Locales

El periodismo de la ciudad lamenta la muerte de Emilio J. Grande, exdirector de LA OPINION

Por Víctor Hugo Fux

Emilio J. Grande fue un emblema del periodismo rafaelino, pero su actividad en los medios trascendió el plano local, valiéndole el reconocimiento de distintas publicaciones y entidades relacionadas con la comunicación.
"Mito" falleció ayer, en esta ciudad, su lugar dentro de un mundo que recorrió en innumerables ocasiones, descubriendo nuevas culturas y costumbres, que supo reflejar con su particular estilo en las páginas del Diario LA OPINIÓN.
Tenía 94 años y más de la mitad de su vida se la dedicó a la prensa gráfica, que lo siguió teniendo como permanente canalizador de las inquietudes de la gente a través de sus columnas, atendiendo siempre las necesidades de la sociedad.
Repasar su trayectoria, podría llevarme a cometer algunas omisiones no deseadas, pero sí estoy convencido que "Don Emilio", como lo llamamos respetuosamente quienes compartimos aquellos tiempos laborales entre las cuatro paredes de la pequeña Redacción de los años 70, o cuando lo hicimos cuando se instaló definitivamente en una sala de Dirección de puertas abiertas, tenemos la plena convicción que dejó marcada una huella.
Mi ingreso a LA OPINIÓN, en un lejano 2 de mayo de 1974, me permitió seguir creciendo en una vocación que se fue transformando en una profesión. Sus consejos -y los de Roberto Actis- me guiaron en una etapa que seguiré recordando con nostalgia, pero con una enorme gratitud.
Por entonces, "Mito" se desempeñaba como Secretario de Redacción y Roberto era el jefe de Deportes. Justamente, con ellos, compartí una de mis mayores y más valoradas experiencias periodísticas al cubrir el Mundial 78.
Después de haber sido acreditado por LA OPINIÓN en algunos Grandes Premios de Fórmula 1, había pegado un salto de calidad inimaginable para un joven periodista del interior. Esa posibilidad también se las debo a ellos.
Intenté reflejarme muchas veces en el espejo de "Mito" y creo haberlo logrado, con su incondicional apoyo, que se manifestó en circunstancias normales y también de las otras, cuando era necesario apelar a los remos para poder avanzar, aunque nos encontremos ante un río borrascoso.
Emilio estuvo relacionado con la función pública, se desempeñó en diferentes instituciones periodísticas (Círculo de la Prensa, ADEPA y ADIRA), pero su compromiso también se puso de manifiesto a luchar por el bien común de Rafaela y la Región.
Con la simple mención que representa el hecho de recordar que "Mito" ingresó a LA OPINIÓN el primer día de 1957 y trabajó ininterrumpidamente hasta el 31 de diciembre de 1999, resumimos de una manera global su trayectoria en el decano de la prensa local.
Algunas de las columnas que reflejaron su impronta periodística, fueron "Desde el Mirador" y "Cantando las 40", que se mantuvieron durante varios años. Fue responsable, también, de La Opinión Política y del Editorial.
Ferviente y confeso simpatizante del Club Atlético 9 de Julio en nuestro fútbol y del Club Atlético Boca Juniors -fue presidente de la Peña Boquense- en el deporte más popular, también fue un apasionado de los "fierros" y en las recordadas 300 Indy elaboró informes de enorme valor histórico.
Pero, además, como lo dejé sentado previamente, desempeñó otras funciones, como la presidencia del directorio del Cine Teatro Belgrano, y convocó a la Asamblea Anual de ADEPA en conmemoración del 75° aniversario de LA OPINIÓN.
Otro de sus legados, fue la publicación del libro "Servir al lector prójimo", que constituye una suerte de relatos entrelazados de su labor periodística y de sus gestiones en diferentes entidades, muchas veces a partir de la inclusión de menciones permanentes en los pies de páginas del diario.
El 26 de mayo del año pasado, "Mito" fue reconocido por el cuerpo legislativo de esta ciudad como "Rafaelino Distinguido", en un acto de estricta justicia.
Quienes estuvimos acompañándolo esa mañana en la sala de sesiones, nos emocionamos por ese testimonio, que agradeció con humildad, pero con indisimulable satisfacción y felicidad.
Una sensación que no pudo disimular ante sus familiares y amistades, que se acercaron al recinto para transmitirle cariño, afecto y respeto.
Hubo tiempo para las anécdotas de parte de Emilio, en un tono distendido, que lo hizo sentir una vez más bien cerca de la gente, como tantas otras veces a lo largo de una vida que supo disfrutar intensamente.

Autor: REDACCION

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