Editorial

El Papa y la justicia

Aun cuando el Papa Francisco realizó estas declaraciones al recibir en una audiencia privada a los integrantes del Consejo Superior de la Magistratura italiana, resulta difícil no relacionar el contenido de las mismas con lo que sucede en la Argentina, el país del jefe de la Iglesia, que conoce tan bien y sobre el cual sigue tan de cerca todos los acontecimientos que aquí se desarrollan. Es que el religioso, les dijo de forma muy clara y por lo tanto contundente, que "los jueces deben evitar las visiones personales e ideológicas al emitir sus fallos", lo cual lleva implícito además la solicitud de mantener imparcialidad e independencia.

Si bien los dichos se ajustan a la generalidad, y de esa manera fueron expresados, tienen una aplicación muy directa con nuestro país, habida cuenta de lo que viene ocurriendo con la justicia, con una sucesión de hechos que advierten sobre la presión ejercida desde el gobierno sobre los magistrados, donde sobresale por su actualidad el juicio sobre el fiscal José Campagnoli por haberse "excedido" -según la acusación- en la investigación de lavado de dinero y evasión por parte del empresario Lázaro Báez, cuyos intereses estarían estrechamente vinculados a la familia Kirchner.

En tal sentido, el Pontífice enfatizó sobre el aspecto ético que debe prevalecer en los jueces y todo su trabajo, aludiendo además que en todos los países existen normas jurídicas "para proteger la libertad y la independencia del magistrado", ambas imprescindibles para cumplir su tarea. Lo cual, añadió el Papa "pone a los magistrados en un lugar destacado de responder adecuadamente el cargo que la sociedad les ha confiado y para mantener imparcialidad y discernir con objetividad y prudencia".

En cuanto a las cualidades que debe reunir un juez, Francisco las sintetizó en "las intelectuales, psicológicas y morales que den garantía de fiabilidad para una función tan importante", aunque remarcó muy especialmente "la prudencia", ya que "si se tiene prudencia se posee un elevado equilibrio interior capaz de dominar las presiones que llegan del propio carácter, de las visiones personales o de las convicciones ideológicas".

Cuando se dirigió en forma directa a los magistrados italianos que lo visitaron en la citada ocasión "los instó a esforzarse para ser un ejemplo de integridad moral para toda la sociedad, recordando el nombre de algunos destacados magistrados peninsulares en la época de plomo allá por los años '70 y '80.

Pero además, y como para dejar ciertas certezas, nuevamente en esa oportunidad volvió a hablar sobre los políticos, empresarios y sacerdotes corruptos, intensificando sus críticas en momentos en que la justicia de Italia está castigando una serie de escándalos de sobornos en casos de proyectos públicos, todos ellos de una gran resonancia.

Al volver a insistir con la corrupción, tema que se relaciona directamente con la justicia, el Pontífice remarcó nuevamente que los pobres son quienes más perjudicados resultan por esta clase de delitos al padecer cuando los hospitales no cuentan con medicamentos ni la atención necesaria, o cuando las escuelas no disponen del nivel educativo indispensable. "Los pobres son quienes terminan pagando la fiesta de los corruptos", fue una cruda afirmación del Papa, mientras los jueces escuchaban con suma atención e incluso con algunos gestos de perplejidad.

La corrupción de los funcionarios públicos es una verdadera obsesión de Francisco, quien hace muy poco en un reportaje publicado por el diario "La Vanguardia" había sostenido que "el sistema económico ya no se aguanta, es un sistema que debe hacer la guerra para sobrevivir", añadiendo de manera contundente que "usar la política para el bien propio es corrupción".

Los funcionarios públicos, empresarios y religiosos corruptos han sido puestos bajo foco de la visión papal, junto a los integrantes de una justicia que a veces no se comporta como tal cuando debe resolver casos de este tipo.

Es por todo lo expuesto, que aún sin hacer referencias directas, es poco menos que inevitable relacionar todas estas alusiones del papa Francisco sobre los jueces y la imparcialidad e independencia que les reclama, con algunas situaciones muy puntuales que suceden en nuestro país.

Autor: REDACCION

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