Suplemento Economía

El país otra vez en las garras del FMI

A los nuevos esclavos en épocas de la esclavitud en Estados Unidos se les colocaba encadenada y grillete de por medio una bola negra de hierro irregular atada a los tobillos. Los señores amos para usar un eufemismo agradable le llamaban “BlackBerry” porque se asemejaba a dicha fruta (Mora). De ese modo controlaban y evitaban que los prisioneros escaparan corriendo por los campos de algodón.

Hoy la Argentina con el nuevo acuerdo firmado por el ominoso Fondo Monetario internacional se ha puesto solo el grillete, atado a merced de las tempestades y humores del escenario financiero global.

Con las viejas recetas neoliberales en la mano, el gobierno de Macri ha arrastrado al país a una crisis económica innecesaria, ahondando los agujeros fiscal y de balanza de pagos.

Dejando de lado los múltiples advertencias, el camino tomado concluye en esta última semana en un oneroso acuerdo con un organismo internacional que, seamos claros: solo es un banco multilateral que opera en el capitalismo financiero internacional en busca de ganancias de capital, y en nada le importa las consecuencias sociales derivadas de quedar sometido a duras políticas de ajuste y restricciones (Grecia es un dolorido y claro ejemplo).

Lo más triste de todo es que dinero que recibiremos será para ser aplicado a cancelar los servicios de la deuda pública, es decir... para pagar intereses.

A pesar de la negativa general al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (más del 70% no respalda el acercamiento al fondo), el gobierno no dudó ni un instante en sellarlo y abrir nuevamente una triste página en la historia del país.

El dañino acuerdo adornado por las sonrisas locuaces del ministro Dujovne y del titular del Central Sturzenegger y por los medios de prensa más fuertes del país pueden confundir al grueso de la población que no es avezada en el tema, pero no lo harán jamás con el implacable mercado, que navegando en un mar de incertidumbre ya empujó al dólar a su cotización récord.


¿Y AHORA QUÉ?

Los empresarios ya muestran su preocupación por el fantasma de la estanflación, el riesgo país y la tasa de desempleo empezaran a escucharse en los noticieros, y más pronto que tarde veremos cómo se profundiza la fuga de capitales, este cuento ya lo vivimos, solo hace falta un poco de memoria o leer historia.

El acuerdo puede ayudar en el corto plazo a lavar la imagen del gobierno, que con liquidez en la mano podrá sostener un tiempo más el camino de la timba financiera. Por ahora no puede controlar la volatilidad de los mercados que impacta de lleno en la cotización del dólar. Ni siquiera reemplazando presidente del Banco Central y designando en su lugar a Toto Caputo. Ya lo dijo Dujovne, ni los mercados ni los ahorristas confían en el Gobierno. 

Las consecuencias del acuerdo con el FMI las pagará el pueblo: ajuste en educación, en salud, en jubilaciones, en obra pública;  sin dudas “cambiamos futuro por pasado”.

Una vez más las posibilidades presentes y futuras de nuestra política económica quedan encadenadas a nuestros compromisos (condicionamientos) financieros.


 

Autor: Lic. Alfredo Koncurat

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web