Suplemento Economía

El Riesgo País y sus implicancias en la economía de un país

Por Ignacio Echaide (Rafaela) y Esteban Rugna (Santa Fe)

Eramos campeones del mundo. Pero no de algo de qué enorgullecernos. Peleábamos el primer puesto con un país africano con una inestabilidad política acentuada que en los últimos 18 años había tenido sólo una elección general aunque rico en petróleo: Nigeria. Es evidente que al fútbol no estábamos compitiendo. Sí, en quién era la nación con mayor riesgo país del mundo. Argentina triplicaba el PBI nigeriano; la mortalidad infantil argentina era de 18 por mil frente a 81 por mil de los nigerianos; a pesar de las mencionadas diferencias, día a día, en el año 2001 nos turnábamos en el primer lugar, relegando por lejos a países como Ecuador y Ucrania. Ya en el año 2000 los noticieros y los periódicos nos señalaban a diario el valor del riesgo país. Muchos lo comentaban, muchos no lo entendíamos. El riesgo país habíase convertido en la nueva paranoia argentina, similar a la creada con el dólar décadas anteriores al advenimiento de la convertibilidad. En aquellos años nosotros dos recién sabíamos que queríamos estudiar Licenciatura en Economía. El acrónimo BRIC recién “emergía”. No se hablaba tanto de China e India como en estos días. Mucho menos de Brasil. El índice Damocles, diseñado y administrado por Lehman Brothers para señalar el grado de probabilidad de una crisis financiera en un país, marcaba una creciente posibilidad argentina de caer en una cesación  de pagos de deuda (default). La burbuja del momento era la de las puntocom.

Sin embargo hoy, nueve años después algunas cosas parecen no ser las mismas.  No somos los primeros de la “tabla” en riesgo país. Tampoco los últimos. Los BRICs son el presente y futuro; motores del crecimiento global, grandes jugadores en la escena política y económica mundial. El índice Damocles ya no existe. No por haber quedado obsoleto, sino porque Lehman Brothers no existe más tras la explosión de una nueva burbuja, esta vez  inmobiliaria, en los Estados Unidos dos años atrás.

Lejos del frenesí que generaba en la postrimería de la Convertibilidad, veamos ahora qué es, para qué se utiliza y por qué tiene relevancia en la economía el riesgo país. Como primera aproximación podemos expresar que el riesgo país es un índice que mide el riesgo inherente de un país a la hora de encarar inversiones en el mismo. Elaborado por JP Morgan Chase bajo las siglas EMBI+ (Emerging Markets Bond Index) mide el spread o sobretasa de rendimiento que exigen los inversores por un bono soberano de un país emergente por sobre uno de los Estados Unidos (considerado libre de riesgo). La medida utilizada es la de punto básico. Cada punto básico equivale a un 0,01% (100 puntos básicos corresponden a 1%) de sobretasa entre un bono argentino, por ejemplo, con uno de características similares (plazo, cronograma de pago) que un bono norteamericano. Así tenemos el EMBI+Argentina, el EMBI+Brasil, el EMBI+Rusia, entre otros. Entre los factores que determinan su valor se encuentran: riesgo político, coyuntura económica, estado de los fundamentos de la estructura económica y la solvencia y acceso al crédito de agentes privados y del Gobierno.

El riesgo está correlacionado positivamente con el rendimiento esperado en una inversión. Cuanto más riesgosa sea la inversión más alto es el rendimiento esperado por los inversores. La reducción del riesgo país disminuye el costo de financiamiento de un gobierno, y un aumento, el efecto contrario. De esta forma influye en los proyectos sociales de inversión a llevar a cabo, en el potencial de crecimiento de la economía y en la carga por servicios de la deuda que deba afrontar el Estado en el futuro. Volvamos al 2001. El miércoles 10 de octubre de ese año la Argentina encabezaba el índice EMBI+ con 1.859 puntos básicos. Implicaba una sobretasa con respecto a un bono norteamericano del 18,59% en dólares. Era imposible emitir deuda  en los mercados de capitales mundiales a esa tasa. La necesidad de fondos del Gobierno en ese momento era imperiosa. La forma de hacerse de ellos se reducía a pedir prestado a organismos internacionales o a clubes de países. La emisión de moneda, herramienta usada con frecuencia en el pasado en la Argentina, no era una opción debido al régimen de Convertiblidad. Ya en default y en los primeros años de la pos convertibilidad el EMBI+ Argentina superaba ampliamente el valor de aquel día de 2001. Para finales de 2005 el riesgo país argentino se encontraba en 500 puntos básicos,  un nivel razonable y cercano al promedio de los países latinoamericanos.

Hoy los mercados financieros están interrelacionados mundialmente. Inversores europeos o asiáticos por poner un ejemplo pueden invertir en instrumentos de deuda argentina. Los flujos de capitales van y vienen por los países con una rapidez inusitada. Por lo tanto el riesgo país, el tipo de cambio y los movimientos de capitales presentan oscilaciones impactándose mutuamente. Una baja del riesgo país genera un ingreso de capitales al país produciendo, a priori y sin intervenciones en el mercado por parte del Gobierno o del Banco Central, una apreciación de la moneda local. Una suba del riesgo país sumado a un egreso de capitales, bajo las mismas condiciones anteriores, una depreciación.

Indirectamente las empresas también sufren cambios por la variación del riesgo país. En primer lugar, la capitalización bursátil de las empresas presenta cambios dependiendo del valor del riesgo país debido a que, para determinar  la valuación de la firma,  los flujos futuros de ganancias se descuentan  a una tasa de interés que incluye el riesgo país. A mayor riesgo país, menor valuación de la empresa. Esto las hace “baratas” con respecto a empresas similares de países latinoamericanos, facilitándole a estas las intenciones de compra sobre las empresas argentinas. Otra relación entre el riesgo país y las empresas está íntimamente vinculada a la capacidad de financiarse en el mercado de capitales. Las grandes empresas recurren frecuentemente al mercado para financiar sus proyectos de inversión, ya sea a través de la emisión de acciones, préstamos sindicados o emisión de deuda. Estas dos últimas son las más utilizadas por las grandes empresas argentinas. En los últimos meses Arcor, IRSA y Pan American Energy han emitido Obligaciones Negociables (ON) en el exterior. La tasa de interés que se determina en la emisión depende de varios factores, siendo el valor del riesgo país uno de los más importantes. La expansión y crecimiento de las grandes empresas usualmente se logra por intermedio del apalancamiento (endeudamiento). En consecuencia, un bajo nivel de riesgo país permite la concreción y puesta en marcha de múltiples inversiones al bajar el costo de financiación de las mismas. El mayor protagonismo de un país en la escena mundial en parte se consigue con la internacionalización de sus empresas. Samsung, LG y KIA son ejemplos coreanos; TATA y Arcelor Mittal de la India; Petrobras, Vale do Rio y Sadia de Brasil; estas empresas se han favorecido y lo siguen haciendo gracias a la capacidad de sus países para acceder a los mercados internacionales de capitales en situaciones ventajosas, con niveles de riesgo país bajos o sea sobretasas sobre la deuda estadounidense bajas.

Sintetizando podemos afirmar que el riesgo país no es una cuestión que tenga que llamar la atención del ciudadano común, tal como lo que ocurrió en los primeros años de la primera década del siglo. Pero, sin lugar a dudas, es un elemento a tener en cuenta tanto por las empresas como por los gobiernos. Determina en muchos casos la viabilidad económica de un proyecto, sea privado o público. Consecuentemente, actúa como herramienta tendiente a influir sobre el nivel de actividad económica.



Autor: Redacción

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