"Parece que el mundo se está preparando para una guerra", las diez palabras de esta inquietante frase fueron pronunciadas por alguien que de estas cuestiones conoce bastante, pues durante mucho tiempo fue el máximo conductor de la Unión Soviética. Se trata, nada menos que de Mikhail Gorbachov, quien días atrás formuló esta impresionante advertencia, al formular un llamado a los líderes de Rusia, Vladimir Putin, y de Estados Unidos, Donald Trump, para frenar la actual carrera armamentista y la amenaza nuclear que pende sobre el mundo entero.
Gorbachov sostuvo que, justo cuando escasea el dinero para los tan necesarios programas sociales, los Estados invierten grandes cantidades de dinero en la fabricación de armamento sofisticado con una potencia comparable con las armas de destrucción masiva. “En el mundo actual de nuevo se habla de una auténtica amenaza nuclear. Las relaciones entre las grandes potencias no han dejado de empeorar en los últimos años. Los partidarios de incrementar el armamento y la industria militar se frotan las manos”, dejando claramente sentada el sustento de esa advertencia sobre las condiciones que se vienen dando para una gran guerra.
El mismo ex presidente soviético se mostró aterrado por su visión, pero frente al desarrollo que han tenido los elementos nucleares, en caso de una contienda de estas características ya no habrá escenarios de batallas, pues todo será a través del uso de misiles que llegan de un lugar al otro del mundo. Y una vez que sean usados, con el enorme poder de destrucción que tienen estos explosivos, será muy poco lo que quede en pie.
Las posturas de los políticos y gobernantes de hoy tienen mucho más de belicista que antes, lo que puede ser tomado como parte de la advertencia que se formula, sugiriendo Gorbachov que Trump y Putin -que controlan el 90% de los arsenales nucleares del mundo- negocien razonablemente para que a través de los organismos internacionales con las Naciones Unidas a la cabeza, se declara "la inaceptabilidad de una guerra nuclear". Sin embargo, las organizaciones que ya vienen anticipando el enorme riesgo de una guerra cuyas consecuencias son imprevisibles, sostienen algo tan simple como que las armas más tarde o más temprano se las usa, y cuando llegue ese momento, entonces puede resultar demasiado tarde para el futuro mismo de la humanidad.
Convengamos además, que estar el futuro de la humanidad en manos de Putin y Trump, dos líderes con grandes sesgos autoritarios, además de personalidades muy controvertidas e imprevisibles, tienden un enorme manto de incertidumbre e intranquilidad sobre el mundo entero, incrementado además por la presencia de Corea del Norte y excéntrico y desequilibrado líder Kim Jon-un, quien también cuenta con equipamiento nuclear, con algunas muestras consistentes en pruebas hechas con explosiones en el interior de la tierra que fueron cien veces más potentes que las bombas lanzadas en Hiroshima y Nagasaki.
La civilización podría terminarse en diez minutos, el tiempo que demandaría un intercambio de misiles. Es que de desatarse una contienda de esta naturaleza, cuya magnitud del daño y la destrucción nadie puede llegar a calibrar debidamente, hacen que no exista la posibilidad de vuelta atrás. Aquí no existe la prueba de ensayo y error, pues hoy un error de esos significa que no habrá más ensayos.
El mundo ya vivió con la zozobra de verse inmerso en una contienda nuclear, siendo en 1961 cuando Estados Unidos y Rusia estuvieron a un tris de una situación de esa naturaleza, cuando sus líderes eran John Kennedy y Nikita Khruschev, pero afortunadamente prevaleció el sentido común. Claro que entonces el poder de los arsenales nucleares no era ni cerca el de la actualidad, pues ahora se encuentran diseminados en diversos lugares del planeta, e incluso móviles en algunos casos, lo cual llegaría a desencadenar una sucesión de explosiones que serían de un poder destructivo prácticamente generalizado.
Lo apropiado es confiar que prevalezca el interés por la humanidad por sobre los mezquinos objetivos personales, tal como hoy existen. El mundo está a merced de algunos individuos cuya reacción ante episodios inesperados es imprevisible. Mejor no tener que llegar a comprobarlo.