Casi nadie puede escapar de las garras de la crisis económica en la Argentina más allá de pequeñas islas productivas vinculadas principalmente a los agronegocios ligados a la exportación. El resto se mantiene en un sistema de economía tan salvaje como caníbal donde la única regla parece ser sobrevivir o el sálvese quien pueda.
El 2018 tuvo dos etapas bien marcadas. El primer semestre con indicadores positivos con una economía en crecimiento con la construcción como uno de sus pilares y con la industria automotriz con niveles aceptables en términos de producción y de ventas en el mercado interno y en el externo. Con la crisis cambiaria que dio sus primeras señales en abril pero que salió a escena entre mayo y junio se revirtió el humor, todos se asustaron, volvió el FMI y ya nada fue igual. El dólar se tornó indomable, aumentaron las tasas, se encareció el financiamiento para las empresas y las familias por lo que se desplomó el consumo mientras la inflación esmeriló el poder adquisitivo del salario.
Mientras tanto el Gobierno con escaso margen de acción no tuvo demasiadas ideas brillantes -quizás ninguna- para enfrentar el temporal más allá del ajuste en la obra pública y en aplicar una mayor presión impositiva que colabora en el enfriamiento de la economía.
En este contexto uno de los sectores que tiene que arreglárselas, como todos, con lo que tiene y ser resiliente a los imprevisibles cambios de escenarios es el automotriz. Así, la cantidad de vehículos patentados a lo largo de 2018 se desplomó 10,9% con relación a 2017, según las estadísticas de la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (ACARA) que se conocieron la semana pasada. En ese sentido, detalló que el año pasado se completó con una cifra total de 802.992 patentamientos, mientras que en 2017 el número había sido de 901.005 unidades. "Completamos el año más cambiante de nuestra historia", consideró el presidente de ACARA, Dante Alvarez en un concepto que está en línea con esas dos partes en las que se dividió el 2018, la primera con crecimiento, la segunda con recesión que dejó un sabor de boca muy amargo más allá de que el colchón del primer semestre maquilló el balance.
No obstante, un análisis del diario Ambito Financiero dio un giro sobre el comportamiento de la industria automotriz y en especial el consumo del mercado interno a lo largo del pasado año. En un país en crisis, el 0 km más vendido cuesta $1.700.000 fue el título de ese artículo con el que dejó en evidencia que la pick-up Toyota Hilux lideró las ventas de vehículos durante 2018. Llama la atención, sostiene, que en un mercado en crisis por la caída del consumo y del nivel de actividad económica el modelo con mayor demanda cuesta 878 mil pesos en su versión más económica y casi 1.700.000 en la versión tope de gama. Además de las cuestiones relacionados con la confiabilidad de la marca japonesa y nivel de prestaciones de sus vehículos, también explica este resultado el buen primer semestre del campo y la demanda de la creciente industria energética del petróleo y el gas.
Ahora la pregunta es qué clase de año será 2019 para la industria automotriz. ¿Será bipolar como el año pasado con un primer tiempo en el que se lució y estaba para golear o con un segundo tiempo dominado por la crisis? ¿O directamente será peor como pinta a esta altura? Si la campaña agrícola termina finalmente confirmando en la realidad las estimaciones favorables, quizás ayude a mejorar el clima de los negocios para las castigadas concesionarias y fábricas. Le darán algo de oxígeno para ir tirando. En cambio, el resto de los rubros productivos no ofrecen hoy perspectivas alentadoras, la industria y el comercio están por el piso procurando tener más vidas que un gato para sobrevivir a tantos golpes.
Pesimista, el presidente de Fiat Chrysler Automobiles en el país, Cristiano Rattazzi, pronosticó a fines de diciembre pasado un achicamiento del mercado automotriz en torno al 25 por ciento. Dijo que en 2019 se venderán 600.000 unidades, bastante menos que las 800.000 del 2018. De todos modos, el empresario que se presenta como un defensor del gobierno de Cambiemos sugirió no dramatizar la situación económica porque no es comparable con otros momentos de profunda depresión como la registrada en el 2002, cuando apenas se patentaron 89.000 autos. Enero, que ya está rodando, será un termómetro de lo que podrá pasar a lo largo de los doce meses del 2019, con elecciones provinciales y nacionales intercaladas.