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El pueblo mantiene a raya al Ejército

EL CAIRO, 19 (AFP-NA). - Cientos de miles de manifestantes volvieron ayer a la plaza Tahrir de El Cairo para festejar la caída hace una semana del presidente Hosni Mubarak y mantener la presión sobre el ejército para que libere a los detenidos y garantice verdaderas reformas democráticas.
Una inmensa multitud que agitaba banderas egipcias se concentró en un ambiente festivo en la Plaza Tahrir, epicentro de la revuelta popular que forzó a Mubarak a poner fin a tres décadas en el poder. "Es una fiesta, estamos muy contentos, Mubarak se fue. Creo que vamos a volver todas las semanas, todos los viernes", declaró Naser Mohamed, de 50 años.
Antes de la oración, un influyente teólogo de origen egipcio y basado en Qatar, Yusef al Qardaui, llamó a los líderes árabes a oír las voces de sus pueblos. "Me dirijo a los dirigentes árabes: no detengan la Historia", lanzó. "Mi mensaje a los dirigentes árabes es que no se lancen en discursos vacíos, sino que entablen con sus pueblos un diálogo constructivo".
Al joven cibermilitante y ejecutivo de Google Wael Ghonim, una de las estrellas de la rebelión popular en Egipto, unos guardias le impidieron hablar. Furioso, abandonó el lugar con el rostro cubierto con una bandera egipcia.
Después de las revueltas en Túnez y en Egipto, una oleada de protestas popular afecta actualmente a Libia, Yemen, Bahréin, Jordania e Irak.
En El Cairo, la Plaza Tahrir estaba rodeada por tanques del ejército y un cordón militar verificaba la identidad de los manifestantes en los diferentes puntos de acceso a la misma. Miembros de los comités populares compuestos por manifestantes se ocupaban también de los controles.

Autor: Redacción

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