema. Ahora, hace años que se viene en constante déficit en casi todas las áreas, dando la impresión que todo se ha agravado más todavía, como para llegar con cierta justeza hasta fines de 2015, después de lo cual caerán como una verdadera avalancha todos los problemas que ahora se van generando, o que se solucionan a medias.
En mayo pasado el gasto creció 39,5% en forma interanual y acumulando 41,3% en los primeros cinco meses. Lo que sí fue coherente es que el gasto tuvo una suba generalizada, aunque el mayo aumento se produjo en los subsidios al sector privado, creciendo esas partidas el 69,7% en mayo y el 61% en el acumulado del año. Los dos rubros que captaron mayor volumen de los subsidios fueron el transporte y la energía, transformados en dos verdaderos barriles sin fondo, realmente insaciables.
La modalidad resulta definitivamente errónea, pues primero se adoptan medidas sin medir consecuencias -casos del efecto del cepo al dólar sobre el sector inmobiliario, o impuesto sobre los autos- y después de deben disponer subsidios para aliviar a los sectores afectados. Otro tanto con los subsidios sociales de todo tipo, a los que nunca se les pusieron límites ni condicionamientos, habiendo quedado instalados como permanentes, cuando lo ideal es asistir pero a la vez procurar la salida digna de ese tipo de asistencia.
Algunos especialistas del tema, consideran que habida cuenta de la evolución del gasto en estos cinco meses analizados y las condiciones que se presentan, el gasto público no sólo estará en una suba del 40% sino que incluso puede llegar a ampliarse durante el año. Del análisis de las planillas que se conocieron oficialmente, tenemos que el gasto corriente sumó 348.928 millones con una suba del 44%, que incluso estuvo por encima de la inflación, si bien debe dejarse en claro que dentro del gasto se incluye el pago de intereses de la deuda, rubro que absorbió 23.103 millones, cuando el año pasado en igual lapso se habían destinado con este fin 14.013 millones, es decir, un 65% menos.
La situación es realmente complicada, pero más aún lo es no advertir ninguna señal de parte del gobierno en tratar de corregir esta desviación.